Por Mora Cordeu,
Agencia Télam (2011)
En Siete guerreros
nortumbrios, el investigador Martín Hadis descifra el significado de las
frases e imágenes de la lápida de Jorge Luis Borges para revelar qué
importancia tuvo el coraje en su obra y cómo se refleja en su vida emocional e
intelectual el aprendizaje de dos lenguas: el inglés antiguo y el escandinavo
antiguo.
El monumento de piedra (ubicado en el Cementerio de
Plainpalais en Ginebra) diseñado por María Kodama -el libro incluye una
entrevista a la viuda- parece a primera vista engañosamente simple.
"En el anverso hay un grabado de siete guerreros -la
piedra de Lindisfarne- que avanzan en fila con sus armas apuntando al cielo.
Debajo de ellos una inscripción enigmática en inglés antiguo: and ne forthedon na (Y que no temieran),
de La Batalla de Maldon. Más abajo, las dos fechas 1899-1986 y una cruz de
estilo celta", escribe.
"En el reverso -que referencia al amor y la eternidad-
aparece una nave vikinga con sus velas henchidas por el viento. Sobre ella,
otra inscripción en nórdico antiguo: Hann
tekr sverthit Gram ok leggr í methal theiera bert (Tomó la espada Gram y la
colocó entre ellos desenvainada). Pertenece a la Volsunga Saga (de mediados del
siglo XIII).
"Este libro – ed. Emecé- es el resultado gradual de
años y años de investigación y no tengo una fecha en que lo haya comenzado. Hay
un artículo que lleva el mismo título que salió hace quince años. Ese fue un
precedente", dijo.
Martin Hadis (Buenos Aires, 1971) es escritor, investigador
y docente. Estudió literaturas germánicas comparadas en la Universidad de
Harvard y realizó una maestría, en Antropología Cultural en la Universidad de
North Texas.
Es coautor del libro Borges
profesor, que recopila el curso de literatura inglesa dictado por Borges en
la UBA y autor de Literatos y excéntricos: los ancestros ingleses de Borges,
que revela la genealogía británica del escritor.
El inicio de las investigaciones sobre la lápida es de 1996,
y "después fue como un eje que quedó ahí. Encontraba algo y decía: “esto
tiene que ver con la lápida”. Siempre estuvo presente -insiste- era un lugar en
mi mente donde se iban acumulando hallazgos fascinantes".
Así, Hadis fue uniendo datos "algunos contrapuestos,
que al final terminan por conciliarse. Y para esa armonía final Borges usa La
Batalla de Maldon", adelanta el investigador sobre el poema que conmemora
una batalla en Essex, Inglaterra en el año 991.
Lo que uno ve de manera permanente en el libro, advierte
Hadis, "es una armonía entre lo intelectual y lo emocional que se
entrelazan de manera permanente. En los últimos días de su vida, Borges
disfrutaba leyendo la Batalla"
Este vínculo de Borges con el inglés antiguo y con la
literatura escandinava tienen una larga data, subraya el estudioso y recuerda
que el padre del escritor le regaló en 1910 La
Volsunga Saga, una de las favoritas de Borges y, sin duda, "aquella
con la que tomó primer contacto con el mundo germánico medieval".
A los 55 años emprende el estudio del inglés antiguo cuando
queda totalmente ciego "como una manera afectiva de elaborar la pérdida de
la vista".
"Son lenguas que marcan la obra del autor de El Aleph, como esas metáforas
germánicas, las kenningar, que se entreveran con los versos orilleros de
Evaristo Carriego y en la milonga de Jacinta Chiclana, lo más criollo que
escribió", define.
Las sagas se relacionan con Carriego "y además todo
este intento de enhebrarlas habla de la discordia de su linaje, otro tema
central y otro de los motores de su creación".
"Y una cosa se concatena con la otra, y el libro fue el
resultado de un decantamiento, de maduración, de conocimiento. Lo fui viendo
desde distintas perspectivas", reflexiona.
¿Cómo llega a unir lo anglosajón con lo criollo, la herencia
de su abuelo paterno, el coronel Francisco Borges, y la de su abuela paterna
inglesa, Anne Haslam?
"Buenos Aires para Borges era una ciudad mitológica, el
culto del cuchillo y el coraje. Y esa mitología que él creó -apunta- pienso que
está inspirada en una búsqueda interna, de lo épico, de lo mítico".
Varias de sus pasiones centrales están ahí, remarca el
investigador: el coraje, su admiración por lo sajón y lo escandinavo es algo
ancestral, y la combinación con lo criollo, está todo enhebrado", repite.
La presencia de la cruz también representa un conflicto,
"otro motor de su literatura, el hecho de haber tenido profundas
inquietudes espirituales y, paradójicamente, no haber sido un hombre de fe. Hay
un poema de Cristo en la cruz, que está en el libro de Los conjurados y dice: `Y seguiré buscándolo hasta el último día de
mis pasos en la tierra`".
Es increíble constatar, "a mí me impresiona que de una
lápida tan sobria -dos docenas de palabras y dos imágenes- salgan tantas
asociaciones, conexiones con la obra de Borges, con su vida, senderos
infinitos, porque mañana otra gente con estos puentes tendidos en el libro
puede encontrar nuevos significados. Es como haber tocado el núcleo",
arriesga.
Para Hadis, estos senderos se van a seguir bifurcando como
lo dice la lápida, con imágenes que no se cierran nunca, al ser resignificadas
de manera permanente.
"Lo que me queda después de escribir el libro es una sensación
de misterio. Pienso: “estos símbolos, a qué más me van a llevar, porque los
puentes están solidamente tendidos".
"Tengo la intuición que en la lápida está encerrado
todo lo intangible de la obra de Borges, también el futuro, lo que el tiempo va
a ir transformando y recreando de maneras insospechadas", finaliza el
investigador.
FUENTE: La Voz
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