La historia de la afición del
conde italiano Piero Gondolo della Riva por las novelas de Jules Verne es un
viaje extraordinario que dura varias décadas. Gondolo es uno de los mayores
expertos mundiales de Verne y el mayor coleccionista de manuscritos y objetos
del escritor francés. Éste políglota, habla cuatro idiomas -entre ellos un
perfecto castellano- y tiene nociones de tres más -entre ellos del catalán-, es
el autor de prólogos y prefacios de muchas de las ediciones de las noventa y
cinco lenguas a las que está traducida la obra verniana. Hablamos con él durante
las pasadas jornadas del Primer Congreso Internacional Jules Verne de Barcelona,
donde dio una conferencia magistral sobre los escritos apócrifos del novelista
galo.
Usted lleva –no le gusta que le
trate de usted, hace años que nos conocemos, pero el protocolo me obliga- unos
cincuenta años estudiando la vida y la obra de Verne. ¿Cuándo comenzó esta
pasión verniana?
Con
trece años y medio. Como a todos los niños me regalaban novelas, en
traducciones italianas, de Verne. En aquella época, como en España, se traducía
el nombre del autor. Para nosotros era Giulio Verne, incluso había quien
pensaba que era un novelista italiano. No todas las novelas me gustaban, claro
que unas me gustaron mucho, por ejemplo “Los hijos del capitán Grant”, “La isla
misteriosa”… el misterio y los enigmas que hay en las novelas de Verne me
encantaban. Ya hablaba francés muy bien, y prefería leer las novelas en el
idioma original. Un librero anticuario de Turín tenía muchas ediciones antiguas
de Verne, de la editorial de Jules Hetzel. En Turín, y en todo el norte de
Italia, hay una cultura francesa muy grande.
"Les Frères Kip"
¿Recuerda cuál fue la primera
novela de Verne que compró?
Sí,
claro, fue una edición de Hetzel de “Les Frères Kip” (“Los hermanos kip”). Me
gustaba la encuadernación, los grabados, el olor del papel de las ediciones
antiguas, en contraposición a las ediciones modernas de la época, italianas o
francesas, que me interesaban menos. Y empecé así, yo quería tenerlo todo,
todas las novelas… con veinte años me fui a vivir a París una temporada para
documentarme sobre Verne…
¿Y ya no paró de comprarlo todo?
Sí,
pero entre los años 1999 y 2000 vendí mi colección a la ciudad de Amiens. En la
prensa se escribió que fueron 30.000 documentos, aunque nadie lo sabía con
exactitud, ni yo, ni la ciudad que compró la colección. Porque dependía de cómo
se contaran. Por ejemplo, yo tenía una colección de artículos sobre el editor
Hetzel y Jules Verne, y eran setenta volúmenes de recortes de prensa y
artículos encuadernados. Si calculas cada tomo como un documento te da una
cifra, pero si lo cuentas con los documentos que contiene te da otra cifra. En
fin, que es imposible encontrar un criterio para contar una documentación tan
ingente.
No sólo documentos y
manuscritos, compró objetos personales del novelista y de su editor…
Sí,
claro. Yo viví en la casa de los herederos de Hetzel y me vendieron muchas
cosas a lo largo de treinta años. También los muebles del despacho de Hetzel en
el “18, rue Jacob” de París, donde el editor recibió por primera vez a Jules
Verne en el año 1862. Yo tenía los sofás, los sillones y todo con el tapizado
original. Lo curioso es que también tenía un grabado de época de dicho despacho
colgado en la pared, y todos los muebles que salían en la lámina estaban allí,
en el salón de mí casa. Ahora es la “Sala Hetzel” del museo de Amiens, por
cierto.
“Sala Hetzel” del museo de Amiens
No seré indiscreto
preguntándole cuánto le pagaron por su colección. Pero ¿en cuánto se valoró?
Me
parece bien que no seas indiscreto, no esperaba menos de ti.
Digamos que dicha colección
estaba valorada en siete cifras, hablando en euros, pero sigamos. ¿Por qué
Verne sigue suscitando tanto interés?
