Por:
Javier Coria
Entre los años 1939 a 1945, medio
millón de personas fueron asesinadas por el hecho de ser gitanos, aunque hay cifras
no oficiales que elevan el número a más de millón y medio. Los regímenes nazis
de Austria y Alemania persiguieron a los Roma y los Santi, que son los nombres
de grupos gitanos de Francia y Alemania, y los confinaron en guetos y campos de
concentración.
En
el documental “Samudaripen”, jóvenes
gitanas catalanas se enfrentan a la memoria de su pueblo, a unos hechos que la
mayoría de ellas desconocían y que les ha cambiado para siempre. Rememoraron en
el lugar de los hechos el Holocausto Romaní. Allí, entre las maletas vacías,
los zapatos amontonados, las tumbas improvisadas… pudieron leer apellidos que
les eran familiares, y nunca mejor dicho, como Cortés o Heredia, y también
apellidos de gitanos alemanes, rumanos, húngaros, franceses, polacos, etc. Este
encuentro internacional que reúne a chicos y chicas gitanas de todo el mundo conmemora
el exterminio que tuvo lugar la noche del 2 de agosto de 1944 en el “campo
familiar gitano” de Auschwitz (Polonia), donde fueron asesinados 2.897 gitanos,
entre hombres, mujeres y niños. El encuentro tiene el nombre de Diki Na
Bistar, o lo que es lo mismo: “Mira
y no olvides”.
EL ANTIGITANISMO DE LOS NAZIS
La
Shoah (literalmente “la catástrofe”), el holocausto judío, es lo primero que
nos viene a la cabeza cuando pensamos en la monstruosidad del genocidio sufrido
por este pueblo durante el nazismo, pero entre los millones de personas
asesinadas y torturadas por los nazis y confinados en campos de concentración
también había homosexuales, personas con discapacidad, presos políticos, entre
ellos muchos republicanos españoles, eslavos polacos, Testigos de Jehová y los
gitanos, entre otros grupos y minorías. En lengua romaní se llama Samudaripen (“asesinato en masa”) a este
genocidio, aunque la expresión más acorde con la lengua gitana es Porraimos (Porrajmos, “devoración”). Ya en julio de
1933, cuando los nazis tomaron el poder, dictaron medidas antigitanas, entre
ellas la esterilización de las mujeres, adolescentes y niñas. Las leyes
raciales de Núremberg, en 1935, junto a los negros y judíos, consideraban a los
gitanos como: “minorías racialmente diferentes con sangre alienígena (?)” y,
como “inferiores”, tenían prohibido casarse con “arios”. Se llegó a crear una
policía de “asuntos gitanos”. Antes de la celebración de los Juegos Olímpico de
Berlín de 1936, todos los Roma y Santi de los alrededores de la ciudad fueron
objeto de una redada masiva, redadas que tenían precedentes históricos en la
mayoría de estados europeos, como la “Gran Redada” de los 9.000 gitanos
españoles dictada por el rey Fernando VI en 1749. Es en la redada berlinesa
donde por primera vez los gitanos confinados fueron marcados con el triángulo marrón que los distinguía en los campos de concentración, y también donde
empezaron a ser conejillos de indias en los experimentos de los sádicos médicos
nazis. Los gitanos tuvieron un destino paralelo a la de los judíos en los
campos de Auschwitz-Birkenau, Chelmno, Belzec, Sobibor y Treblinka, donde
tenían bloques especiales para ellos.
"Veus Gitanes", Noemí Fernández y Amalia Cortés
VOCES GITANAS
Veus
Gitanes (Rromane Glausùǎ) es
una asociación y radio, la primera radio rom, compuesta por mujeres gitanas
catalanas. Desde su fundación, el 8 de abril (día Internacional del Pueblo
Gitano) de 2006, vienen realizando una labor de información y concienciación de
la realidad y la historia del pueblo gitano en tierras catalanas. Dentro de
esta labor, ya en 2014, participaron en el ciclo organizado por el museo de
Historia de Barcelona llamado “La Barcelona deportada” y, dentro del Día
Internacional de las Víctimas del Holocausto, realizaron el documental sobre el
holocausto olvidado de los gitanos. “Samudaripen” contó con un buen número de
mecenas individuales que lo financiaron, así como con colaboradores solidarios.
