Por:
Javier Coria.
El pasado 20 de noviembre se cumplían
los cuarenta años de la muerte del dictador Francisco Franco. La sociedad civil
exige verdad, justicia y reparación para las víctimas de la represión
franquista.
Coincidiendo
con la efeméride del 20-N, varios han sido los actos e iniciativas que reclaman
al Estado español que cumpla con los llamamientos de organizaciones
internacionales como Amnistía Internacional o la propia ONU, que han reclamado
al Estado español que investigue los crímenes de lesa humanidad cometidos
durante la Guerra Civil y la posterior represión, que llenó la geografía
españolas de fosas y cadáveres por las cunetas. Son 140.000 los desaparecidos
cuyos familiares, al no encontrar el auxilio de la justicia y el Estado
español, han tenido que acudir a la justicia argentina, con la llamada Querella
Argentina. Ana Messuti, una de las abogada de los querellantes, nos dijo en su momento: “Lo
que dicen en Naciones Unidas es que la reparación, la verdad y la justicia,
sobre todo la verdad, no puede ser a nivel individual, porque los crímenes
contra la humanidad es la memoria de un país, y si ese país no hace juicio a
las personas que han cometido esos crímenes está perdiendo su soberanía, con el
peligro de que esos crímenes se vuelvan a cometer. No sólo que el familiar
pueda recupera los restos de su familiar, la sociedad debe ser garante de la
justicia, porque además esas personas murieron luchando por todos, no solamente
luchando por su familia, luchando por la libertad, por la república”.
La
verdad, para vergüenza de todos, es que hasta ahora, ninguna persona ha
respondido por los crímenes cometidos durante el franquismo, por lo que una vez
más, este país hace gala del famoso slogan de los años sesenta: “Spain is
different”, que ideó el franquista ministro Manuel Fraga, para sus campañas de
turismo. Sí, España es diferente por su déficit democrático y por una
judicatura cómplice del silencio y la impunidad. Hasta veinte han sido los acusados, entre ellos algún ex ministro
franquista, pero España se ha negado a juzgarlos en suelo español o
extraditarlos a la Argentina, para que fueran interrogados por graves violaciones
de los derechos humanos, como lo son las torturas o las desapariciones
forzosas. El caso más sangrante, nunca mejor dicho, es el del policía (de la
Brigada Político-Social) Antonio González Pacheco, alias “Billy el niño”, al
que muchos de los demandantes señalan como su torturador, junto a su jefe
Roberto Conesa, y que ejerció tan siniestro oficio hasta 1982, en que abandonó
la policía.
Barcelona se querellará contra los
crímenes del franquismo
El
Ayuntamiento de Barcelona, con su alcaldesa Ada Colau al frente, ha anunciado
que apoyarán institucionalmente ante los tribunales a las querellas ciudadanas
contra los crímenes cometidos durante el régimen franquista. En la declaración
oficial, en consistorio de Barcelona en Comú, también interpela a la persona que
Franco designó como su sucesor, el rey emérito Juan Carlos I. Lo mismo hace con
el actual rey, Felipe VI y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (PP), por
representar a un Estado que legitima los hechos sucedidos en el pasado, al no
condenarlos y poner todo tipo de trabas para que las víctimas puedan llevar
ante los tribunales españoles a sus victimarios. El ayuntamiento se personará
como perjudicado en la causa que está llevando la jueza María Servini en
Argentina. Todas las personas que quieran unirse a la causa como querellantes,
en las Oficinas de Atención Ciudadana tendrán unos formularios para ello.
Querella por los bombardeos fascistas
sobre Barcelona
Entre
el 13 de febrero de 1937 y el 29 de enero de 1939, Barcelona sufrió diversos
bombardeos navales y aéreos por parte de las fuerzas nazis alemanas y las
fascistas italianas, aliadas de Franco. Especialmente los días del 16 al 18 de
marzo de 1938, más de 12 ataques espaciados entre 41 horas dejaron caer 44
toneladas de bombas sobre la población civil indefensa. Se calcula que
murieron, entre 1937 y 1939, 2.500 personas, entre ellas varios cientos de niños.
Como pasara en Guernica, la Legión Cóndor alemana y L’Aviazione Legionaria
italiana utilizaron estos objetivos como campo de pruebas. La Asociación Altraitalia interpuso una
querella por estos hechos, recogida en la causa general de la Querella
Argentina, ante la Audiencia Provincial de Barcelona, ahora, dicha Audiencia,
ha remitido un requerimiento al ayuntamiento para que Barcelona se considere
como ciudad perjudicada por los bombardeo contra la población civil. En la
próxima reunión de la Comisión de Presidencia del consistorio se presentará una
moción conjunta, que apoyan la mayoría de los grupos políticos municipales,
para instar al gobierno del Estado italiano a pedir formalmente perdón por los
citados bombardeos.
“Justícia pels crims del franquisme”
Unas
mil personas acudieron al evento, el 20-N, convocado por el Òmnium Cultural
para pedir justicia por los crímenes del franquismo. Tuvo lugar el emotivo acto
delante de la cárcel Modelo de Barcelona, en cuya Quinta Galería sufrieron
represión los militantes antifranquistas, y en el patio de dicha cárcel, fue
ejecutado a garrote vil (el 2 de marzo de 1974), el joven militante anarquista Salvador Puig Antich. Con la presencia
de la presidenta del Parlament, Carme
Forcadell, del primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Gerardo Pisarello, y los consellers en funciones Ferran Mascarell y Meritxell Borràs, tomaron la palabra, entre otros, la abogada Magda Oranich, que recordó a uno de los
últimos fusilados por el franquismo, Juan
Paredes Manot (Txiki), y el economista y activista de Justícia i Pau, Arcadi Oliveres. Pero los más emotivos testimonios
llegaron en forma de vídeos, con las intervenciones, aplaudidas por el público
asistente, de la veterana luchadora antifascista (con 100 años de edad), Neus Català, de Antonio Paredes Manot, hermano
de Txiki, y de Antonio Martos, hermano de Cipriano Martos, el joven antifascista que fue
torturado hasta la muerte (le hicieron ingerir el líquido de un cóctel
molotov), en la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Reus (Tarragona), el 17 de
septiembre de 1973. Antonio Martos
fue aplaudido al decir: “Sólo se
reconocen las víctimas de ETA, pero no los crímenes cometidos por la fuerzas de
seguridad del Estado”.
Como
cosas negativas del acto, las lamentables versiones de canciones
revolucionarias tan conocidas como “Què volem áqueta gent?”, de María del Mar
Bonet, “Jo vinc d’un silenci”, de Raimon, o “L’estaca”, de Lluís Llach,
perpetradas por el grupo musical de Alcoi (Alicante, País Valencià) VerdCel. Y también el exceso de celo de los
organizadores, que impidieron la libre labor de información de este medio. El
acto terminó con las autoridades en el escenario cantando “L’estaca” con gritos
de independencia.
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