AL FINAL, LA POLÍTICA
Garibaldi fue elegido diputado a la Asamblea Nacional Francesa y también fue diputado en el parlamento italiano, cargo al que renunció por no seguir las ideas republicanas por las que luchó. Siguió escribiendo y, a pesar de su menguada economía, sus diferencias con el gobierno le llevaron a rechazar una pensión del estado, pensión que aceptó en 1876 al entrar un gobierno de izquierdas. La última mujer con la que convivió, Francesca Armosino, le dio tres hijos. Un caluroso 2 de junio de 1882 el llamado León de Caprera dio su último rugido.
EL “RISORGIMENTO” DE LA IDENTIDAD NACIONAL
Tras la campaña de Italia de Bonaparte en 1796 y la ocupación del norte del país, se crearon las Repúblicas Italianas que copiaban mecánicamente la Constitución francesa, dejando atrás el Antiguo Régimen. La simpatía por el ideario liberal y democrático de la Revolución Francesa facilitó la conquista, la abolición de los derechos feudales y eclesiásticos contribuyó a ello. Durante esta ocupación se intentó una primera reunificación de Italia que fracasó, pero el continuo robo de obras de arte por parte del los ocupantes y sobre todo los abusivos impuestos encendieron los ánimos de la población que les llevaron a las sublevaciones de 1799. Tras el desastre de Waterloo en 1815 acabó la ocupación francesa de Italia y el 9 de junio de ese mismo año, tuvo lugar el Congreso de Viena que supuso la vuelta de los soberanos y el absolutismo a los llamados Estados Restaurados dejando un mapa de Italia partido en pequeñas monarquías absolutistas.
Periódico Il Risorgiment fundado por Cavour
A la Restauración le siguió El Risorgimento (1815-1870) político y literario que fue un movimiento influido por el Romanticismo y sobre todo por el espíritu de la Revolución Francesa. Fue un proceso de modernización entre un sur aristocrático y arcaico y un norte con una naciente industria y una burguesía conectada con los movimientos revolucionarios europeos. La importancia de las comunicaciones terrestres como el tren, fueron cruciales para el desarrollo económico y el intercambio de mercancías pero, en una Italia dividida, esto también fue una fuente de conflictos, si para la burguesía era una necesidad económica, para algunos monarcas el ferrocarril era una forma rápida de movilizar a un ejército, para el papa Gregorio XVI era una forma de facilitar la llegada de las peligrosas ideas revolucionarias. Esto también fue el motivo por el que la burguesía capitalista y una parte pequeña de la aristocracia, vieran en la lucha política por la unidad y la independencia de su país una forma de defender sus intereses económicos y políticos.
Giuseppe Verdi lanzó mensajes políticos nacionalista, subyacentes en óperas de gran éxito como su "Nabucco" (1842)
El papa Gregorio XVI
El Risorgimento literario también fue decisivo en la toma de conciencia nacional. Periódicos como el radical L’Italia Giovane de Mazzini o la revistas moderadas como el Conciliatore y la Antología o los libros como I casi di Romagna de Máximo d’Azeglio, o los de Leopardi, , Giusti o Pellico con la música de Rossini y de Verdi, fueron la letra y la música del movimiento por la liberación del pueblo italiano.
EL PAPEL DE LAS SOCIEDADES SECRETAS
La oposición política estaba fuertemente reprimida en la Italia de la Restauración por lo que las sociedades secretas fueron organizaciones que se extendieron por toda Italia. Nutridas por la mediana y pequeña burguesía, miembros del ejército y liberales inspirados en la Revolución Francesa, fueron más voluntaristas que eficaces porque estaban aisladas de las masas del proletariado y del campesinado donde el grado de analfabetismo era muy grande. La masonería tuvo una presencia más efectiva ya que muchos de sus miembros llegaron a ser dirigentes de la revolución italiana. Los Carbonarios, una especie de masonería forestal, fue la cuna de muchos liberales como Mazzini, aunque luego la abandonó para fundar su propia sociedad secreta, L’Italia Giovane. Los neogüelfos también participaron en el proceso de la unificación, eran monárquicos católicos y apoyaban al Papa libre de las influencia de los jesuitas. En cambio los neogibelinos apuntaban al Papa como el escollo a salvar para conseguir la unificación.
En el lado antiliberal también funcionaron las sociedades secretas. En el Reino de Italia (1861-1914) los particularismos y la aplicación mecánica de las leyes y los impuestos del Piamonte, hizo crecer el descontento en el sur, descontento alentado por los grandes terratenientes, el clero y sectores de la población. En el continente la Camorra y en Sicilia la Mafia, se dedicaron al pillaje y a los atentados terroristas que contaban con el apoyo del antiguo Rey de Nápoles en el exilio, Francisco II. Curiosamente estos bandoleros solían refugiarse en los Estados Pontifícios. La Mafia y la Camorra por cierto, fueron organizaciones que lucharon contra la invasión napoleónica como lo hizo La Garduña en España, claro precedente de las mismas.
FIN
© Javier Coria
Artículo original de Javier Coria en la revista Clío
Publicado originalmente en la revista de historia CLÍO nº 71, septiembre 2007
Magnífico trabajo y muy generoso por su parte compartirlo. La revista Clío puede estar orgullosa de tener colaboradores como usted. Gracias.
ResponderEliminarExcelente artículo. Coincido con Anónimo. Es un lujo que nos lo hayas ofrecido de esta forma
ResponderEliminarUn poco abrumado os doy las gracias.
ResponderEliminarHola Javier, agradezco compartas tu muy eficaz síntesis histórica de la vida y obra de un super hombre como Garibaldi.
ResponderEliminarSaludos desde Buenos Aires...!