Por:
María Serrano
Este
mes de mayo se han cumplido 35 años del asesinato en Almería de tres jóvenes a
manos de guardias civiles, que los confundieron con etarras.
Francisco Javier Mañas tenía ocho años el día
que se celebraba, en el pueblo almeriense de Pechina, su primera comunión.
“Recuerdo perfectamente a mi familia rota por la noticia de la muerte de mi
hermano”. Su hermano era Juan Mañas, de 24 años de edad, asesinado entonces
junto a Luis Manuel Cobo, de 29 años, y Luis Montero García, de 33. El crimen,
a manos de guardias civiles, se conocería como el caso Almería, del que se
cumplen este mes de mayo 35 años.
El benjamín de los Mañas tiene ahora 43 y recuerda
a andalucesdiario.es la vergüenza que han sufrido durante toda esta etapa, al
“no pedirnos nunca perdón el Estado español por la atrocidad que cometieron”.
La única disculpa recibida, afirma Francisco, se produjo únicamente en los
medios por parte del entonces ministro del Interior en aquella primera
legislatura democrática, Juan José Rosón: “Ha sido un trágico error”.
(…)
TORTURADOS,
DESCUARTIZADOS Y QUEMADOS
Castillo Quero, junto a otros once guardias,
torturaron sin descanso a los tres inocentes en un antiguo cuartel abandonado
de la localidad de Casafuerte (Almería). Al descubrir el error, intentaron
borrar todas las pruebas simulando primero un tiroteo. Más tarde despeñaron el
vehículo por un barranco. La atrocidad no quedó ahí. Los cuerpos fueron
carbonizados, comprando gasolina con el propio dinero que sus víctimas llevaban
en el bolsillo. Ramos apunta que “después del juicio, lo que había quedado más
claro es que Juan Mañas, Luis Cobo y Luis Montero no eran etarras y, lo más
grave, que sus cuerpos fueron acribillados a balazos y luego quemados para que
se borraran las huellas del crimen. Sin embargo, la verdad sobre los
responsables de la brutal tropelía no quedó resuelta”.
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