HISTORIA DE LAS FICCIONES ESPACIALES
EL CASO ESPAÑOL
Podemos encontrar algunos ejemplos tempranos del género fantástico, como el Libro áureo de Marco Aurelio publicado clandestinamente y escrito por el monje franciscano Antonio de Guevara en 1528.
La aventura de Clavideño, el caballo volador de madera que montan el Ingenioso Hidalgo y su escudero en la segunda parte (cap. XLI) de El Quijote de Miguel de Cervantes publicado en 1615. Hay autores que incluso apuntan a algunos pasajes donde se describen objetos prodigiosos en la Crónica Sarracina, manuscrito de 1430 de Pedro del Corral o algunas obras de Francisco de Quevedo como precedentes del género, cosa discutible por otra parte.
Pero no será hasta la década de los setenta del siglo XIX cuando se produzca un verdadero auge de la ficción seudo-científica que descollará definitivamente a finales del siglo XIX y principios del XX con los comienzos de la novela popular y la publicación de los folletines.
Los ecos de algunas obras de Mary Shelley, de Edgar Allan Poe, Julio Verne, H.G. Wells o los populares trabajos de divulgación científica y las ficciones de Camille Flamarion tuvieron gran influencia en los comienzos del género en nuestro país, pero en otros casos, fueron los españoles los primeros en tratar algunos temas como es el caso de la máquina del tiempo. Aquí veremos ejemplos de algunos, hay muchos más, de los pioneros de las ficciones espaciales y científicas en España.
Miquel Estorch Siqués (1809-1870). Abogado, escritor, matemático y astrónomo aficionado nacido en Olot (Girona), publicó entre 1856-58 Lunigrafía, o sea, noticias curiosas sobre las producciones, lengua, religión, leyes, usos y costumbres de los lunícolas, con el seudónimo de Krotz. En esta obra, publicada en varios capítulos, hay una amarga crítica del reinado de Isabel II y tiene la virtud de ser de las primeras ficciones que imagina el viaje a la Luna en el interior de una bala de cañón, método que repetiría años más tarde Julio Verne entre otros.
Antonio de San Martín (1841-1887). Este autor de folletines coruñés, progresista y lector impenitente de la obra de Quevedo, pensó que si Verne había viajado a la Luna él lo haría a Júpiter. Un viaje al planeta Júpiter: aventura del Marqués de Belmonte se editó en 1871 por entregas. En esta obra se cuenta la aventura de un noble gaditano que después de un desengaño amoroso, parte hacia Júpiter en un globo acompañado de un astrónomo chino. En el trayecto el noble sueña con la llegada a Júpiter, llegada que no sabremos si es real hasta el final de la novela.
Juan Pérez Zúñiga (1860-1938). El autor de los famosos Viajes Morrocotudos nos ha dejado uno de los viajes a la Luna más desternillante. Publicado en 1905, Seis días fuera del mundo: Viaje involuntario, nos cuenta como el propio Zúñiga recibe la visita de un estrambótico personaje que busca el apoyo del literato para poner en práctica una alocada aventura, viajar al espacio con un dispositivo de su invención que se sustrae de la gravedad (¿quizás la “cavorita” de Wells?) y puede hacer elevarse a un cajón. Los intrépidos viajeros salen al espacio montados en un armario y con un jamón como avituallamiento. Después de muchas peripecias que incluyen luchas con los “venustianos”, una necesidad fisiológica hace que los expedicionarios se posen en la Luna para evacuar aguas mayores siendo, que sepamos, los primeros hombres en dejar tan singular presente en la bella Selene.
CONTINUARÁ…
© JAVIER CORIA
VIAJES LITERARIOS AL ESPACIO (I)
VIAJES LITERARIOS AL ESPACIO (II)
VIAJES LITERARIOS AL ESPACIO (III)
VIAJES LITERARIOS AL ESPACIO (IV)
NOTAS:
Artículo publicado originalmente en la revista Barsoom nº 1, diciembre de 2006.
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