Su nombre es Nobuyuki Tsujii y es un pianista y compositor
japonés de 24 años. Dicen que cuando contaba con tan sólo 2 años ya tocaba
las escalas musicales en un pequeño piano. El músico, dotado de una memoria
prodigiosa (Tsujii es ciego), es capaz de aprender conciertos enteros de oído. Aquí interpreta Campanella, obra del genial violinista
Niccolò Paganini, y que fue adaptada para piano por otro genio, Franz Lizt. Era tal el virtuosismo de Paganini y la dificultad de sus interpretaciones, que se extendió
la leyenda de un “oscuro pacto diabólico”, y decían que el mismísimo Diablo movía
sus dedos. La leyenda se acrecentó al encontrar en sus manuscritos una
misteriosa anotación que se repetía y ponía: “Nota 13” . Lizt no se quedaba atrás,
ya que cuentan que era capaz de alcanzar dos octavas del piano con cada mano. Por cierto, Giuseppe Tartini, violinista italiano compuso una obra titulada el Trino del Diablo. Quizá en otra ocasión hablaré sobre los misterios en la música.
Para algunos, Tsujii está tocado con la Gracia Divina,
aunque mueve endiabladamente los dedos, son ellos, los dedos, los que parecen
tener vida propia en esta interpretación, sin duda, una de las mejores
interpretaciones de Campanella que
corren por la Red, no me extrañan los 3 minutos de aplausos. Fíjense en las
manos cuando está saludando, para mí que siguen tocando.
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