Así fue que las jóvenes locutoras del programa, Amalia Cortés y Noemí
Fernández, viajaron a Cracovia, al campo de Auschwitz-Birkenau, junto con Sara,
Tabita, María, Paka, Rafi, Juana, Eva, y Paqui. Las acompañó Ricardo Valentí,
presidente de la Asociación de Jóvenes Gitanos de Gràcia. Valentí, junto al
profesor de Ciencias Políticas de Universidad de Barcelona y sociólogo Xavier
Torrens, fueron los encargados de presentar el documental en estos días, dentro
de los prolegómenos de las fiestas del popular barrio barcelonés de Gràcia,
fiestas que este año cumplen 200 años.
LA MARGINACIÓN EN ESPAÑA Y CATALUNYA
No
es objeto de este reportaje señalar la atávica marginación que sufrió el pueblo
gitano, prácticamente desde su llegada a occidente en el siglo XV desde la
India. En un principio, como pueblo nómada que venía con una cultura nueva y
que despertaba curiosidad por sus ropajes y expresiones folclóricas, fueron
recibidos con respeto si lo comparamos con las expulsiones y persecuciones del
siglo posterior. Sólo en España, desde 1499, se promulgaron más de 280
pragmáticas contra este pueblo. La
más dura fue la Pragmática de Medina del Campo, durante el reinado de los Reyes
Católicos. Mientras
la estigmatización y exclusión de otros grupos sociales y determinados oficios
fueron desapareciendo en España, léase agotes, chuetas, vaqueiros de alzada,
pasiegos, caldereros, cordeleros o mercheros, etc., los prejuicios ante los
gitanos siguen existiendo hoy en día.
Durante
la Corona de Aragón, las leyes antigitanas buscaron en un primer momento la
expulsión de este pueblo, para luego promover una asimilación forzosa para
utilizarlos en trabajos esclavos en galeras y tareas agrícolas. Pero
hay que decir que Alfonso el Magnánimo, y haciendo honor a su sobrenombre, fue
el primero en permitir el paso a los gitanos firmando un salvoconducto en
Zaragoza en 1425, documento que se conserva en el Archivo de Barcelona*. Como
en otros territorios de la Península Ibérica, las costumbres, símbolos, oficios,
nomadismo y el idioma caló, se perseguían incluso con la amputación de orejas y
narices. En Catalunya, hasta el siglo XVIII, se aprobaron leyes que perseguían
las señas identitarias de este pueblo. Se les ofrecía la asimilación forzosa o
la expulsión. Se buscaba la consolidación de un estado unificado y con
hegemonía cultural, por lo que la diferencia era potencialmente peligrosa. La
represión y el fanatismo se abrieron paso dejando atrás la tradicional
convivencia de diversas culturas y religiones.
Volviendo
al siglo XX, durante la dictadura franquista se volvió a prohibir la lengua gitana
calificándola como “argot de delincuentes”. El pueblo caló fue objeto de la “Ley
de Vagos y Maleantes” y, cuando eran detenidos, en muchas ocasiones se les
aplicaba la ley copiada de la Italia fascista de Mussolini, la “Ley de
Bandidaje y Terrorismo”, aplicada a opositores políticos, homosexuales y “razas
impuras”. Los que no daban con sus huesos en las cárceles, malvivían en
chabolas de los arrabales de las ciudades. Los artículos 4 y 5 del Reglamento
de 1942 de la Guardia Civil conculcaban la presunción de inocencia y marcaba a
los gitanos como personas a vigilar y a los que siempre se les tenía que pedir
los documentos de sus propiedades. Estos artículos fueron eliminados en junio
de 1978, con el apoyo del diputado gitano, entonces en la UCD, Juan de Dios
Ramírez Heredia.
Curiosamente,
junto a esta marginación, y con el reduccionismo cultural que llevó al
franquismo a potenciar como seña de identidad folclórica de toda España, sólo
al folclore andaluz, hubo unos gitanos que no sufrieron represión, los que se
dedicaban al cante, la música y al baile. Ellos protagonizaron películas
“patrias” y eran habituales en las fiestas de “Exaltación Nacional” e
imprescindibles en todo sarao de los gerifaltes del régimen. Por su parte,
determinadas instituciones religiosas benéficas financiaban programas de
ayudas, claro que se buscaba enseñar a los gitanos como dejar de serlo.
