CONESA: “YO SOY UN PROFESIONAL,
SI GANÁIS ESTARÉ CON VOSOTROS”
Por
Javier Coria. Fotos: Francesc Sans
El policía Juan Carlos González
Pacheco -“Billy el Niño”- y el ex guardiacivil Jesús Muñecas Aguilar serán
llamados a declarar por el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, según la
orden de detención internacional dictada por la juez argentina María Servini,
dentro de los autos de la Querella Argentina contra los crímenes del
franquismo.
Que
la Fiscalía y el gobierno del PP iban a poner todas las dificultades posibles
para la detención y posterior extradición de los dos acusados de torturas
durante el franquismo, era cosa sabida. Primero hablaron de la “antigüedad” de los delitos y su posible
prescripción, así como de la Ley de Amnistía de 1977. Ahora sabemos que dicha
fiscalía negó durante 4 días que les hubiera llegado la orden de la Interpol y
además retuvo dicha orden durante 48 horas para que la decisión de la
extradición recayese en el turno del juez Pablo Ruz, al parecer, contrario a
las detenciones.
Los
abogados de los querellantes han emitido un comunicado donde exponen su
preocupación por el retraso en las diligencias. Ya se le comunicó a la juez que
dos de los reclamados han fallecido, José Ignacio Giralte y Celso Galván.
Aunque la orden de detención se podía cumplir en 24 horas como pedía la juez,
todo apunta a la demora de un proceso que, para vergüenza de la democracia
española, hace años que debería haberse iniciado en España. El país donde los
imputados cometieron sus presuntos crímenes, se convierte así en su último y
único refugio. ¿Pero qué piensan las víctimas?
Hablamos
con Felipe Moreno, de 67 años, querellante en la causa argentina y coordinador
de los querellantes de Catalunya. Como militante antifranquista pasó por las
manos del siniestro “Billy el Niño”.
Billy el Niño
¿Cuándo y cómo le detuvieron?
A
mí me detuvieron el 13 de octubre de 1975. En aquella época yo militaba en el
PCE (m-l), en Madrid. Aquel mes hubo muchas caídas –detenciones- de militantes
de mi partido y del FRAP, y yo acudía a una cita de seguridad en el Alcázar de
Segovia. Quería saber si mi contacto con el partido había sido detenido. Al
llegar me estaban esperando seis policías secretas. Cuando entré en el Alcázar
me pusieron una pistola en la sien y otra en los riñones. Enseguida llegó un
coche, me esposaron y me tiraron en la parte trasera del vehículo, y a toda
prisa me llevaron a la Dirección General de Seguridad (DGS).
El 13 de octubre, después de
los fusilamientos de tres de sus compañeros el 27 de septiembre…
Sí,
sí, en ese contexto de especial represión contra nosotros. Recuerdo la portada
de la revista “Cambio 16”
de aquel verano, donde el Jefe Superior de Policía declaraba: “Guerra al FRAP”.
¿Y en la DGS?
Me
subieron al tercer piso, sin pasar por ningún registro administrativo ni por
ninguna revisión médica. Durante el paseo por las dependencias, los policías,
tanto de paisano como uniformados, me dieron tortazos y puñetazos, hasta que
llegué al despacho de Conesa…
El comisario Roberto Conesa,
mano derecha del Ministro Martín Villa, maestro de torturadores como González
Pacheco -“Billy el Niño”-…
Sí,
“Billy el Niño” estaba en el despacho, junto a tres policías más y otros dos
que se mantuvieron al margen y nunca me tocaron. Después supe que eran los que
tenían que firmar el atestado y, al tener que identificarse en el mismo, se
cuidaron de no participar en las palizas para evitar posibles denuncias. Estuve
dos días en que no sabían quién era yo, ya que llevaba documentación falsa. Al
tercer día me identificaron. Durante todo ese tiempo no hicieron otra cosa que
pegarme, pegarme, pegarme…, con porras, puños y demás. Luego, cuando tenían que
descansar, me esposaban a los radiadores del despacho. Todo aquel que pasaba
por allí, me daba patadas o me insultaba. Así estuve tres días.
