Aida Books and More es una
organización que depende de la ONG AIDA, Ayuda, Intercambio y
Desarrollo. En Aida Books recogen y venden libros usados para dedicar los
fondos a proyectos solidarios, algunos tan urgentes como el traer de
Guinea-Bissau a niños con cardiopatías graves para que sean intervenidos en
España. Visitamos la sede en Madrid de esta organización no gubernamental y
hablamos con su presidente y voluntarios.
Javier
Gila Lorenzo es cofundador de AIDA y Presidente de su Junta Directiva desde
2003. Licenciado en ciencias políticas y sociología, Gila Lorenzo tiene una
larga experiencia en el trabajo y dirección de organizaciones no
gubernamentales, desde que en 1994 comenzó su carrera profesional en la gestión
y desarrollo de proyectos de cooperación.
¿Cuándo y cómo empezaron a
vender libros con objetivos solidarios?
En
2009, estábamos buscando nuevas formas de financiación y llegamos a esta que
nos está dando muchas satisfacciones. Desde nuestros orígenes, en 1999, hemos
estado financiándonos a través de los fondos de la ayuda oficial al desarrollo,
pensando que para eso estaban, ya que dichos fondos se nutren de los impuestos
de todos los ciudadanos. Con esos fondos se financian proyectos de cooperación,
no se financian a las ONG, y así comenzamos. Pero vimos que había algún tipo de
proyecto al que no podíamos llegar, como el de las evacuaciones de niños con
cardiopatías de Guinea-Bissau, que son proyectos muy humanitarios, muy caros y
cuyos beneficiarios son un número pequeño de personas. Por ello nos vimos
obligados a buscar otras fuentes de financiación.
El proyecto de Guinea-Bissau
requiere un compromiso constante, ¿no es así?
Nosotros
tenemos varios proyectos en Guinea-Bissau, pero el de las cardiopatías no te
permite decir: hasta aquí financio y hasta aquí no. Una vez que te has metido
en eso ya es para siempre. Las cardiopatías en estos países africanos son muy
recurrentes, tanto las congénitas, debido a la mala alimentación de la madre
gestante, como las adquiridas por fiebres tifoideas o malarias mal curadas que
dejan tocado el corazón. Por ello tuvimos que buscar fuentes de financiación
también recurrentes para traer a esos niños a Europa para ser tratados.
¿Y la Ley de Mecenazgo?
Desde
nuestros orígenes hemos recibo donaciones privadas, de particulares o de
empresas, pero no se puede comparar en absoluto con las públicas. Las causas
son muchas, pero no es debido a la falta de solidaridad de la gente, sino a lo
mala que es la Ley de Mecenazgo española. Estamos deseando que este gobierno
cambie dicha ley, que no tiene ningún sentido. Si comparamos las deducciones
fiscales con las que se hacen en otros países avanzados, quedamos muy por
detrás, ahora es del 25 % en España, mientras en esos países están entre el 60%
o el 90 %. A la gente le da igual pagar impuestos o que se le deduzca ese
dinero. Ahora hay un proyecto de Ley para que las donaciones, hasta 150 €, sean
deducibles en un 100 %, y eso sería lo ideal, porque así las organizaciones de
cooperación no estaríamos tan preocupadas por los fondos públicos, porque
tendríamos mucho más apoyo privado, pero se ve que esto debe darle miedo al
ministro Montoro. Los particulares como las empresas colaborarían mucho más, no
sólo con dinero, sino con servicios. Cuando hay una catástrofe puntual, vemos
que en nuestra sociedad la solidaridad no falta, pero no hay canales para que
eso se normalice. Además, todo esto coincidió con la crisis y la bajada de los
fondos de la ayuda oficial al desarrollo.
¿Cuánto dinero reciben ahora de
fondos públicos?
Pues
este año no hemos recibido nada, claro que aún no ha terminado el año. El año
pasado recibimos dinero para cinco proyectos, de varias agencias de
cooperación, de la Estatal, de la Junta de Castilla y León, de la Comunidad de
Madrid y Galicia, pero las ayudas están decreciendo mucho.
Y empezaron a vender libros…
Sí,
como esta organización tiene mucha vinculación con Segovia fue allí donde
abrimos una librería física. En Madrid queríamos hacerlo, pero no podemos pagar
unos alquileres carísimos cuando ese dinero lo debemos emplear en solidaridad.
Ahora también tenemos una librería en Valencia. La tienda on-line, que los voluntarios gestionan desde esta sede de Madrid,
la abrimos en 2012 y nos está dando muy buenos resultados. En ella debemos
tener unos 4.000 libros, pero entre las tres sedes tenemos un stock de unos 20.000
libros.
Quién lea esto y quiera
participar individual o colectivamente con ustedes, por ejemplo abriendo una librería, ¿qué tiene
que hacer?
