"Soñé que mi telescopio se adentraba en la noche del universo. Dejaba atrás las espadas de Orión y las miríadas de pequeñas estrellas cuyas luces iban apagándose ya en los torbellinos del espacio..."
¿A qué les suena?...
Sí, al célebre monólogo de la película de Ridley Scott "Blade Runner":
"Yo he visto cosas que vosotros no creerías, atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhäuser. Todo esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia... es hora de morir."
Como el conocido monólogo recitado por el actor Rutge Hauer con la voz prestada de Constantino Romero, no está en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, más complicada y menos hermosa que la película, en este caso, supongo que el texto fue una "inspiración" de los guionistas que adaptaron la novela. Bueno, más que adaptar, se basaron lejanamente en ella. Lo que sí parece claro, es que los señores guionistas tenían una buena base y leyeron a Kepler, por otra parte lógico, si consideramos este texto de 1634, como uno de los precedentes de la Ciencia-Ficción.
El sueño de Kepler sigue así:
"... Llegaba por fin a una región de oscuridad absoluta: La noche en cuyo vientre se oscurecían las noches de todas las edades. De pronto, en una orilla de aquel cielo perdido, el telescopio divisó una estrella enorme y solitaria. Avanzó hacia ella. El espacio se tiñó de blanco. La luz era más intensa que la luz de mil soles. Duró poco. Muy rápido, la luz se desgarró y por la grieta fluyeron anillos, planetas, ríos de lava celeste. Sentí que había asistido al nacimiento del mundo, que había visto la mano del Creador en el instante original. Luego, vi que la mano se retiraba e iba cerrando amorosamente las grietas de la luz."
Más allá de la coincidencia o anécdota cinéfila, lo interesante es que el "El sueño" de Kepler, sobre todo en la parte que dedica a Galileo, la carta que llamó: "Conversación con el mensajero de las estrellas", fue una verdadera "profecía", ya que muchas de las cosas descritas, luego las pudo ver con su mejorado telescopio que tenía treinta veces más alcance que el telescopio antiguo. Durante mucho tiempo se creyó que este texto era un simple borrador para un poema, pero hoy sabemos que era algo más...
Pero no olvidemos la cita en negrita de arriba al leer la siguiente. En 1999, unos astrónomos, hacían unas declaraciones a la prensa, el gran escritor y periodista argentino, Tomás Eloy Martínez las recogía en el periódico La Nación:
"HIGHLAND PARK, N. Jersey - Tres grupos de astrónomos llegaron hace unos días a la misma desconcertante conclusión: Más allá de todo, en los confines de las galaxias desconocidas, hay ondulaciones de una energía que actúa en sentido inverso a la fuerza de gravedad y que va sellando todos los huecos dejados por la continua expansión del universo. Los observadores, que emplean enormes telescopios asentados sobre globos estratosféricos, publicaron sus informes casi a la vez, a fines de noviembre, en Roma, en Berkeley y en Princeton. Uno de ellos explicó el fenómeno de un modo a la vez trivial y estremecedor. El universo -dijo-, que al principio era chato, está estirándose como una inmensa tela plástica. Y, tal como sucede con esas telas, la extrema tensión va abriendo fisuras y líneas muertas, que "Alguien" o "Algo", desde el otro lado, rellena con una extraña forma de energía."
¿A qué esos "espacios" que se rellenan con una extraña forma de energía recuerda al "sueño" con... "Luego, vi que la mano se retiraba e iba cerrando amorosamente las grietas de la luz."?
Lo dicho, una casualidad o causalidad, científico-poética.
¿A qué les suena?...
Sí, al célebre monólogo de la película de Ridley Scott "Blade Runner":
"Yo he visto cosas que vosotros no creerías, atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhäuser. Todo esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia... es hora de morir."
Como el conocido monólogo recitado por el actor Rutge Hauer con la voz prestada de Constantino Romero, no está en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, más complicada y menos hermosa que la película, en este caso, supongo que el texto fue una "inspiración" de los guionistas que adaptaron la novela. Bueno, más que adaptar, se basaron lejanamente en ella. Lo que sí parece claro, es que los señores guionistas tenían una buena base y leyeron a Kepler, por otra parte lógico, si consideramos este texto de 1634, como uno de los precedentes de la Ciencia-Ficción.
El sueño de Kepler sigue así:
"... Llegaba por fin a una región de oscuridad absoluta: La noche en cuyo vientre se oscurecían las noches de todas las edades. De pronto, en una orilla de aquel cielo perdido, el telescopio divisó una estrella enorme y solitaria. Avanzó hacia ella. El espacio se tiñó de blanco. La luz era más intensa que la luz de mil soles. Duró poco. Muy rápido, la luz se desgarró y por la grieta fluyeron anillos, planetas, ríos de lava celeste. Sentí que había asistido al nacimiento del mundo, que había visto la mano del Creador en el instante original. Luego, vi que la mano se retiraba e iba cerrando amorosamente las grietas de la luz."
Más allá de la coincidencia o anécdota cinéfila, lo interesante es que el "El sueño" de Kepler, sobre todo en la parte que dedica a Galileo, la carta que llamó: "Conversación con el mensajero de las estrellas", fue una verdadera "profecía", ya que muchas de las cosas descritas, luego las pudo ver con su mejorado telescopio que tenía treinta veces más alcance que el telescopio antiguo. Durante mucho tiempo se creyó que este texto era un simple borrador para un poema, pero hoy sabemos que era algo más...
Pero no olvidemos la cita en negrita de arriba al leer la siguiente. En 1999, unos astrónomos, hacían unas declaraciones a la prensa, el gran escritor y periodista argentino, Tomás Eloy Martínez las recogía en el periódico La Nación:
"HIGHLAND PARK, N. Jersey - Tres grupos de astrónomos llegaron hace unos días a la misma desconcertante conclusión: Más allá de todo, en los confines de las galaxias desconocidas, hay ondulaciones de una energía que actúa en sentido inverso a la fuerza de gravedad y que va sellando todos los huecos dejados por la continua expansión del universo. Los observadores, que emplean enormes telescopios asentados sobre globos estratosféricos, publicaron sus informes casi a la vez, a fines de noviembre, en Roma, en Berkeley y en Princeton. Uno de ellos explicó el fenómeno de un modo a la vez trivial y estremecedor. El universo -dijo-, que al principio era chato, está estirándose como una inmensa tela plástica. Y, tal como sucede con esas telas, la extrema tensión va abriendo fisuras y líneas muertas, que "Alguien" o "Algo", desde el otro lado, rellena con una extraña forma de energía."
¿A qué esos "espacios" que se rellenan con una extraña forma de energía recuerda al "sueño" con... "Luego, vi que la mano se retiraba e iba cerrando amorosamente las grietas de la luz."?
Lo dicho, una casualidad o causalidad, científico-poética.
©Javier Coria
FOTO: © Javier Coria. Macrofotografía de una roca volcánica. Luz artificial, toma directa sobre diapositiva sin retoque digital.
En un reportaje acerca de la película se comentaba que la frase de las “lágrimas en la lluvia” no aparecía en el guión y fue fruto de una improvisación del propio actor, Rutger Hauer, que se saltó lo previsto. El universo es tan inmenso que quizás hay lugar hasta para la poesía.
ResponderEliminarConozco el dato, pero parece ser que lo que Rutger improvisó, fueron los nombres concretos, ya que no recordaba los que estaban escritos en en el texto. La carta de Kepler en pura poesía, ahora también sabemos que era ciencia. Hay más poesía en la mecánica cuántica, que en los ripios de algunos vates.
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