Foto actual de "Billy el Niño" (revista Interviú)
¿Billy el Niño dirigía el
interrogatorio o también participaba en las palizas?
Billy
el Niño era el que más se ensañaba. Había un joven policía que tenía cara de
asustado, pero no sé si por lo que estaba viendo, o por miedo a no hacerlo bien
delante de sus superiores. Roberto Conesa me dio algún tortazo, aunque él se
limitaba a dirigir el interrogatorio sentado en un sillón. Una vez me dijo
Conesa: “Yo soy un profesional, si
ganáis estaré con vosotros”.
¿Era tan sádico Billy el Niño
como declaran otras víctimas?
Sin
duda. Dos policías me sujetaban las piernas, él se ponía encima y con una porra
me pegaba en los genitales. Luego me estiraba sobre una mesa con las plantas de
los pies sobresaliendo y las golpeaba hasta que se hinchaban. Esperaba a que se
enfriaran y volvía a empezar. Otras veces me hizo ponerme en cuclillas y saltar
sobre las plantas destrozadas de los pies, lo que llamaban irónicamente hacer
el pato. Todo esto duró trece días, estando ya en los calabozos de la DGS.
Foto actual de Jesús Muñecas Aguilar (revista Interviú)
Curiosamente para Felipe esto
no eran torturas, sino palizas sin más, y se alegra de no haber sufrido otros
métodos de tortura como algunos de sus compañeros, se refiere a la picana
eléctrica, la bañera, etc. Felipe nos
siguió relatando verdaderas torturas físicas y psicológicas, como las amenazas
de ejecución, ya que no constaba su detención.
¿Y las secuelas físicas en su
cuerpo?
Múltiples.
Tengo una hernia de hiato, testículo desprendido, un talón roto que se curó por
sí mismo, y que me sirve de barómetro para los cambios de tiempo. La cadera un
poco desplazada, lo que me hace cojear ligeramente.
¿De qué se le acusó realmente?
Me
acusaron de pertenecer el PCE (m-l) y al FRAP, aunque yo sólo me declaré
sindicalista de una de sus organizaciones, la Organización Sindical Obrera
(OSO). Me sacaron informes y la declaración de una persona que me identificaba como
militante del partido. Localizaron mi casa y en los registros encontraron
libros y papeles del partido, así como unas notas antiguas del FRAP. Me
aplicaron la Ley Antiterrorista y me acusaron de pertenecer a banda armada. Por
lo que estuve 10 días más en la DGS. El 25 de octubre me pasaron a la cárcel de
Carabanchel, sin visitar ningún médico ni ver al juez. Allí estuve en las
celdas de incomunicación. Todo ello por orden del Tribunal Militar número 5 de
Madrid.
Entonces, ¿cuándo vio al juez
por primera vez?
Lo
vi a finales de noviembre, me vino a visitar a la cárcel. Todo el tiempo estuve
incomunicado, sólo salíamos de las celdas para ducharnos una vez cada 15 días.
¿Cuánto tiempo estuvo en la
cárcel?
Estuve
hasta la Ley de Amnistía de 1977.
Felipe Moreno con una foto de Xosé Baena Alonso, fusilado en 1975
¿Qué opina de que Billy el Niño
haya sido llamado a declarar por fin?
Con
desconfianza, después de tantos años no me fío en que se haga justicia. Yo
quiero que sea detenido, condenado y que le quiten todos los honores que tuvo,
como la medalla al mérito policial, y que se sepa quiénes fueron nuestros
represores y que en la España franquista se conculcaron los derechos humanos.
La verdad, no quiero la cárcel para nadie, ni para este personaje.
Felipe no quiere la cárcel para
el hombre que lo torturó durante trece días, quizá difícil de entender para
algunos, hasta para este redactor. El lema de los querellantes es claro:
“Justicia, verdad y reparación”, la venganza no está contemplada.
Publicado originalmente en el
diario Público.
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