Ponerse
en contacto con nosotros. Tenemos que ver si coinciden con nuestros fines
sociales, y no sólo con la lucha contra la pobreza, en la que todos estamos de
acuerdo, sino que tiene que coincidir con nuestra manera de trabajar. No somos
una organización, por ejemplo, asistencialista, buscamos la sostenibilidad, no
sólo económica, sino también la ambiental, pero también estamos por la igualdad
entre hombres y mujeres, en definitiva, que en la medida de nuestras
posibilidades buscamos la extensión plena y el disfrute de los Derechos
Humanos.
AIDA tiene delegaciones sobre
el terreno en Líbano, Vietnam o Bangladesh, por citar sólo tres ejemplos, que
por lo especializado de su labor cuenta con profesionales y, gracias a
convenios con varias universidades, con becarios que están cursando posgrados o
máster en cooperación internacional y desarrollo. Pero en Aida Books todos son
voluntarios, como Rosa, que pone su gusto artístico en preparar unos
mercadillos con esos detalles que los hacen algo más que un montón de libros de
saldo; Daniel, Luis, Jaume, Paula, que se pelea porque los medios de
comunicación les hagan caso, y que vean más allá del mundo prosaico de los
tertulianos y los Bárcenas de turno; Marta, Iván, Vero, y Mapi, así hasta los
51 voluntarios que trabajan en Segovia, Madrid y Valencia. En nombre de todos
ellos hablamos con Camino Benedicto, voluntaria que trabaja en la librería virtual.
¿Cuál es su labor en Aida
books?
Lo
más curioso fue cómo empecé. Sin entrar en detalles, me encontré con libros
interesantes o curiosos como El astrágalo
de Albertine Sarrazin, algunos libros de Juan García Hortelano y otros a
los que, por decirlo de alguna forma, no se les estaba dando un destino
honroso. Hablé con los voluntarios que estaban en un mercadillo y Javier Gila me
propuso que si quería ayudarles, y así lo hice. Mi trabajo fue organizar el
almacén, y ahora lo que hago es seleccionar y separar los libros y tasarlos.
Hay que tener un criterio unificado, y además no todos los voluntarios tienen
porque saber de literatura.
¿Pero sus prioridades no son
los de una librería comercial?
Claro.
El dinero que nosotros recaudamos ahora, por ejemplo, van a un proyecto de
educación en Marruecos y al de los niños con cardiopatías de Guinea-Bissau. En
este caso que te ha explicado Javier, el dinero es urgente. Los médicos son
gratis, y buscamos a familias que acojan a los niños aquí, pero están los
gastos de los billetes de ellos y los acompañantes y demás. Si hay una
urgencia, se ha dado el caso en que, si la caja estaba vacía, los voluntarios
hemos tenido que adelantar el dinero. Esto se traduce que cuando nosotros
ponemos un libro a la venta en la web, necesitamos venderlo cuanto antes mejor,
por ello tenemos que poner precios bajos, no podemos esperar como lo haría un
librero a encontrar el cliente que esté dispuesto a pagar un precio de, por
ejemplo, 50 € por una primera edición. Traer un niño nos sale por unos 3.000 €.
¿Los clientes de la web lo
hacen por solidaridad?
Los
particulares, que son la mayoría, y las empresas que nos donan libros lo hacen
por solidaridad, pero la mayoría de nuestros compradores son lectores que ven
una forma barata de hacerse con libros, y eso en tiempos de crisis está bien.
Los precios van desde 2 € hasta 6 €, luego hay libros antiguos más caros, pero
siempre muy por debajo del mercado. Tenemos libros técnicos antiguos que son
difíciles de encontrar, y que se venden muy bien, y la narrativa, claro.
Y luego están las esculturas
con libros que usted hace…
Sí,
lo llamamos artesanías de libros reciclados, porque no nos consideramos
artistas como para llamarlos libro de artista. Alguien se podría sentir enojado
por hacer esto con los libros, pero hay muchos libros que nos llegan sin tapa,
rotos y que no podemos vender, o como en el caso de enciclopedias o
diccionarios viejos que ya nadie compra. Con todo eso hacemos unas piezas que,
en un principio nos servían para decorar los mercadillos, pero nos preguntaban
si los vendíamos y decidimos hacerlo. Incluso organizamos un taller para los voluntarios.
Se trata de venderlo todo para conseguir fondos para los proyectos.
Sin duda es una nueva forma de
devolver la vida a un libro, convirtiéndolo en una pieza artística o que cumpla
la misión para la que fue creado, ser leído. Pero cuando se une eso a la
posibilidad cierta de salvar una vida, podemos hablar de libros y algo más.
SEDES DONDE DONAR O COMPRAR
LIBROS
MADRID
c/.
Claudio Coello, 112, 1ª
Telf.:
91 411 68 47
SEGOVIA
c/.
Marqués del Arco, 26
Telf.:
92 146 22 68
VALENCIA
c/.
Molinell, 14
Publicado originalmente en la Revista Rambla
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