He aquí una de las deliciosas postales que tengo en mi colección y que me encanta buscar por las librerías de viejo y ferias. Son las fotos “eróticas” que encendían a nuestros abuelos. Ésta en particular está iluminada –coloreada- con anilinas, acuarelas líquidas.
Aunque no se lo crean, yo aprendí esta técnica y otras más de lo que se llama el “retoque químico y manual” con un gran artesano del retoque, Xavier Barrionuevo. Pinceles de pelo de marta; cuchillas; tintas Spotone; ferricianuro potásico; anilinas; aerógrafo, gouache amarillo, magenta y cyan; etcétera. En fin, una larga lista de utensilios y muchas horas de trabajo que hoy se solucionan, por suerte, con un clic en el ratón de nuestro ordenador, computadora que dicen mis amigos del otro lado de océano. Pero que quieren que les diga, cuando Barrionuevo nos hacía poner nuestra bata blanca, nuestros guantes de algodón con los dedos índice y pulgar de la mano derecha cortados para agarrar bien los pinceles… yo me sentía como un restaurador del Museo del Prado, aunque estuviera dando un puntito de anilina azul celeste en el iris de un ojo que un golpe de flash mal utilizado había convertido en los molestos “ojos rojos”. Por otro lado, se imaginan que pudiera identificar a la modelo de la foto… Historias del abuelo cebolleta, ustedes perdonen.
http://www.bcn.cat/arxiu/fotografic/expos.html
© JAVIER CORIA
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