Texto:
Javier Coria. Ilustraciones: Hans Hillmann
“A
Babe le gusta Sue. A Vassos le gustaba Sue. A Sue le gustaba Babe. Y eso no
agradaba a Vassos. Los celos minaron el juicio del griego, quien una noche
cerró la puerta de su tugurio justo cuando Babe quería entrar”.
La editorial los “Libros del
Zorro Rojo” nos presentan una magnífica novela gráfica con el texto del maestro
de la novela negra norteamericana Dashiell Hammett y las ilustraciones del
artista alemán Hans Hillmann.
EL AGENTE DE LA PINKERTON
El
antiguo miembro de la agencia de detectives Pinkerton nos dejó dos detectives
de ficción -sin ser tan populares y luminosos como Sherlock Holmes, Hércules
Poirot o Jules Maigret-, que descollaron y fueron constantemente imitados en la
novelística policial y el cine negro; me refiero al “agente de la Continental”,
del que nunca supimos el nombre y que apareció por primera vez como personaje
en el cuento Arson Plus, publicado en
octubre de 1923 en la revista Black Mask;
y Sam Spade, cuya primera aparición fue en El
halcón maltés.
En
total, el agente de la Continental apareció en 36 cuentos y las novelas Cosecha roja, La maldición de los Dain y El
agente de la Continental, que recopila algunas historias sueltas del agente.
También asoman en los relatos otros agentes de la Continental, como el ayudante
del “innombrable”, MacMan o Dick Foley, Mickey Lineham y Bob Teal. Éste último,
tras aparecer en relatos anteriores, es asesinado en el que lleva su nombre: ¿Quién mató a Bob Teal?, que se publicó
en noviembre de 1924 en la rara revista, casi incontable, True Detetive Mysteries. Como Hammett ofreció en principio el
relato a Black Mask, que fue
rechazado por el editor Phil Cody, la mayoría de fuentes dan esa revista como
la primera donde se publicó el cuento citado, cosa que desmiente el biógrafo de
Hammett, Richard Layman (Shadow Man: The
life Dashiell Hammett, 1981). Luego
el novelista empezaría a escribir relatos conectados que se publicarían como
novelas. El agente de la Continental es una clara referencia a la Agencia
Continental de Investigaciones de San Francisco (la Pinkerton), donde trabajó
nuestro autor como contamos más arriba.
EL DASHIELL HAMMETT ESCRITOR
Dashiell Hammett (Maryland,
1894 – Nueva York, 1961), después de variopintos oficios y trabajos –dejó la
escuela a los 13 años-, se dedicó a escribir relatos cortos en el violento
subgénero de la novela negra, el hard boiled, de la literatura pulp; lo que por estos lares conocemos como revistas populares y
los bolsilibros. Luego fue puliendo su estilo, para algunos refinando, y su
realismo y crudeza dejaron constancia de su maestría en el género que él
inauguró -y que luego seguiría, entre otros, Raymond Chandler con su famoso
detective Philip Marlowe-. Dicha sabiduría la plasmó Hammett en los 65 relatos
-desde aquel primerizo titulado Camino a
casa, publicado en Black Mask en 1922, con el seudónimo de
Peter Collinson- y en sus numerosas novelas como El halcón maltés -que llevó al cine por primera vez Roy Del Ruth (The Maltese Falcon, 1930), William
Dieterle (Satan Met a Lady, 1936). Y
el más celebrado film, la versión de John Huston, con Humphrey Bogar como Sam
Spade. O las novelas ya citadas Cosecha
roja y La maldición de Dain, y La
llave de cristal o El hombre delgado,
que también tuvieron su versión cinematográfica.
CARRERA MILITAR Y ACTIVISMO
ANTIFASCISTA
Dashiell
Hammett vio truncada su carrera como detective privado por su tuberculosis
crónica y su desmesurada afición al alcohol. Se alistó como voluntario en la
Primer Guerra Mundial y, durante la segunda y prácticamente inútil para el
servicio, logró alistarse como sargento con destino en las Islas Aleutianas.