La
Constitución española, en su artículo 14, habla de la igualdad de los españoles
ante ley y de la no discriminación por ninguna causa. El Estatut d’Autonomia de
Catalunya, en su artículo 42.7, tiene una referencia expresa a la salvaguarda
de la realidad histórica y la cultura gitana. El Parlament de Catalunya ha
dictado varias resoluciones y declaraciones reconociendo el genocidio gitano y
la cultura gitana como cultura propia y bien a preservar. Claro que una cosa es
letra y otra la realidad. Tantos siglos de marginación son difíciles de
eliminar, y aunque no se hable, los prejuicios siguen existiendo, sobre todo
ahora en una Europa donde las políticas xenófobas y el miedo a los emigrantes
económicos o refugiados que huyen de las guerras, son el discurso populista que
cala en la gente. Como lo fuera con la llegada del nazismo, la crisis económica
y la precarización social y laboral, son la puerta de entrada por donde se
cuela el discurso del odio.
Jóvenes gitanas en el acto de Auschwitz
EN LA ACTUALIDAD
Se
calcula que la comunidad gitana del mundo está en doce millones de personas,
novecientos mil de roma-gitanos viven en España, totalmente sedentarizados en
ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza, etc., con mayor presencia
en las comunidades de Andalucía, Valencia y Catalunya. Hasta 1998, por ejemplo,
en el estado de Nueva Jersey (EE.UU.) se derogó una ley que dictaba una
vigilancia especial sobre los gitanos. En el año 2010, el gobierno de Nicolas
Sarkozy mandó desmantelar todos los campamentos ilegales de Francia, ocupados
en su mayoría por gitanos rumanos. Lo mismo se hizo en Italia. En estas dos
democracias y con apoyos políticos y populares plenos, se deportaron y se
ficharon a miles de gitanos búlgaros y rumanos. La actual Constitución de Bosnia
prohíbe a judíos y gitanos presentarse como candidatos a determinada
elecciones, entre otras la elección a presidente. Es común en campos de fútbol
de Bulgaria o Rumanía, que los grupos neonazis exhiban pancartas con mensajes
de odio hacia los gitanos, ante la pasividad de la FIFA o la UEFA, que sí
corren a multar la simple exhibición de una bandera estelada catalana en los campos de fútbol españoles. En otros
países europeos, se segregan a los niños gitanos a escuelas especiales. Esto
está pasando hoy en la muy democrática y culta Europa.
¿Y
en España? Pues en el puesto primero de los prejuicios según estudios
sociológicos del 2015 está el antigitanismo, el segundo la islamofobia, el
tercero el antisemitismo, el cuarto el racismo por color de piel y procedencia…; no es de extrañar que las políticas de “limpieza” contra los gitanos rumanos
propuestas por el anterior alcalde de Badalona Xavier García Albiol (PP), por
poner un ejemplo, calaran en una población que culpa de todos sus males al
último que acaba de llegar, al que es más pobre que tú. En una macroencuesta realizada
en el Estado español, con 24.000 jóvenes entre 12 y 17 años encuestados, y ante
la pregunta: ¿Quisieras tener como compañero de clase a un niño o una niña
gitana? La respuesta del 67 por ciento de los preguntados dijo no. Siete de
cada diez jóvenes españoles no quieren tener a un gitano en su escuela. La
invisibilidad del prejuicio o marginación, no es muestra de que no exista.
Gitanos entrando en el campo de Auschwitz
TESTIMONIO DE RAYMOND
Raymond
Gûreme es una gitano francés que ahora tiene 84 años, 81 cuando se rodó el
documental. Tiene el triste honor de ser uno de los pocos supervivientes del
Samudaripen. Estuvo en varios campos de concentración de Francia y Alemania. Su
delito, ser nómada y romaní. Nació en una caravana. Sus padres tenían un
pequeño circo y uno de los primeros cinematógrafos ambulantes. Pequeño, frágil,
con mirada acuosa y tocado con su inseparable sombrero, el Tío Raymond, como es
conocido por la comunidad gitana catalana, explica en foros y escuelas de
Europa sus experiencias. El año pasado estuvo en Barcelona.
