Por Javier Coria. Fotos: Cortesía de CEAQUA
El 2 de marzo de 1974, el patio de la cárcel Modelo de
Barcelona estaba lleno de policías, de uniforme y de paisano, para presenciar
un acto macabro, casi medieval. El verdugo Antonio López Guerra vino
expresamente de Madrid, porque el titular de la plaza de “ejecutor de
sentencias” de Barcelona, Vicente López Copete, cumplía cárcel en Sevilla, por
un delito de estupro. El médico presente certificó la muerte del reo: “En Barcelona, 2 de marzo de 1974 y siendo
las 09:40 horas, se extiende la presente diligencia para hacer constar que en la prisión de hombres de esta
ciudad, ha sido ejecutado por garrote la pena de muerte en la persona del reo
Salvador Puig Antich…”.
El joven Salvador, de 26 años, era militante de la
organización anarquista Movimiento Ibérico de Liberación (MIL). Fue acusado de
la muerte del policía Francisco Anguas. Ese mismo día, en Tarragona, también fue
ejecutado el alemán –se dijo que era polaco- George Michael Welzel, con el
falso nombre de Heinz Ches, identidad falsa que el gobierno de entonces ya
conocía. Por una diferencia de veinticinco minutos, Puig Antich tuvo el triste
honor de ser el último “agarrotado” del franquismo. Cuando esto sucedió,
Merçona Puig Antich, hermana de Salvador, tenía 13 años. Hoy, con sus dos
hermanas y demás familia, están personados en la Querella Argentina contra el
Franquismo. Recién llegada de Buenos Aires concede una entrevista al diario Público.
Merçona Puig
Antich, Pablo Mayoral y Andoni Txasko
Acaba de llegar de
Argentina, donde ha ido con otros querellantes. ¿Explíquenos cómo fue la
declaración y qué sensaciones trae?
Antes de declarar estaba muy nerviosa; después de tanto
tiempo no quería dejarme nada y sobretodo deseaba que se me entendiera bien.
Entramos con los abogados y la secretaria judicial me tomó declaración. No
hicieron preguntas, sólo me pedían que hablara más despacio ya que apuntaban
textualmente lo que yo les explicaba. Al terminar me dieron a leer la
declaración y la firmé, una vez corregido cosas que no se entendían bien.
Mientas declaraba era consciente de que era la primera vez que podía hablar de
mi hermano delante de la justicia y esto invistió la declaración de emociones
encontradas, de penas y alegrías. Al ir con más querellantes y hablar entre
nosotros de las declaraciones, de nuestras causas… me dio más fuerza y más
ganas para seguir luchando. Es tan grande el abanico de la injusticia, la
violencia, el terror de la dictadura franquista, que las emociones se
desbordan. Allí nos recibieron con los brazos abiertos, tanto instituciones
gubernamentales, como la gente que lucha por los derechos humanos. Fue una
experiencia increíble e inolvidable.
(Merçona Puig Antich declaró junto a Pablo Mayoral y Andoni
Txasko, los tres querellantes que debieron haber declarado el 8 de mayo pasado
en el Consulado de Argentina de Madrid, pero las videoconferencias previstas
fueron paralizadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores español. Mayoral era
compañero de tres de los cinco últimos fusilados del franquismo. Condenado a
muerte, le fue conmutada la pena por 30 años de cárcel, hasta que fue amnistiado.
Fernando Suárez González era Ministro de Trabajo en 1975, y como miembro del
Consejo de Ministros, dio el “enterado” a las cinco penas de muerte. Txasko es
un superviviente de la matanza de huelguistas del 3 de marzo de 1976, en
Vitoria, donde fueron asesinados cinco trabajadores y cientos de ellos heridos.
Manuel Fraga era Ministro de Gobernación, pero al hallarse de viaje, las
competencias las asumió el Ministro de Relaciones Sindicales, Rodolfo Martín
Villa. Por su parte, José Utrera Molina fue el que firmó la sentencia de muerte
de Puig Antich. Estos son, junto a Fernando Suárez, los tres exministros
franquistas imputados que siguen vivos.)
Por una información
del diario ARA hemos sabido que el
abogado de la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, fue el que
redactó la sentencia de muerte de su hermano. ¿Qué opina de ello?
Qué voy a opinar, que después de tantos años siguen
tranquilamente trabajando y se reafirman en aquello que hicieron, todo les
pareció bien. Duele mucho saber que quien redactó la sentencia de muerte de mi
hermano, 39 años después, ande tranquilamente ejerciendo la abogacía. Esto es
la impunidad.
