En diciembre de 1998, en la tribuna del diario El País escribía Félix de Azúa una
pequeña pieza que, a pesar del tiempo, creo que sigue teniendo actualidad. Aquí
reproduzco el texto:
“Debían de ser las
noticias de Telecinco. Preguntaban a unos estudiantes su opinión sobre la
Constitución y era para echarse a llorar. No por la Constitución, sino por cómo
se expresaban. Casi siempre que le preguntan a un ciudadano, es para echarse a
llorar. Uno de los mozos, valenciano él, decía algo así como: "Es muy
chula, joé, pero si hay que cambiarla, pues se cambia". Luego miraba
estólidamente a la cámara y al poco añadía: "Y ya está". A veces son
los políticos quienes farfullan, o esos arcaicos al par que ubicuos
futbolistas. "Hemos venido a ganar porque necesitamos no perder para tener
los puntos porque, bueno, necesitamos ganar, así que bueno, vamos a hacer lo
que sea para no perder y a ver qué pasa". Todos los días, a todas horas se
pueden oír frases inconexas, enunciados infantiles, discursos gaseosos emitidos
por agujeros cerebrales disfrazados de autoridad. Si un número creciente de
españoles no sabe hablar es porque no sabe razonar. Por eso gritan. ¡Menuda
herencia han dejado siglos de educación nacional-católica y hordas de
ministros! Pero luego aparecía un campesino analfabeto de Honduras. Preguntado
por el incisivo reportero sobre "qué sentía al haber perdido a toda su
familia tras el huracán Mitch", este hombre con su gorro de paja entre las
manos y la cabeza gacha, respondió:
"Excuse
que no acierte a contestarle debidamente, mi pensamiento es ahora otro, vea,
¿qué voy a hacer con los sentimientos durante lo que me reste de vida?".
Cito de memoria, era mucho más limpio. Cada vez que aparece un indio, un niño
mexicano o nicaragüense, pobrísimos campesinos, familias de la miseria
suburbial latinoamericana, se expresan con toda exactitud y una viveza
cervantina. Son más pobres que nosotros, pero sólo en dinero. Lo que es en
espíritu...”
Pues bien, este artículo se utiliza hoy como prueba de
acceso a ciclos formativos de grado superior, o como material de lengua en los
institutos. Pero, por desgracia, poco o nada ha cambiado.
FUENTE: El País
PINTURA: Diego
Rivera, “Campesino cargando un guajolote”, 1944. Colección del Gobierno del
Estado de Veracruz.
Acongojada, así me ha dejado la tremenda pregunta.Hermosa frase, terrible pero hermosa.
ResponderEliminarNo la conocía.
Gracias, muchas gracias.
Muy bueno, hace pensar, y en mi caso, hasta llorar.
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