Sin
duda es un autor muy popular, pero mal conocido. Si uno se va a Australia y
dice Jules Verne, enseguida te citaran alguna película de Walt Disney, y quizá
“20.000 leguas de viaje submarino”. El cine lo ha hecho muy popular, pero eso
no quiere decir que el público conozca a Verne, y menos que lo lea.
En España se editaban las
primeras ediciones de las novelas de Verne casi simultáneamente que en Francia…
En
Italia también, y en Alemania… esos eran los contratos que tenía Hetzel con los
editores extranjeros. Pero te diré que en Italia salió una edición pirata de
“Cinco semanas en globo” en el año 1869. El primer contrato de Hetzel y los
editores Treves de Milán datan de 1870. Quiere decir que un año antes un editor
de Vercelli (Piamonte) publicó una edición pirata cortada, le faltaban cuatro
capítulos, de “Cinque settimane in pallone”, poniendo “Cinco semanas en “un”
globo”.
Después de las primeras
ediciones que, salvo excepciones, se publicaban completas y con mucha calidad
en las diversas lenguas, proliferaron las ediciones mutiladas, versionadas,
resumidas, por lo menos en España.
Y
en Francia también. La editorial Hachette, en los años treinta y cuarenta, en
la colección “Bibliotèque Verte”, se suprimían de los libros de Verne los
párrafos o capítulos de temática científica, que eran más aburridos para los
niños, claro. Creo que eso se hizo en todo el mundo. Se puede discutir si es
oportuno o no, yo no lo sé, pero no estoy completamente en contra, porque un
niño que lea “20.000 leguas…” se encontrará con listas interminables de peces…
esto creo que es muy pesado para un lector infantil.
¿Cuál es la novela de Verne más
vendida en la historia?
Sin
duda “París siglo XX” –novela que estuvo perdida y se publicó en 1994-, que en
mi opinión es una novela muy floja. Yo estuve a cargo de esta edición, ya que la
editorial Hachette me encargó el prefacio y las notas. Se vendió bien porque es
de Verne y además habla de París en el futuro. En Francia se vendieron 200.000
copias en 15 días, y está traducida a 40 idiomas. Hetzel la rechazó porque no
le gustaba, y para mí tenía razón.
¿Hay una lectura adulta de
Verne?
Sin
duda, y una lectura universitaria, muestra de ello son los investigadores
vernianos que hay en varias universidades del mundo, y en España tenéis una
buena muestra, en la Universidad de Zaragoza, por ejemplo. Yo, que soy abogado
de formación, mi tesis fue sobre las ideas políticas y la utopía de Verne.
Fíjate, en un trabajo de derecho que presenté en 1971, cuando Jean Chesneaux
había publicado en ese mismo año “Una lectura política de Jules Verne”. Creo
que esto me ayudó, porque así pareció aceptable hablar de estas cosas, sino
creo que me hubieran dicho que Verne no entraba en la temática jurídica, aunque
Verne también era abogado.
Verne fue burgués y conservador,
pero a quién ve veleidades libertarias o de socialismo utópico en algunas de
sus obras.
El
libro más político y que quizá haya cambiado más la imagen de Verne es una
novela que fue transformada completamente por su hijo Michel: “Los náufragos
del Jonathan”. El original tenía 16 capítulos y Michel añadió 15 más, además de
cambiar totalmente la idea de base. Podemos decir que es una novela de
izquierdas, pero Verne era de derechas. En los años sesenta y setenta del siglo
XX, hubo una tendencia entre los críticos para reivindicar un Verne socialista
o de izquierdas, pero es una idea falsa. Se vendieron muchos libros con esa imagen
del revolucionario subterráneo, pero yo no creo en estas tesis.
