MOISÉS LÓPEZ: “PARA NOSOTROS,
EL CONSUMO ES UN DERECHO”
Por
Javier Coria. Fotos: Francesc Sans
En varios países del mundo está
abierto el debate sobre la regularización del uso de la marihuana. Incluso
autoridades sanitarias hablan, como las de la Generalitat de Catalunya, de las
ventajas de una regulación y las desventajas de la situación actual, desde el
punto de vista de la salud pública. Todo esto dentro del auge de las
asociaciones cannábicas que en España son unas 600, la mitad de ellas están en
Catalunya. Hablamos con Jaime Prats y Moisés López, editores de la veterana
revista Cáñamo.
La revista Cáñamo nace en 1997,
con el objetivo de ser el portavoz de un movimiento social por la legalización
del cannabis. ¿Cómo está la cuestión?
Jaime
Prats: Hay una ley de 1967, que siguiendo un mandato de la ONU, incluyó el
cannabis en la lista de sustancias prohibidas, pero había tolerancia para la
tenencia siempre que fuera para el consumo propio. Fue hasta la Ley Corcuera de
1992, que se inventó el concepto de “tenencia ilícita”…
Sí hay “tenencia ilícita”, esto
debe ser porque hay una tenencia lícita…
Jaime
Prats: Claro que no, esta es una de las muchas incongruencias que hay en este
asunto. Como te decía, tras la ley toda tenencia era ilícita y te sancionaban
con multas que iban, y van, desde 300 hasta 3.000 euros. Como protesta por
esto, se legalizó en Catalunya la Asociación
Ramón Santos de Estudios del Cannabis (ARSEC) –Ramón Santos fue un abogado
que defendió ante los tribunales a los consumidores de sustancias prohibidas-,
que es la primera asociación cannábica legalmente constituida. Los objetivos de
la asociación es reclamar una regularización del consumo y la autoproducción
para acabar con el mercado negro, la adulteración y el envenenamiento del
producto, que en un marco legal y regularizado, se evitaría todo esto. Queremos que todo el mundo tenga la
información para decidir y escoger con responsabilidad.
Claro que un mercado ilegal
supone mucho dinero negro en movimiento, un dinero sin control que quizá esté
en el fondo del mantenimiento de la prohibición, pero… ¿Cómo encajó esta
asociación con el marco legal existente?
Jaime
Prats: Sí, sí. Sobre la asociación, la inscribimos en el registro de
asociaciones de la Generalitat de Catalunya. En principios quisimos registrarla
como asociación de consumidores, pero el registro civil nos dijo que eso era
apología del consumo, por lo que la registramos como una asociación de
estudios. En fin, una muestra más de la hipocresía y la estrechez moral con la
que nos encontramos a diario en esta lucha. A partir de 2001, se fundó el
club de consumidores de cannabis, que
nació en torno a los trabajadores que hacemos la revista Cáñamo. Pero en 2005, podemos decir que hubo un boom de los clubes
de fumadores. Sobre todo a raíz de que un club de Bilbao consiguió que un juez
le devolviera la hierba que había sido requisada por la policía. Esto hizo que
la gente se sintiera un poco más segura.
La asociación contó con 10
socios fundadores, pero en 2001, ya contaba con 3.000. Los estatutos
legalizados sirvieron como modelo para otras asociaciones cannábicas que
aparecieron por todo el territorio español. ¿Cómo funcionan estos clubes de
fumadores?
Jaime
Prats: Aquí en Barcelona debe haber unos 300, y el consumidor es socio de todos
los clubes. Están registrados y pagan sus impuestos, en cambio son pocos los
que reconoce el Departamento de Justicia. En una última circular de la Fiscalía
decían: “Los clubes cannábicos pueden moverse en un marco muy estrecho”, esto
es lo que les decían a fiscales y policías. Los socios de los clubes son
mayores de edad, pagan una cuota para sufragar el autocultivo y a los empleados
que se encargan de ello. Hay consumidores lúdicos, pero también terapéuticos.
Se pagan impuestos, se sacan consumidores de las calles, se garantiza que el
producto no sea adulterado…
¿Pero la policía está cerrando
algunos de estos clubes?
Jaime
Prats: Sí, es una lucha continua. Hablas con policías sobre lo que hacemos y
nos comprenden, pero luego vienen y se llevan las plantas. Nosotros decimos que
primero debería ser un juez el que dictamine si lo que hacemos es malo. Estamos
pidiendo al Ministerio de Interior que cambie estos protocolos, pero hasta
ahora no lo hemos conseguido.
¿Quieres decir que la policía
actúa sin orden judicial?
Jaime
Prats: Sí, en la mayoría de los casos, es así.
Moisés
López: Sí, la circular de la Fiscalía que te contaba Jaime, que se emitió en el
mes de agosto de este año, fue la que dio alas a los fiscales y policías para
estos controles indiscriminados.
