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domingo, 24 de julio de 2011

“QUERIDAS MÍAS”: CLARICE LISPECTOR


Queridas mías recoge las cartas privadas de Clarice Lispector a sus hermanas Tania y Elisa entre 1940 y 1957, desde su estancia como periodista en Río de Janeiro hasta Washington, el último destino diplomático que compartió con Maury Gurgel Valente, su marido. Un total de 120 cartas que acompañan una fase de gran producción literaria y de formación de las bases del lenguaje personalísimo de la autora brasileña. Algunas escritas a vuela pluma, otras más reflexivas, desde la Nápoles devastada por la guerra a los Estados Unidos de los años cincuenta, estas cartas son el complemento necesario, en algunos casos imprescindible, de su trayectoria literaria, sobre la que arrojan una nueva luz.



Ríos de Janeiro
17 de mayo de 1940
Querida Elizinha:

Hemos recibido por fin tu carta hoy viernes. «Por fin» porque siento tanto tu falta en casa que el martes ya estaba esperando el correo. Al irte tú, la casa quedó muy vacía y yo muy sola. Sólo espero que todo esto se compense con que puedas aprovechar al máximo tu estancia ahí.

Mi intención es ir el sábado. O quizá el próximo, porque hay un baile y existe una probabilidad entre 3 millones de que yo vaya: no tengo vestido (quería hacerme una falda larga de terciopelo y una blusa de encaje, pero es carísimo). Recibí el lunes 281$ 200 de la redacción en concepto de unas traducciones antiguas. Pero entre las cualidades del dinero no está la elasticidad...

Elisa, ¿tienes otros huéspedes? Ojalá. Oye, cariño, tú siempre tienes suerte con el número 13, los viajes −son tres− a Teresópolis, fueron en el asiento 13, y etc., ¿verdad?


Pues bien, viajaste el día 13. Y papá, que se dio cuenta, dijo que en el concierto de Yascha Heifetz2 tu butaca ¡era la número 13! Voy a ver si te consigo un amuleto con el número 13.

Elisa, ¿tienes por ahí cerca una farmacia para que te pongan la inyección?

Por favor, escríbeme un poco más, te lo pido yo, y también Tania, a quien he leído tu carta. Papá no está, por eso no dice nada. Cuenta más detalles, recuerda que no sabemos nada de tu vida ahí. Has trabajado mucho en Juiz de Fora. Cuidado con el surménage.

Hija mía, sé feliz. No me decepciones. Y escribe en cuanto recibas esto, el mismo día.

Tania no manda recuerdos, dice que te escribirá. Manda mil abrazos.

Un gran abrazo de tu
Clarice

P. S. No te pongas nerviosa si no puedes entender la letra. Cuenta hasta 10, da una vuelta por el jardín y vuelve al trabajo con espíritu de sacrificio cristiano.


NOTAS E INTRODUCCIÓN: Teresa Montero

TRADUCCIÓN: Elena Losada

Aquí un cuento de Clarice Lispector publicado en este blog: FELICIDAD CLANDESTINA

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