Raymond Gûreme
En
octubre de 1940, en la Francia recién ocupada, los gendarmes fueron en busca de
la familia, sus padres y ocho hermanos, y ahí empezó el periplo por los campos
de concentración, de los que el ágil y acróbata Raymond se fugó varias veces
para buscar comida para su familia, hasta que un día lo tuvieron esposado a una
pared durante 30 días a pan y agua. Cuando era conducido en un tren hacia el
campo de Auschwitz, la resistencia francesa lo liberó. Aquí algunas de las
cosas que explicó a las chicas de Voces Gitanas: “El 4 de octubre de 1940 por la
mañana, estábamos montando la carpa del circo, para hacer una función para
niños y mujeres, ya que los hombres estaban prisioneros o en el frente, y vino
la policía francesa… ¡no fueron los alemanes, eh! Llamaron a las 6 de la mañana
a la puerta de la caravana y nos llevaron”. El anciano recuerda como en
una de sus fugas en Alemania se perdieron en La Selva Negra, sobreviviendo
durante una semana a base de hojas y arbustos (mientras dice esto se le escapa
una leve sonrisa). Y continúa: “En el primer campo, en 1943 cuando había más
bombardeos, nuestro trabajo era recoger a los muertos y subirlos al tejados, para
que luego pasaran los camiones y se los llevaran. A veces encontrábamos un bebé
muerto, y lo dejábamos al lado de una mujer, sin saber si era suyo o no”.
Recuerda muy bien quienes eran los guardianes del campo: “Tenían el símbolo de la
calavera, vestían de negro, eran más malos que los de la SS, eran de la SD”.
La SD, Sicherheitsdienst, era el
servicio secreto de las SS, hermanada con la Gestapo. Raymond, a pesar de las
circunstancias, no perdía el humor, y fue por una contestación de este cariz
que recibió su primer castigo físico: “El guardia me rompió la nariz con su porra,
después, en el suelo, me golpeó con la culata del fusil en la cabeza
(enseña las marcas del cogote), ¿lo ves aquí? Me hundió el cráneo”.
Un prisionero lo cogió en sus brazos y con restos de alambrada construyó unas
pinzas para sacarles los restos de huesos rotos que le habían quedado dentro,
salvándole la vida, seguramente. Hasta 1983, Raymond nunca dijo a su familia y
amigos que había estado en un campo de concentración. Su mujer, que también
había estado prisionera, tampoco lo contó. No querían rememorar las miserias
que habían vivido. Desde entonces, es un activista de la memoria gitana. En un
momento Noemí Fernández y Amalia Cortés, las jóvenes locutoras de Voces Gitanas
le preguntaron: “¿Usted conoció a algún gitano español en los campos de concentración?
Sí, la familia Cortés, Anita Cortés. Se pueden imaginar la cara de
Amalia Cortés al escuchar su apellido.
Raymond Gûreme con "Veus Gitanes"
A los pocos
días de regresar a Francia del encuentro en Polonia, el anciano gitano fue
apaleado por la policía francesa. Nunca ha recibido una pensión de guerra, él
sólo quiere “contar a los jóvenes lo que sucedió para que tomen el relevo y que
respeten nuestra libertad”.
Rita Prigmore hablando con una gitana catalana
TESTIMONIO DE RITA
Rita
Prigmore es una gitana alemana que ahora tiene 74 años. Cuando pasó todo era un
bebé, ello no impidió que fuera víctima del horror. Como tenía una hermana gemela
fueron objetos de los experimentos del médico nazi Werner Heyde, colaborador de
Josef Mengele. Por ejemplo, le inyectaron unos líquidos en los ojos para
cambiarles el color marrón por el azul. Sus padres eran unos reconocidos
artistas, una bella bailarina la madre, Theresia Seible, y violinista el padre,
Gabriel Reihhardt: “Mi familia más cercana y yo nunca fuimos a un campo de concentración.
Mi madre había firmado para que la esterilizaran pero, cuando se casó –con
tan sólo veinte años– y en
una revisión médica, descubrieron que estaba embarazada y por lo tanto había
ido contra las normas. Vieron que eran gemelos. Le dijeron que ella y su
familia podían librarse de ir a un campo de concentración y la muerte si
entregaban a los bebés. Mi madre nos tuvo que dejar en la Clínica Universitaria
de Wüzburg –Baviera–, donde el doctor Heyde ejercía de
psiquiatra y neurólogo. Un día mi madre y mi abuelo vinieron a vernos, y tras
el cristal, sólo vieron un bebé… entraron en pánico. Los llevaron a una
habitación, y allí con un vendaje en la cabeza y un vestido, yacía el cadáver
de mi hermana Rolanda, no había sobrevivido a los experimentos. Mi madre no
pudo verme hasta pasado un año, en 1944, cuando recibió una carta de la Cruz
Roja diciéndole que podía venir a recogerme. Desde entonces estuve con mi
familia, algunos volvieron de Auschwitz con números en los brazos, otros habían
muerto allí. Desde muy niña siempre he tenido problemas para andar y tenía
migrañas muy fuertes que me impidieron ir al colegio. Me desmayaba, fui al
colegio bastante años después”.