Fue un antifascista que destacó en la lucha por los derechos civiles
-actividades que lo llevaron a la cárcel durante seis meses por negarse a
delatar a un camarada del Partido Comunista de EE.UU.-, cosa que terminó con su
incipiente carrera en Hollywood y le hizo comparecer ante el siniestro Comité
de Actividades Antiamericanas, del no menos siniestro y corrupto Senador
McCarthy. Murió de cáncer de pulmón a los sesenta y siete años, dejando un
montón de huérfanos admiradores de su obra y una amplia legión de acreedores.
“EL HALCÓN MALTÉS”
La
primera vez que se publicó El halcón
maltés en España fue en 1933 –el original fue publicado en 1930 en Estados
Unidos- en la colección “Selección Policíaca”, de la editorial Dédalo.
Traducida al castellano por Fermín de Casas Gancedo, aquí se le dio el curioso
título de El halcón del rey de España.
Les cuento la historia: La estatuilla de oro macizo y con incrustaciones de piedras
preciosas –el de la película, por cierto, era de plomo-, aunque lo recojan
ciertos autores, nunca existió. Lo que fue regalado por la Orden de San Juan de
Jerusalén –Caballeros Hospitalarios y posteriormente Orden de Malta- al rey Carlos
I de España, a la sazón V de Alemania y Emperador del Sacro Imperio Germánico
fue un halcón vivo que custodiaban los cetreros reales. El ave rapaz se estableció
como renta simbólica anual al monarca por la cesión a la orden militar de las
islas de Malta y Gozo, así como la ciudad de Trípoli, en el año del Señor de 1530.
La tradición se mantuvo durante casi 300 años.
Aunque
la obra de Dashiell Hammet tuvo tempranas ediciones en nuestro país, podemos
decir que se popularizó en la colección “El libro de bolsillo”, de Alianza
Editorial, que inauguró dicha colección en 1967 con traducciones de Hammett. Pero
en catalán, en la celebrada colección que fundó y dirigió en su primera época
-1963/1970- Manuel de Pedrolo para Edicions 62, “La Cua de Palla”, su tercer volumen de septiembre de 1963, fue La clau de vidre. La novela -La llave de cristal- estaba traducida directamente del inglés por
el pionero de la novela policial en Catalunya, Rafael Tasis i Marca
(1906-1966).
EDICIÓN CON POLÉMICA
La
primera novela larga de Dashiell Hammet publicada en EE.UU y posteriormente en
castellano fue Dinero sangriento. El
original, con el título The Big Knockover
and $106,000 Blood Money, se publicó en Black
Mask en 1927. En España apareció en la colección “Novela Negra” de la
editorial Bruguera. El estudioso Xavier Coma que la publicó como 106 dòlars, diner de sang (1986) en Seleccions de la Cua de Palla (la
“Selección” duró desde 1981 a 1996), en un artículo titulado “El debate del
Debate: ¿Cuántas veces se tropezará en la misma piedra?”, publicado en 1990 en
la revista de corta vida: Mystery &
Suspense. Detective Story. Escribe:
“Ante la larga extensión del
volumen compilado por Hellman –se refiere Coma a la compiladora Lillian Hellman
a la que Bruguera compró los derechos- los de Bruguera decidieron escindirlo en
dos, y llevaron a cabo la distribución del material con tanta fortuna que el
primer tomo (febrero de 1977), titulado globalmente “Dinero sangriento”,
integró, con otro relato, la segunda parte de “Blood Money”; y el segundo tomo
(julio de 1977), llamado “El gran golpe”, incluyó la primera parte de aquella
novela. Con lo cual, si el lector siguió el orden de publicación, conoció
primeramente la segunda parte y a continuación la primera”.
