HISTORIA DEL MONASTERIO
Apenas quedan vestigios del
primitivo conjunto monasterial románico fundado por el rey navarro Don García el
de Nájera y su esposa Doña Estefanía de Fox, hija de los Condes de
Barcelona. La fundación, en el siglo XI, tiene unos orígenes legendarios que
nos hablan de una cueva, verdadero embrión del monasterio, y una talla de una
Virgen sedente. Don García reinó desde el año 1035 al 1054, año en que murió en
la Batalla de Atapuerca enfrentándose a su hermano Fernando I, conde de
Castilla.
Recibió el trono de su padre el
rey Sancho III el Mayor como primogénito legítimo y según el derecho
público pirenaico. Y no, como se creyó durante un tiempo, por un reparto entre
los hijos del rey Sancho. Fue con el rey
Sancho, uno de los monarcas más importantes de la Reconquista, cuando la ciudad
de Nájera tuvo su mayor esplendor. Se celebraron Cortes y se otorgó el Fuero de
Nájera, origen de la legislación Navarra y base del derecho nacional. Se acuñó
la primera moneda de la Reconquista y se establecieron hospitales y hospederías
convirtiendo a Nájera en una importante etapa de la Ruta Jacobea. Fue también
el rey Sancho el introductor de la norma benedictina en los monasterios
españoles que hasta entonces seguían las visigóticas, También mantuvo contactos
con la orden de Cluny y su hijo García prosiguió enviando a dicha abadía importantes
limosnas.
Exterior del claustro y vista de la torre monacal
Interior de la iglesia del monasterio
Cuentan que fue, en una jornada
de caza del año 1044, cuando Don García encontró una talla de la Virgen con el
Niño acompañada de otros elementos como una campana, una lámpara y unas
azucenas. Precisamente, las azucenas nunca faltan acompañando a Santa María La
Real, la talla policromada prerrománica de tipo bizantino que se conserva en
una cueva del monasterio. Dicha imagen fue consagrada en el año 1056. El rey de
Castilla Alfonso VI entregó el monasterio a los Benedictinos de Cluny en 1079.
Entre los años 1422 y 1453 el monasterio fue reconstruido en estilo gótico
siendo prior Don Pedro Martínez de Santa Coloma. La real orden del 17 de
octubre de 1889, lo convirtió en monumento nacional. Desde 1895 está habitado
por los monjes Franciscanos.
UN RECORRIDO POR EL MONASTERIO
Con la idea vertebradora de la Civitas
Dei (la Ciudad de Dios) de San Agustín, podemos hacernos una idea del mundo
espiritual y físico que se vivía en el interior de los monasterios
medievales. Si la iglesia es el lugar
para orar a Dios, el monasterio sería el lugar para estar con Dios, y en
definitiva ser partícipe de lo Sagrado, ser Dios como dijeran San Bernardo de Claraval o San Juan de la
Cruz.
En el monasterio se unen varios
conceptos e ideas. Desde las espirituales, simbólicas o filosóficas,
representadas por la iglesia o los lugares de rezo, hasta los lugares dedicados
al saber, la ciencia y el arte, como son sus bibliotecas, sus boticas o los
Jardines Secretos (Hortus Conclusus),
los huertos donde los monjes cultivaban sus hierbas para realizar medicamentos y licores. El claustro era el
lugar de recogimiento, meditación y silencio, al contrario del locutorio, el
lugar de la palabra, del contacto con el exterior. Pero también el claustro fue
lugar de enterramientos y con una función muy práctica, servir como zona de
tránsito entre las distintas dependencias del monasterio entendido como una
unidad de trabajo. No en vano, la vida europea giró entorno a sus monasterios
donde se concentraban los mejores profesionales de su época.
Claustro inferior
Coro monacal, con la sillería y las pinturas
Sepulcros de los reyes de Nájera-Pamplona
El visitante puede recorrer el Claustro
de los Caballeros, una joya del gótico y del plateresco que data de
mediados del siglo XVI. Con dos plantas, recoge diversas tumbas como las de
Doña Mencía López de Haro, reina de Portugal,
Don Diego López de Haro y su esposa Doña Toda Pérez de Azagra. En el Panteón
Real, bajo el coro, se encuentra el panteón de los reyes fundadores del
monasterio y el mausoleo de Doña Blanca de Navarra entre otros. Otros lugares
que se pueden visitar son El coro, con las famosas tallas de sillería de
los maestros judaizantes Andrés y Nicolás y que data de finales del siglo
XV del gótico flamígero. La Iglesia con
su retablo central barroco que data del siglo XVIII y resume la historia del
monasterio, la Escalera Real de
cúpula renacentista o lugares al que hay que acceder con permisos como el Triforio,
desde donde se puede tener una vista aérea de todo el conjunto. Y como no, la Cueva
fundacional.
© JAVIER CORIA
FOTOS: Wikimedia
Commons
Menuda preciosidad, un sitio que lo añadire a mi agenda sin duda.
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