Por: Javier Coria Foto: Francesc Sans
El expresidente de la Generalitat de
Catalunya, el no tan honorable Jordi Pujol, admite que su familia tuvo dinero,
durante más de 34 años y opaco a la Agencia Tributaría, en varios paraísos
fiscales, y pide perdón por ello.
Sin
especificar la cuantía, el expresident
y mediante un comunicado emitido el viernes 25 de abril, dice que dicho dinero
correspondía a la herencia que le dejó su padre, Florenci Pujol i Brugat, en
1980, y cuyos fondos iban destinados a su mujer, Marta Ferrusola, y a su siete
hijos, a los que Pujol trata de exculpar en el citado comunicado. Acogiéndose a
las medidas de amnistía fiscal que tan “amablemente” puso en marcha el ministro
Montoro para las grandes fortunas, la familia Pujol ha regularizado
recientemente ese dinero, ya que, sorprendentemente, en el comunicado Jordi
Pujol declara que no encontró “el
momento adecuado”, en estos 34 años.
En el
comunicado Jordi Pujol declara: “Mi
padre Florenci Pujol i Brugat dispuso como última voluntad específica que unos
fondos ubicados en el extranjero –diferentes a los comprendidos en su
testamento-, rendimiento de una actividad económica de la que ya se ha escrito
y comentado, y que no se encontraban regularizados en el momento de su muerte
en septiembre de 1980, fueran destinados a mis siete hijos y mi esposa, dado
que él consideraba errónea y de incierto futuro mi opción por la política en
lugar de seguir en el mundo de la actividad económica”. Pujol habla que su
padre había vivido las difíciles situaciones de los años 30 y 40 y “tenía miedo de lo que podía pasar”. En
fin, que el patriarca quería dejar “colocada” a la familia y, como viene siendo
costumbre por estos lares desde tiempos inmemoriales, se fueron con la
“maletita” hacia Suiza, eso sí, y como también viene siendo costumbre entre la
élite política y económica, robando a todos los ciudadanos que no sólo ven como
las medidas de austeridad dictadas por la Troika europea recae sobre ellos,
sino que son perseguidos por Hacienda a la mínima que una cifra no cuadre.
Pujol
quiere disculparse diciendo que ese dinero quedó en espera mientras sus hijos
eran menores de edad (¿también la señora Marta Ferrusola?), y que dispuso que
un amigo de confianza de él y de su padre se encargara de la gestión de esos
fondos, “gestión de la que no quise
saber nunca ni el más mínimo detalle”, sentencia en el comunicado. El
expresidente escribe que “mi conciencia
y me cargo me empujaban a rechazar esta herencia”, pero queda claro que no
lo hizo, es más, al final la gestión pasó a uno de sus hijos, en “ese momento mi error original contaminó a
mis hijos y mi esposa”. Cuentan los que lo conocen que Pujol es un tipo muy
austero, que no es amigo de lujos y boatos, pero los hijos, como el hortera de Oriol
Pujol, que le gusta pasearse por la noche barcelonesa a bordo de llamativos
coches deportivos, es todo lo contario. Oriol Pujol dimitió recientemente como
Secretario General de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y como diputado en el Parlament, al estar
imputado en el presunto caso de corrupción de las ITV catalanas. Por cierto,
que la sede de CDC sigue embargada por el caso del saqueo del Palau, ya que parece probado que se desviaron fondos del
Palau de la Música Catalana a la formación política. Otro de los hijos, Jordi Pujol Ferrusola, fue investigado por
blanqueo de dinero. Los dineros y los cargos parecen heredarse en esta
particular “monarquía” catalana.
El
comunicado termina: “De los hechos
descritos y de todas sus consecuencias soy el único responsable, y quiero
manifestarlo de forma pública, con mi compromiso absoluto de comparecer delante
de las autoridades tributarias, o, en su caso, delante de las instancias
judiciales, para acreditar estos hechos y de esta manera acabar con las
insinuaciones y los comentarios”. Pues, señor Pujol, ha tenido 34 años para
hacerlo, y ahora se ve obligado a ello por las informaciones periodísticas y
por las causas abiertas contra algunos de sus hijos. Dice, muy católicamente,
que espera: “… que ésta declaración sea
reparadora en lo que sea posible del mal y de la expiación para mí mismo”. Deben
depurarse responsabilidades, y esto empieza por una denuncia formal del expresidente
Jordi Pujol, luego, en el ámbito personal, si quiere, que confiese sus pecados
a un mosén y rece los padrenuestros que le imponga, pero esperamos que la
justicia de los hombres también tenga algo que decir en este caso.
Publicado en la revista Rambla
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