En fin, aun estando de acuerdo
con Piero Gondolo es fácil encontrar ecos de ideas sansimonianas y cabetianas
en las primeras novelas de Verne, quizá por inspiración de sus amigos masones
como Dumas, Nadar, o su propio editor Hetzel, por no hablar de uno de sus
colaboradores, el geógrafo anarquista Élisée Reclus. Claro que estas pinceladas
de socialismo utópico de algunos de los personajes vernianos conviven con
claras referencias racistas o machistas de otros. Piero Gondolo vendió su
colección, pero puedo dar fe que sigue comprando y coleccionando. Es fácil que
cualquiera de ustedes se encuentre con éste piamontés buscando cromos, láminas
sobre Verne o del género de anticipación por librerías anticuarias de Madrid o
Barcelona, donde los libreros lo conocen como “El italiano de Verne”.
En la librería anticuaria Violán (BCN): Nicolás Moragues, Piero Gondolo, Per Johan Moe y el autor de la entrevista, Javier Coria
APÉNDICE 1: VERNE EN VIGO Y EL
DIARIO DE ABORDO
Entre
los documentos depositados en el Museo Jules Verne de Amiens, ciudad donde
residió y falleció Jules Verne, están muchas notas y los cuadernos de viajes
del escritor, que supuestamente Verne habría quemado según recogían algunas
fuentes. Piero Gondolo compró estos diarios de viajes al tataranieto de Jules
Verne, diarios inéditos y que aún están en estudio. Por ejemplo, éste redactor
tiene fotocopias de las páginas de dichos diarios que se refieren a las dos
visitas que Verne hizo a la ciudad de Vigo, en 1878 y 1884. Quizá estas
anotaciones terminen con algunas leyendas que hay sobre dicha visita. Muestra
de que la investigación verniana está viva es que, en los descansos de las
sesiones del pasado Congreso de Barcelona, el periodista vigués Eduardo
Rolland; Piero Gondolo, como descifrador de la endiablada letra de Verne, y un servidor nos dedicamos a completar
algunas partes ilegibles de las notas. Esta información se recogerá en un libro
que Rolland publicará en breve con la editorial Paganel, sello de la Sociedad Hispánica Jules Verne.
Manuscrito de la bitácora del velero Saint Michel, con las notas sobre Vigo
Publicado originalmente en la Revista Rambla (sin el apéndice 2)
APÉNDICE 2: APÓCRIFO DE VERNE
EN LA BIBLIOTECA DE CATALUÑA
Entre
las actividades del Congreso Verniano de Barcelona se organizó una visita
guiada a la Biblioteca de Cataluña. La guía era de excepción, la Jefa del Servicio
de Acceso y Obtención de Documentos, Núria Altarriba. Con ella pudimos visitar
salas que raramente se visitan si no es con cita previa. Como deferencia a los
congresistas, los responsables de la Biblioteca prepararon una sala con
primeras ediciones en francés, castellano y catalán de las novelas de Verne. Allí
pudimos hojear –con guantes- algunas rarezas como un libreto de una zarzuela
inspirada en las novelas de Verne, o las primeras ediciones en catalán que
datan de los años veinte. La anécdota de la jornada fue cuando Piero Gondolo
della Riva hizo notar que había una obra en la que figuraba Jules Verne como
autor y no lo era. Se trataba del conocido apócrifo “Un descubrimiento
prodigioso”, cuyo largo título original es: “Prodigieuse découverte ses
incalculables conséquences sur les destinées du monde”. Esta obra fue publicada
por Hetzel en 1867 bajo el nombre de X. Nagrien. Hasta el año 1966 se
consideraba que bajo este seudónimo se escondía Jules Verne, y así aparece en
varias ediciones. La investigadora Simone Vierne descubrió que el seudónimo era
en realidad de una autor llamado François-Aramand Audoin. En descargo de la
Biblioteca de Cataluña decir que son muchas las bibliotecas en el mundo, la
mayoría diría yo, que tienen catalogada esta novela como obra de Verne. El propio
Piero confesó que en Italia está cansado de hacer notar el error sin que le
hagan caso. Núria Altarriba tomó nota, claro que para cambiar los datos de
catalogación deben documentarse en una fuente escrita, y eso quizá puede ser
los trabajos que se publicaran del congreso, donde Piero Gondolo habló de esta
edición en su conferencia magistral.
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