Por: Javier Coria
Solos ante el misterio era el sugerente título de
una obra que Santiago Ramón Cajal (1852-1934) tenía en preparación cuando le
sobrevino la muerte. Cuestiones filosóficas, sobre los sueños, sobre el “yo”
psicológico, etc., eran tratados en este trabajo que hoy se da por perdido.
Cajal estaba muy interesado en el poder mental y en la fuerza de la sugestión
en la cura de enfermedades. También dedicó dos años de su vida, al estudio de
los fenómenos de la psicopatía espírita y a las diversas personalidades o egos
que conviven en nosotros. El propio Cajal nos da noticia de esta obra en una
nota a pie de página al final del primer capítulo de su libro de memorias El mundo visto a los ochenta años, y de
este libro es la cita tan esclarecedora de lo que Cajal pensaba sobre este
particular:
“La
personalidad plena y sintética del hombre es la suma del “yo” principal,
despótico y acaparador, y de todos estos “egos” apagados, pero susceptibles de
reviviscencia eventual. Notemos que estas personalidades secundarias no son
inconscientes, como acaso pensaría algún psicoanalista, sino subconscientes y
susceptibles de fácil evocación. Forman como la retaguardia del sujeto actual,
mas están apercibidas a reemplazarlo en cuanto éste desmaya o se distrae”.
En estas memorias también nos habla de
un enigmático libro inédito, una obra a la que dedicó varios años de su vida y
que recogía sus estudios más mistéricos, aquellos que muchos nos quieren
ocultar hoy. En la guerra civil, se quemaron o perdieron muchos documentos del
archivo del sabio, cuentan que las fotos de carácter erótico que hizo Cajal
fueron quemadas por sus propios familiares, pero también se perdieron los
manuscritos de un interesante trabajo sobre hipnotismo, espiritismo y
metapsíquica, esto último era como se conocía entonces a lo que hoy conocemos
por parapsicología, a la que eran aficionados tanto él como su hermano Ramón.
Como científico racionalista, Cajal criticó la ingenuidad de las personas que
se dejaban embaucar por los vividores de lo extraño, de los magos y charlatanes
que vendían sus supercherías en los salones decimonónicos. Pero junto a esto y como
científico abierto e inquieto, sabemos que dedicó mucho tiempo y esfuerzo en la
investigación de los fenómenos de percepción extrasensorial como le telepatía,
la precognición o las facultades de ciertos dotados psíquicos y médiums. Sé que
esto es incómodo para ciertos seguidores del reduccionismo científico, pero
bien es cierto que personajes de la talla de Albert Einstein o Carl Jung,
también dirigieron sus miradas a estos fenómenos que aún estamos lejos de
explicar. Como especulación teórica, la física lleva estudiando la hipótesis
telepática desde hace muchos años, como bien apunta el profesor de física de la
UNED, Gabriel Lorente en su artículo: “La telepatía, posible fenómeno de
coherencia cuántica”. (1)
Es fácil imaginar que Cajal no creyera
en la transmisión del pensamiento sin mediación sensorial en los procesos
bioquímicos del cerebro, pero sí en algún efecto psíquico, seguimos con la idea
del profesor Lorente, entre el emisor y el receptor. De hecho, no sería
aventurado pensar que el propio Cajal tenía la facultad, como veremos más
adelante, de influir positivamente en la mente de sus pacientes mediante las
técnicas hipnóticas. Nos quedamos sin saber a que conclusiones llegó el Premio
Nobel sobre sus investigaciones más heterodoxas, incluso él mismo se preguntaba
si estos manuscritos lograría publicarlos alguna vez. Conocemos que además de
sus trabajos sobre la metapsíquica, la hipnosis y el estudio de médiums, el
libro recogía una minuciosa recopilación de sueños con sus posibles
interpretaciones. Cajal se dedicó durante toda su vida a registrar lo que él
llamaba las alucinaciones del sueño, o del ensueño, como prefería llamarlo.
Según su nieta María Ángeles Ramón y Cajal Junquera (2),
el manuscrito de su abuelo estaba apunto para la publicación cuando el
Instituto de Higiene Alfonso XIII fue bombardeado durante la guerra civil,
entre sus escombros se perdió este valioso documento.
madame Blavatsky
Como hicieran el médico y escritor
Conan Doley y el famoso mago Houdini, más cándido y crédulo el primero que el
segundo, Cajal se dedicó a desenmascarar los fraudes de algunos médiums que
estaban de moda al amparo de las experiencias de las famosas hermanas Fox,
Margaret y Catherine, y el auge de las teorías teosóficas de madame Blavatsky. El estudio de las
técnicas de los magos y sus conocimientos en fotografía, fueron esenciales en
esa labor. Pero el espíritu investigador de Cajal no sé quedó en la simple
denuncia de los embaucadores, sino que pensando que era posible que hubiera
personas con cierta sensibilidad para influir mentalmente en otras o con
facultades paragnostas, se empleó en el estudio de los que decían tener
facultades mediúnicas. Aunque Cajal dejó de ser católico, en sus memorias se
declara creyente en la inmortalidad del alma, dato que tenemos que tener en
cuenta para entender el acercamiento al espiritismo, aunque esto, para muchos,
entre en contradicción con su formación científica. Para este estudio
minucioso, Cajal no sólo participó en sesiones espiritistas, sino que contrató
a médiums para estudiarlas, en algunos casos, incluso las instaló en su propia
casa como lo hizo cuando vivía en Zaragoza. Con gran espanto, los nietos de
Cajal se tropezaban con la médium en el pasillo, médium a la que Cajal
desenmascaró más tarde, por cierto. Fraudes, personas con desequilibrios
mentales y quizás algunas con cierto poder de sugestión sobre sus semejantes,
pasaron por la analítica mirada del investigador cuyas conclusiones, como ya he
apuntado, hoy desconocemos.