Portada del Diari Ara con la noticia
(Se trata de Carlos Rey González, que en aquella época era
capitán auditor de los servicios jurídicos del ejército franquista. Rey
González fue el abogado de la dirigente del PP en el caso, finalmente
desestimado, de “Método 3”.)
Sabe que el
expolicía José Antonio González Pacheco, “Billy el Niño”, y el exguardicivil,
Jesús Muñecas Aguilar, acusados por torturas por muchos de los querellantes,
están pendientes si el gobierno los extradita o no, ¿En qué piensa que quedará
todo esto?
Confiamos en que puedan viajar a argentina y sean juzgados
allí. Sabemos que no será fácil pero es por lo que estamos batallando. Que
finalmente se pueda hacer justicia.
(Al término de esta entrevista se ha sabido que la Fiscalía
española, para evitar dicha extradición, se plantea abrir un procedimiento a
“Billy el Niño” y al ex capitán de la
Guardia Civil, Jesús Muñecas Aguilar. La Ley de Amnistía de 1977, usada
como una verdadera Ley de Punto Final, será otro escollo para la extradición,
que se presume imposible cuando las autoridades españolas ya han demostrado que
no quieren colaborar con la justicia argentina.)
¿Cuáles fueron las
irregularidades que ustedes denuncian, tanto en la instrucción, como en el
juicio de su hermano?
Mi hermano fue el chivo expiatorio tras el atentado a
Carrero Blanco. Era anarquista, de una pequeña organización, y no tuvo el apoyo
de ningún grupo político, y además le acusaban de matar a un policía, ¿qué
mejor ocasión para vengarse? También como lo mataron, hacía mucho tiempo que no
se utilizaba el garrote vil, y aquí demostraron su mala saña. Lo de Carrero
ocurrió el 20 de diciembre, el 8 de enero se hizo el Consejo de Guerra a mi
hermano y a otros dos compañeros. Y el 11 de enero salió la sentencia. Los
abogados recurrieron y el 14 de febrero se ratificó la sentencia. El 2 de marzo
lo asesinaron.
En el juicio no permitieron que los abogados presentaran las
pruebas de balística, decían que ellos eran militares y ya sabían de armas. El
policía que murió durante la detección de mi hermano llegó al Hospital Clínico,
pero cuando certificaron su muerte, se lo llevaron a una comisaría para hacerle
la autopsia, cuando estaban en un hospital que tenía un departamento
anatómico-forense, donde le podían practicar una autopsia con todas las
garantías. Nunca oí que en las comisarías se hicieran autopsias, ni qué eso
fuera legal. Tampoco admitieron las declaraciones de los médicos que estaban de
guardia en el hospital.
(El cuerpo del policía tenía cinco impactos de bala, la
pistola de Salvador había disparado dos. Según fuentes periodísticas de la
época, el agente muerto, al ver que el anarquista sacaba su pistola, se
abalanzó sobre él, momento en que sus compañeros comenzaron a disparar.)
José Utrera Molina,
suegro del actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, fue el que
firmó la sentencia de muerte de su hermano. Parece, como el exministro
franquista Martín Villa, que no se arrepienten y están muy tranquilos. ¿Qué
opina?
Después de 35 años de democracia no hemos podido hacer
justicia, no podemos mirar atrás, hablar del pasado, parece que nos obligan a
olvidar. Muchos de los que gobernaron en el franquismo aún hoy tienen cargos de
poder y siguen manejando las riendas. Se jactan de su actitud, lo llevan
haciendo eternamente. Confiamos que sea por poco tiempo y que comparezcan
delante de un juez, que se haga justicia y que todas las personas que lucharon
en contra de la dictadura y sufrieron por ello puedan, finalmente, reivindicar
su lucha.
¿Qué espera de las
autoridades españolas?
Que acaten a la juez argentina. No será nada fácil pero
espero y confío que no quede en agua de borraja. Siempre hay el momento de la
verdad y creo que ya nos toca.
¿Y de las argentinas?
Que continúen con la causa de genocidio a lesa humanidad con
el mismo ahínco que hasta ahora. Que no se ablanden frente a las posibles
trabas que se encontraran por parte del gobierno español, y que nos ayuden a
deshilar este ovillo tan enmarañado.
¿Quiere añadir algo
más?
Hace dos semanas que hablo de mi hermano, para ello me he
tenido que ir a 10.000
kilómetros lejos de mi casa. Pero estas preguntas me han costado contestarlas…
Lo entiendo, y por
ello se lo agradezco.
Publicado originalmente el diario Público
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