Referencia
recogida en el ensayo La cua de palla:
retrat en groc i negre de Jordi Canal i Artigas y Àlex Martín Escribà (ed.
Alrevés, 2011).
“MATAMOSCAS”, LA EDICIÓN DE “LIBROS
DEL ZORRO ROJO”
“Matamoscas”
(Fly Paper) es un relato
protagonizado por “El Agente de la Continental”. En este caso debe buscar a una
muchacha de la alta sociedad neoyorquina, Sue Hambleton, cuyo padre perdió la
pista de la muchacha por los bajos fondos del viejo San Francisco. Si como
escribió Hans Hillmann sobre el relato: “…todo
luce desgastado y miserable… No hay gente demasiado pobre o rica, no hay
detectives “superhombres”, ni nada excepcional del lado de los criminales”;
podemos decir que el personaje de Sue Hambleton huye de los oropeles, la
falsedad del superficial lujo y del matrimonio convenido con un ricachón, para
adentrarse en una sociedad sórdida, pero más real. Con la mayoría de edad,
cumplía 21 años en 1926, la chica deja la plácida vida familiar y se relaciona
con hampones de por todo el país. Cuando llega a San Francisco pasará a ser un
problema del agente de la Continental. El padre, el mayor Waldo Hambleton,
persuadido de retener a su vástaga, por lo menos procuraría que nada malo le
ocurriera, y esa era la función del detective. El estafador de Filadelfia,
Hymie el Remachador, acostumbrado a “tirar” de su metralleta Thompson, no era
la compañía más recomendable para la menor de las hijas de Waldo Hambleton. Esa
primera relación prohibida no duraría mucho. Al tipo le dio por poner la
coronilla en la trayectoria de una balacera que le dejó con varios orificios de
ventilación…
Con
un estilo directo, economía de medios y diálogos como disparos de un revólver,
marca de la casa, Hammett va desgranando una trama llena de tipos duros, en
realidad criminales de poca monta y mujeres rebeldes que se pierden por los
recovecos más oscuros de la sociedad.
EL ILUSTRADOR
Hans Hillmann (Silesia,
1925 - Alemania, 2014), realizó para
esta edición durante siete años más de doscientas cincuentas aguadas en un
bello blanco y negro que destilan su amor por el film noir, del que fue un destacado cartelista. Los carteles de las
películas Los siete samuráis, de
Akira Kurosawa, Pickpocket, de Robert
Bresson o El ángel exterminador, de Luis
Buñuel, son de su autoría. Trabajó para la distribuidora Neue Filmkunst, cuna
de los nuevos creadores que hacían cine de autor. Michelangelo Antonioni,
Federico Fellini o Jean-Luc Godar, alabaron el trabajo de Hillmann
Secuenciadas
como planos de cine –zoom, corte, plano general, corte, primer plano- las
ilustraciones crean una atmósfera en sintonía con el retrato de la parte más
ruda de la soleada California, siempre a la sombra de Hollywood, que relató
Hammett en esta historia. Hillmann, no sólo demuestra su afición por la novela
negra clásica, sino que podemos decir que con esta obra da el pistoletazo de
salida a la novela gráfica tal como la conocemos hoy, junto con sus
antecedentes, El Eternauta (1957),
obra del historietista argentino Héctor Germán Oesterheld, asesinado por los
militares de la dictadura, y Contrato con
Dios (1978), de Will Eisner, que reúne una serie de relatos cortos sobre la
vida de judíos pobres que viven en una mísera pensión de Nueva York. Aunque si
nos vamos a la protohistoria del género, tendríamos que hablar de libros
seriados de ilustraciones con poquísimos textos que ya se hacían en la Holanda
de finales del siglo XIX.
En
fin, nos encontramos ante una novela gráfica de esas que uno guarda con
especial cariño por su calidad artística y por ser un hito en la edición del
maestro norteamericano en nuestro país.
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