Por: Catalina Gayà
La directora del Centro de Estudios de
Simbología de Barcelona, Mireia Valls, acaba de visitar el inframundo de la
ciudad y lo cuenta en un libro.
Hace casi un mes que Mireia Valls, gracias a su
último libro, La Barcelona subterránea (Ed. Mediterrània, en
catalán y en castellano), me guía por el subsuelo de la ciudad, un laberinto de
cuevas, minas, salas secretas...
-¿Cómo se le ocurre viajar al subsuelo de
Barcelona?
-Paseando por Can'Altimira, Federico González,
fundador del Centro de Estudios de Simbología, nos dijo a mí y a las mujeres
integrantes del centro que ahí había unas cuevas. Él lo había descrito en la
novela Defensa de Montjuïc per les Dones de Barcelona.
-¿Unas cuevas?
-Sí, a nosotras también nos sorprendió. Al día
siguiente, una de las mujeres regresó y encontró una sala columnata y un
operario le dijo que, al final de esa sala, había una puerta.
-Empieza el misterio...
-[Se ríe] Encontramos un colegio de monjas. La
portera nos dijo que había unas grutas, pero que, por las obras del metro, no
se podían visitar porque había habido un escape de aguas fecales.
-¿Entonces?
-Lo conseguimos a la tercera. Y encontramos unas
grutas increíbles con estalagmitas naturales, la llamada sala del eco y
hasta un espacio con una claraboya que nos dijeron había sido un acuario de
peces tropicales. Después fuimos al archivo municipal de Sarrià-Sant Gervasi.
-A buscar quién era el señor...
-Y encontramos referencias de ese hombre
misterioso llamado Josep Altimira, que en 1874 había construido una casa y un
jardín romántico que incluía las grutas subterráneas artificiales que
comunicaban la sala hipóstila con su casa. El hombre se hacía llevar sardinas y
agua de mar a un estanque. En el centro de ese estanque había un templo de
cristal con el dios Hermes.
-¿Hermes?
-Hermes, el dios que da inicio a la tradición
hermética, está muy presente en Barcelona. Es el dios mensajero, el que une el
cielo y la tierra, el que transmite la palabra, las artes, la ciencia, y el
dios del intercambio. La burguesía lo tomó como símbolo.
-Perdone, ¿qué es el Centro de Estudios de
Simbología de Barcelona?
-El centro nació hace 30 años, lo fundó Federico
González. Desde entonces hemos difundido cuáles son los símbolos fundamentales
que están presentes en todas las culturas. Hasta el renacimiento hubo una
conciencia de que el símbolo y el mito eran la base de los fundamentos de la
cultura. Con el racionalismo se perdió el recuerdo de lo que significan los
símbolos como vehiculadores de conocimiento.
-Y ese Hermes, ¿ha desaparecido?
-No, está en Argentona. Un banquero del siglo
XIX lo compró y se lo llevó al Maresme. Se puede visitar.
-¿Qué más han encontrado?
-El viaje duró un año y hemos visitado un mundo
oculto que tiene que ver con el agua y con las cuevas. Muchas de esas cuevas contienen
aguas que hoy en día están contaminadas, pero todavía las hay puras como las de
Bellesguard. Otras cuevas no se pueden visitar por todas las obras que ha
habido en la ciudad.
-Indíqueme algunos lugares que se puedan
visitar.
-El Refugio 307, que está en Montjuïc. Al
excavar se dieron cuenta de que había una fuente de agua, y por encima de esa
fuente hay una cueva. Montjuïc es la isla original desde donde partió Hércules
y de la que dijo que, al regresar de la Atlántida, fundaría la ciudad.
-En el libro explica que Barcelona es como un
gran laberinto.
-Y en el centro está la Sagrada Familia. Gaudí
ha aparecido en muchos de los lugares en los que hemos estado. Sus edificios
están ubicados en lugares en los que pasan corrientes de agua. Llegar al centro
de la Sagrada Familia y encontrar que ahí hay una cisterna y un pozo nos pareció muy significativo. Es el centro del laberinto.
-¿Qué más hay bajo el suelo?
-¡La ciudad romana está llena de pasadizos!
-¿Habrá
una segunda parte?
-Ya hay otro proyecto, pero no tiene que ver con
el inframundo.
NOTA: El
libro se editó en 2013, pero se me pasó comentarlo aquí, por lo que cuelgo esta
entrevista que en su día le hicieron en El
Periódico a la autora. Es interesante seguir la pista a la simbología hermética de Barcelona,
y a las salas hipóstilas y los lagos subterráneos donde la alta burguesía
catalana hacia sus rituales al dios Hermes y a la diosa Fortuna, que junto al
fundador simbólico de la ciudad, Hércules, decoran muchas casas del Eixample
barcelonés.
FOTOS: Todas
las fotos pertenecen a los jardines de Can Altamira.
FUENTE: http://goo.gl/EU02In
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