Los padres de Rita Prigmore
El médico nazi Werner Heyde que experimentó con las hermanas Prigmore
Como las otras víctimas del holocausto
gitano, nunca tuvieron reconocimiento y no contaban en los memoriales. No fue
hasta 1988 que se supo el caso de Rita. Ella misma no conoció su caso hasta los
42 o 43 años de edad. En 1949 su madre conoció a un americano y la adoptó. Rita
tenía cicatrices en la cabeza, que no demostraban nada. Cuando se casó se fue a
vivir nuevamente a Estados Unidos, y allí tuvo un accidente de coche tras uno
de sus desmayos. Los médicos le preguntaron por los problemas de salud que
tenía, y en un escáner, vieron las cicatrices internas de la cabeza. Ni su
padre adoptivo ni su marido sabían nada de esto. Ella llamó a su madre en
Alemania que nunca lo había contado. La madre viajó a América y entre sollozos,
Rita supo la verdad, la verdad que ahora ella explica por colegios e
instituciones de todo el mundo.
Las jóvenes gitanas catalanas en su particular tributo en Auschwitz
Hay
una canción polaca que dice:
Anduve, anduve
Por largos caminos
Encontré afortunados romá
Ay, romá, ¿de dónde venís con las tiendas y
los niños hambrientos?
¡Ay, romá, ay muchachos!
También yo tenía una gran familia
Fue asesinada por la Legión Negra
Hombres y mujeres fueron descuartizados
Entre ellos también niños pequeños
¡Ay romá, ay muchachos!
La Legión Negra (Crna
Legija) del Estado Independiente de
Croacia fue un grupo paramilitar que
colaboró con los nazis distinguiéndose por sus crímenes contra la población
civil.
Anna Mirga, gitana polaca y antropóloga
Anna Mirga, una
gitana polaca, antropóloga social y cultural por la Universidad de Barcelona,
ha trabajado en proyectos europeos en representación de la Federación de
Asociaciones Gitanas de Catalunya y en el “Open Society Roma”, nos cuenta: “Los
gitanos somos capaces de sobrevivir todo, hambre, violencia, inseguridad,
muchas cosas, siempre y cuando estemos juntos. Los nazis se dieron cuenta que
cuando se separaba a las mujeres y los hombres gitanos, ya no tenían ganas de
vivir. Por eso les interesaba, para utilizarlos en los trabajos forzados,
mantener a los gitanos en “campos familiares”, donde el estar juntos les
permitía sobrellevar esas condiciones tan duras”. También hay espacio
para la esperanza en el futuro: “Hay que tener cuidado, porque la crisis
económica, de valores, de democracia en Europa nos puede hacer repetir los
errores del pasado; aunque hay una cosa positiva, pese a todo, nuestra
generación se relaciona mucho más, el grado de conciencia es más elevado. Además tenemos una fuerza interna y un orgullo de lo que somos que
nos empuja a actuar, a salir a la calle, hablar con la gente e intentar cambiar
la situación”.
Gitano alemán superviviente de Auschwitz
Hay
una característica en todos los gitanos supervivientes del genocidio nazi, es
que no lo contaban; el silencio era su máxima, salvo los que se vieron en la
necesidad de ser el testimonio vivo del horror. Quizás, como dice un amigo, la
civilización sea la continuación de la barbarie por medios más bárbaros.
Lo
dicho, Na bistar, “Mira y no
olvides”.
Publicado en la revista Rambla y Público
***
NOTA*: Rey Alfonso V de Aragón a D. Juan de Egipto Menor, el
12 de enero de 1425: “Como el amado y
devoto nuestro D. Juan de Egipto Menor, yendo con nuestra licencia a diversas
partes de nuestros reinos y tierras, queremos que aquel que sea bien tratado y
acogido, porque a vosotros decimos y mandamos expresamente y de ciencia cierta
bajo quedar inmersos en nuestra ira e indignación que el nombrado D.Juan de
Egipto y los que con él fueron y le acompañaren dejéis ir, estar y pasar por
cualesquiera ciudades, villas, lugares y otras partes de nuestro señorío”. Cuatro
meses más tarde amplia el salvoconducto para que circule libremente por todo su
reino y se dirige a la Justicia de Aragón para que haga las diligencias
necesarias para que a: “D. Thomas de
Egipto le sean devueltos dos perros de gran valor que le habían sido robados
por los aragoneses”.
Excelente y emotivo reportaje, y bien escrito. Desconocía el tema, gracias por su trabajo.
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