¿Hay algún tipo de regulación
del autocultivo para consumo propio?
Jaime
Prats: No, no hay nada. Según la Fiscalía toda plantación es ilegal.
Moisés
López: Tienes que tener permiso de la Agencia del Medicamento.
Jaime
Prats: Esta es otra incoherencia, porque nosotros pedimos ese permiso. Según
plantean nuestros estatutos legales y como asociación registrada de
consumidores, solicitamos el permiso a la Agencia del Medicamento para la
producción de plantas de marihuana para el consumo de nuestros socios. Todo
legal, sin ánimo de lucro, con una demanda establecida, y esa producción
estaría en función de esta demanda interna de los socios. En fin, la cuestión
es que la Agencia del Medicamento nos dice que no se siente competente para
respondernos, no es que niegue, es que no nos admite a trámite la pregunta.
Mientras la Fiscalía y la policía nos dice que tenemos que pedir permiso a
dicha agencia para nuestros cultivos, la Agencia nos dice que ella no está para
dar permiso a la gente o asociaciones que consumen, están para dar permiso a la
industria farmacéutica. Esta es la incoherencia y el limbo legal en que nos
encontramos. Además ahora, con la gran proliferación de clubes de fumadores
están preocupados, quieren meterle mano pero no saben cómo.
¿Y qué dicen los políticos?
Jaime
Prats: Nosotros hemos hablado con todos. Con la consejería de Interior de la
Generalitat, con la Dirección Nacional de la Policía, con los Mossos
d’Escuadra, nos hemos reunido con todos los partidos políticos. Mira, yo tengo
más de 50 años y soy un consumidor consciente y responsable desde hace muchos
años, sé lo que quiero, y todo esto me parece ilógico. La semana pasada estaba
en Holanda, país pionero en estos asuntos, y ahora también quieren dar marcha
atrás en algunas cosas, pero en este caso sí que se plantean regularizar las
plantaciones controladas en algunos municipios. Todo esto debe hacer con la
trazabilidad, que las plantas que se produzcan, no puedan ir a un mercado
desconocido, aun colegio, por ejemplo.
En Estados Unidos, que es la punta de lanza en la llamada guerra contra
las drogas, resulta que en Colorado, Washintong y California ya está el uso
lúdico permitido. En Uruguay es legal.
Nosotros presentamos un código de buenas prácticas, y con las leyes actuales,
podríamos tener cabida, sin cambiar ninguna ley, aunque para recoger el sentir
de muchos sectores de la sociedad, habría que cambiar leyes a largo plazo.
Incluso cuando hablamos con Sanidad, nos dio la razón, porque se podría evitar
riesgos sanitarios en la población. Con una visión más progresista de las leyes
actuales podríamos evitar que se nos molestara. Hay asociaciones, por ejemplo,
con 10.000 personas registradas, que con la ley actual podrían ser declaradas
ilícitas, lo cual es una barbaridad.
¿Y fuisteis al Parlamento de
España en 2001?
Jaime
Prats: Sí, y aunque es una anécdota, estuvimos en una comisión enseñándoles a
sus señorías cómo se liaba un porro, les enseñamos la diferencia entre la
marihuana y el hachís, las porquerías que llevan por culpa de la ilegalidad…
Los políticos todos, nos dan la razón, pero no saben cómo hacerlo, y nosotros
sí.
¿Y sí se legalizaran más
seriamente los clubes de fumadores?
Jaime
Prats: Pues el Estado podría recaudar el 25% de impuestos de los clubes más
grandes, que no tendrían que revertir en sanidad, porque no hay ningún problema
de sanidad entre los consumidores, podría ir para escuelas, la investigación
contra el cáncer, carreteras… Con las leyes que hay, se podría funcionar hasta
cierto nivel, pero, repito, habría que cambiar las leyes.
Jaime Prats y Moisés López
Claro que las mafias y el
tráfico ilegal se verían mermados, y quizá hay muchos intereses en que esto no
acabe.
Jaime
Prats: Por ejemplo.
¿Y la vía terapéutica?
Moisés
López: La vía terapéutica tiene sentido en Estados Unidos porque allí el
consumo era, o es en algunos Estados, un delito muy grave. El uso terapéutico
ya está contemplado, pero nosotros luchamos por derechos, para nosotros, el
consumo es un derecho. Nuestro activismo es para que sea legal la utilización
del cannabis en el ámbito lúdico, industrial y terapéutico, y hasta
alimentario, si quieres.
¿Y al final, se acabará con la
prohibición?
Jaime
Prats: Para eso estamos aquí, las cosas han cambiado mucho. A través de nuestra
revista hemos conseguido aglutinar a mucha gente, quitarles el miedo a los
consumidores. Las sociedades siempre van
por delante de las leyes. Queremos derogar la ley 17/1967 y reinterpretarla
para los tiempos modernos.
Publicado originalmente en la
Revista Rambla
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