Supuesta hermandad -no tenemos pruebas fiables de su existencia- secreta de bandidos que operó en España desde mediados del siglo XV y más tarde en las colonias. En el siglo XIX lucharon contra la invasión napoleónica e incluso adquirieron un sesgo liberal. Precedente de la Camorra napolitana, no por casualidad ésta se creo en la época en que Nápoles pertenecía a la Corona de España. La Garduña floreció en las épocas de expulsión de los judíos (1492) y de los moriscos (1609).
Las bandas de ladrones contaban con la protección de algunos jueces y alguaciles corruptos que aprovecharon las persecuciones a “los infieles” para incautarse de sus bienes. Se dice que los garduños simulaban ser una organización religiosa y ofrecían por ello parte de sus botines a la Inquisición. A modo de Corte de los Milagros, los conjurados tenían unas guaridas donde realizaban sus reuniones y ritos de iniciación, en ellas el Gran Maestro dirigía a los fuelles y coberteras, encargados de la información, las sirenas encargadas de seducir a las víctimas masculinas, los floreadores que robaban, los postulantes que cobraban los impuestos de “protección” o los punteadores que cometían los asesinatos.
Imbuidos del esoterismo de la época, la organización tenía unos grados que los iniciados debían ir superando para conocer los toques, las palabras de paso y las señales que tenían para reconocerse entre ellos. Una de estas señales eran tres puntos tatuados en la mano que luego la camorra napolitana adoptaría y algunas organizaciones carcelarias. No tenían documentos escritos pero, la vanidad de sus últimos maestros y capataces, les hizo relatar sus hazañas en el llamado Libro Mayor escrito por el garduño Alfonso Cortina. Este fue utilizado como prueba y el citado y sus lugartenientes fueron ejecutados en la plaza Mayor de Sevilla el 25 de noviembre de 1822.
NOTA: Algunos historiadores dicen que hubo documentos garduños en los archivos de Toledo y Sevilla, pero nunca se han encontrado o hecho públicos, por lo que hay autores que discuten la existencia real de esta sociedad secreta. Quizá sea una mezcla de mito y realidad. La verdad es que existieron organizaciones de maleantes y, muchas de ellas, tenían una organización sectaria y con simbología esotérica. Lo más increíble es que se mantuvieran durante siglos, como en el caso de que nos ocupa. El Diccionario de la Real Academia Española recoge, en su segunda acepción, la palabra “garduño” como “ratero que hurta con maña y disimulo”. A Alfonso Cortina lo ejecutaron ya que era el propietario de una casa donde se cometió un crimen y apareció como culpable junto a otros cómplices. Lo que hasta ahora no se ha podido probar, aunque hay crónicas antiguas que lo cuentan, es que en los registros apareciera el llamado Libro Mayor o Crónicas de la Garduña. En fin, yo plateo los datos y las diferentes opiniones y que cada cual saque sus conclusiones.
© JAVIER CORIA
Impresionante, Javier
ResponderEliminar¡Geacias! Álvaro.
ResponderEliminarMuy interesante. No conocía la Garduña (hay tanto que no sabemos de nuestra propia historia). La verdad es que con este transfondo se pueden conseguir excelentes ideas para relatos (¡La chispas saltó!)
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