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martes, 26 de abril de 2011

DIBUJANDO LA AMARGURA


Cuadernos Ucranianos es la última novela gráfica del dibujante Igort espléndidamente editada por Ediciones Sinsentido.

Con traducción de Julio Reija y rotulación de Iris Bernárdez, el dibujo y guión son del citado Igort. Los que somos amantes de las buenas impresiones (en los dos sentidos de la palabra) y nostálgicos del offset, la fotomecánica analógica, en fin, de la labor de los impresores artesanos que aman su oficio agradecemos los esfuerzos de las editoriales que apuestan por el valor añadido que supone una cuida impresión y encuadernación de calidad. Que en este caso se cumple con creces.

En Cuadernos Ucranianos el autor nos muestra el resultado de un viaje a Ucrania y Rusia durante dos años. Un viaje geográfico, en el espacio, pero para mostrarnos un viaje en el tiempo y en los sentimientos y vivencias de los protagonistas de estas historias. Con el lápiz y una grabadora, Igort recoge testimonios estremecedores de los protagonistas y los plasma con crudeza y cierto lirismo gráfico que combina retratos descarnados, duros, con paisajes solitarios, evocadores y poéticos.


La gran hambruna provocada (Holodomor) que asoló Ucrania de 1932 a 1933, nos la explican los testigos directos, hoy ancianos. Una cuarta parte de la población ucraniana murió de hambre dándose casos de canibalismo. La época del genocidio político y cultural, de la invasión nazi, las consecuencias de la contaminación nuclear en las personas, las etapas de cierto desarrollismo y bonanza económica y el desencanto actual como refleja la carta de la imagen de abajo, pasan por estas páginas con historias difíciles de olvidar como la de Nicoláis Vasílievich o la anciana de 84 años, María Ivánovna, que cada mañana sale a la calle con su báscula para pedir unas monedas a la gente que quiere usar la balanza para pesarse.

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Son de esos libros que uno está deseando leer al final aquello: “Todo parecido con la realidad es pura coincidencia”, pero no, estamos ante un libro de testimonios reales y la realidad es tozuda como lo es la infinita maldad que tenemos los seres humanos para con nuestros semejantes. No les engaño si les digo que este es el libro (más que novela) gráfico que más me ha emocionado y entristecido en años, tristeza que aún perdura al escribir estas líneas. Les pido perdón por ello, porque no están las cosas como para amargarle el día a nadie. Pero si los libros tienen que emocionar, éste lo hace, todo está en buscar el mejor momento para enfrentarse a su lectura.



En una reciente entrevista televisada de la veterana, y admirada, corresponsal de TVE, Rosa María Calaf dijo: “No estamos informados, estamos entretenidos”, y es verdad. Sobretodo en la televisión, la noticia impacto sustituye al análisis, el abuso del “interés humano” de la noticia, en la mayoría de los casos salvo honrosas excepciones, enmascara la desidia por profundizar en las causas, origen y efecto de los acontecimientos. Todo esto lo digo porque quizá, en un futuro, serán las novelas (como alguna de Vasili Grossman, por ejemplo), las que dibujarán el fresco más realista de la historia que nos ha tocado vivir en el siglo XX y lo que va del XXI. Entre ellos estarán libros como éste, libros que perdurarán en el tiempo.

© JAVIER CORIA

SOBRE EL AUTOR:

Igort (Cagliari, 1958). Considerado como uno de los autores más refinados de la vanguardia de la ilustración, fue uno de los fundadores del grupo Valvoline, a la vez que su obra llegaba a América y Japón. Inmerso en una frenética actividad, funda numerosa revistas como Dolce vita, Fuego, Due, Black. Durante los años noventa publicó en Japón de forma regular, creando la serie Amore, ambientada en Sicilia, y Yuri, ambas editadas por la editorial Kodansha. En el año 1994 expone su creación en la Bienal de Venecia y en el 2000 funda y dirige la editorial Coconino Press. Uno de sus trabajos más significativos, 5 el número perfecto (Sins entido, 2002) se publicó simultáneamente en Italia, Francia, EE.UU., Canadá, Alemania, Holanda, Grecia, España y Portugal. También ha publicado junto a Sampayo la obra Fast Waller (Sins entido, 2005).

Blog de Igort



2 comentarios:

  1. Un libro precisamente de Vasily Grosman, Todo fluye, editado al hilo de su impresionante Vida y destino, habla precisamente de esos años de hambre en Ucrania y de cómo la gente comía hierba, barro... y todo ello no por una causa natural, una hambruna catastrófico, sino una hambruna provocada con el objetivo político de acabar con los medianos propietarios de tierras.

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  2. Sí, Miguel, los "kulaks". De rondón, la represión estalinista contra los latifundistas (expresada en un bloqueo de mercancías y en una subida de precios descomunal) que no aceptaron las colectivizaciones se utilizó para venganzas personales y muchos que fueron calificados de "kulaks" (terratenientes), en realidad eran pequeños y medianos propietarios e incluso campesinos pobres que sólo tenían una vaca para subsistir. Claro que también hubo verdaderos “kulaks” que acapararon alimentos y se enriquecieron con la pobreza de sus compatriotas. Casos parecidos tuvimos en nuestra posguerra. Aún hoy, la ONU no reconoce el “holodomor” como genocidio, por el veto de Rusia, claro.

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