Si como hemos visto, Ramón y Cajal fue
un pionero en España de las investigaciones paranormales, lo que también puedo
afirmar es que fue uno de los precursores mundiales indiscutibles de lo que hoy
conocemos por hipnosis clínica. Si ya es triste que en publicaciones
científicas extranjeras, por ignorancia o por chovinismo, se escamotee el
nombre de Cajal como investigador histórico de esta especialidad, es más triste
que en su patria tampoco se le reconozca este mérito. Cajal estudió todo lo que
se publicó sobre hipnosis, así conoció los trabajos de Mesmer, Lombroso, Geley
o Bernhein. Ya desde antiguo, civilizaciones como la Inca, la griega o la
egipcia en sus conocidos “Templos del
sueño”, aplicaron estas técnicas con objetivos terapéuticos como hicieron
Cajal y Freud, más tarde. En su estancia en Valencia, Cajal convenció a sus
contertulios del Casino de Agricultura y montó un Gabinete de Estudios
Psicológicos con sede en su propio domicilio. Allí, con la participación de se
esposa Silveria y los miembros de la tertulia, experimentaron con la hipnosis entre
ellos para después hacerlo con médiums y con personas que tenían cuadros
neuróticos o depresivos. Como dije más arriba, Cajal tenía un poder de
sugestión benéfico con sus pacientes, y con la pericia que demostró como
hipnotizador, resultó que las personas que acudían a él con problemas de
histerias y otras enfermedades nerviosas, salían curados de la consulta. La
noticia corrió de boca en boca, y las colas de pacientes hicieron que nuestro
experto hipnotizador tuviera que cerrar la consulta por falta de tiempo y
capacidad para atender a tanta gente. La experiencia valenciana le ayudó a
llevar a la práctica una idea largamente pensada, la utilización de la hipnosis
como anestesia. Silveria, que conocía y participaba en los experimentos
hipnóticos de su esposo, no tuvo reparo en ser hipnotizada por él en Barcelona
durante los partos de sus dos últimos hijos Pilar y Luis. Lejos de ser un
placebo que reforzaba la tolerancia al dolor, Cajal comprobó que el estado de
inhibición sensorial inducido por la sugestión hipnótica mitigaba
considerablemente el dolor. La eficacia de la relajación hipnótica como
analgésico y como técnica válida para combatir la ansiedad del enfermo y
posibilitar un mejor postoperatorio utilizando menos medicamentos, es un asunto
que se trata en las revistas médicas actuales, claro que Cajal ya lo dejó
escrito en el siglo XIX en un trabajo titulado Dolores del parto
considerablemente atenuados por la sugestión hipnótica (3), artículo que por desgracia es poco
conocido.
Dentro de los misterios de la vida de
Cajal, está su actividad masónica. Sus preocupaciones humanistas y la amistad
con notorios francmasones, hizo que con 25 años ingresara en la logia “Caballeros de la Noche, número 68” de Zaragoza. Esta logia
tuvo actividad desde 1869 hasta 1892; en una primara etapa perteneció al “Gran Oriente Lusitano Unido” y después
pasaría a la jurisdicción de la “Gran
Logia Simbólica Independiente Española”. La pertenencia de Ramón y Cajal a
la masonería, está documentada ya que los registros de su logia se conservan en
el Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca. En dichos registros, vemos
que Cajal fue apuntado como el masón número 96 y adoptó el nombre simbólico de
Averroes. Por cierto, auque no es el objetivo de este trabajo, son muchas las cosas
que unen a estos dos sabios, no sólo sus trabajos médico-científicos y
pensamientos filosóficos, sino, por ejemplo, los trabajos y escritos sobre la
cámara oscura que Averroes realizó. Posiblemente, Cajal fue iniciado en los
primeros meses de 1877 como “Aprendiz”, y un año y medio después, obtendría el
grado de “Compañero”. Hasta ahí
desconocemos su actividad masónica, quizás pasó a ser un miembro “durmiente”.
En las cartas del Cajal anciano, se muestra contrario a distraer los quehaceres
científicos en militancias y logias. Por otro lado, la represión franquista
contra los masones iniciada con un decreto fechado el 15 de septiembre de 1936,
hizo desaparecer a personas y documentos y, el paso a la clandestinidad de los
supervivientes, hace que sea difícil reconstruir completamente la historia de
las logias que llegaron a tener 151 diputados en las cortes de la Segunda
República, un poco más del 32% del total del hemiciclo.
NOTAS:
1) Gabriel Lorente: “La
telepatía, posible fenómeno de coherencia cuántica. La transmisión del
pensamiento, referencia a la física de campos y a la acción a distancia” en Tendencias 21 (Revista electrónica de
ciencia, tecnología, sociedad y cultura), 2 de julio de 2006. URL: www.tendencias21.net/La-telepatia-posible-fenomeno-de-coherencia-cuantica_a1057.html
2) “Homenaje a Cajal en el
sesquicentenario de su nacimiento” en Revista
Española de Patología, vol. 35, nº 4. Madrid, 2002
3) Este trabajo se publicó en
una separata de la Gaceta Médica Catalana.
Año XII. Tomo XII, pp. 484-486. Barcelona, 3 de agosto de 1889.
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