Por:
Javier Coria.
PRIMICIA EDITORIAL: Graphiclassic,
con la editorial Ponent Mon, acaban de publicar dos tomos de un estudio gráfico
sin precedentes sobre uno de los mejores historietistas europeos, Antonio
Hernández Palacios (AHP).
En la
colección Graphicomic se presenta esta monumental obra que, con originales
inéditos guardados celosamente por la viuda de Antonio Hernández Palacios,
Carmen Ochoa, componen un fresco de gran belleza del arte de este dibujante
creador de las series de El Cid y Manos Kelly, entre otras. El equipo de
Graphiclassic, con Carlos Uriondo, Luis Conde, Charles Caum, Guillem Díez y
Vital García, ya nos sorprendieron con los álbumes dedicados a Moby
Dick, La isla del tesoro y Jules Verne, de éste último saldrá el
segundo tomo a principios del año que viene, y ahora lo hacen con esta obra que
inaugura dos colecciones nuevas. Una es Graphicomics con un álbum de gran
tamaño, y la colección 15X15, que son unos libritos ilustrados que en este caso
se titula: “AHP en detalle”.
Palacios
(1921-2000) tuvo una formación clásica en dibujo del natural y pintura. Estudió
en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Fue cartelista cinematográfico y
trabajó largo tiempo en el campo de la publicidad. Se hizo un prestigio y
nombre dentro del dibujo publicitario, y como cartelista, donde la
monumentalidad y belleza de sus trabajos destacaron entre otros autores. La
exigencia y rigidez de su trabajo le hizo explorar otros lenguajes estéticos, y
aunque de forma esporádica había realizado historietas, la influencia que venía
de Francia del mundo tebeístico, le hizo preparar tres series: una policiaca, Nuri Eva, otra histórica, El Cid y el western Manos Kelly. Fue la revista Trinca de la editorial Doncel la que publicó estas series y la
llamada La paga del soldado. Trinca, revista quincenal, tenía una
gran calidad de impresión y un elevado preció para la época, sus creadores se
inspiraron en la revista francesa Pilot. Uno de sus directores fue el periodista
Antonio Casado (desde 1973-1974), que escribe un artículo en el álbum con el
título “Un artista wagneriano”; dice Casado: “Conocí a Antonio a mediados de
los setenta. Cuando su alma creadora quiso escapar de las motivaciones mercantiles
de aquel trabajo en el que se había hecho imprescindible para las agencias de
publicidad, las productoras cinematográficas o las editoriales de libros a la
búsqueda de ilustradores. Yo era apenas un meritorio en la procelosa jerarquía
del periodismo profesional, recién nombrado director de la revista Trinca y él un artista de altos vuelos
que me deslumbraba con sus wagnerianas viñetas. En mis viajes a Francia y
Alemania, donde se multiplicó el interés por los excelentes dibujantes
españoles que encontraron en la revista su mejor carta de presentación ante los
editores europeos, pude percibir la inesperada repercusión de la obra de
Antonio a escala internacional”. Precisamente, Palacios se hizo un nombre en
Francia cuando publicó 21 álbumes de la serie del oeste Mac Coy, que editó Dargaud. Esto recuerda a otros dibujantes con
gran renombre en Francia y olvidados en España, me refiero al magnífico
Florenci Clavé i Jové, cuya obra se desarrolló principalmente en Francia, y su
obra en la prensa clandestina antifranquista aún está por estudiar, y Andrés
Vázquez de Sola.
Antonio Hernández Palacios
AHP
participó en la guerra civil defendiendo el gobierno legítimo de la república,
lo cuenta así: “Cuando empezó la guerra tenía quince años y no se podía ser más
joven en ese momento. Yo me quedé ahí, pude haberme marchado, pero quería ver
con mis ojos qué es lo que iba a pasar y lo vi. Lo vi desde la primera fila”.
Por voluntad propia, Palacios no se afilió a ningún partido: “Yo, durante la
guerra, a lo único que pertenecí fue a la Alianza de Intelectuales
Antifascistas”. AHP entró en combate Guadalajara, tras atravesar el frente del
Jarama y fue testigo de la formación del 5º Regimiento, al que se alistó en el
2º Cuerpo de Ejército de las Brigadas Internacionales como enlace con el Alto
Mando. Aunque él siempre quiso ser aviador y pilotar un “Chato”, fue un soldado
a ras de suelo, donde el frío, los piojos, los desastres propios de la
contienda eran el paisaje cotidiano del joven idealista. Allí conoció a la
Pasionaria, a Miguel Hernández, a Líster, al General Rojo, a Hemingway y a su
admirado Rafael Alberti, al que trató largo tiempo. Sobre la guerra civil
Palacios hizo los álbumes Eloy, uno entre
muchos (1979), Río Manzanares (1979),
1936, Euskadi en llamas (1979) y Gorka Gudari 1987).
El
libro de Graphiclassic termina con un paseo gráfico por las diferentes facetas
del trabajo de AHP, con el título de “Pluma y pincel”, Carlos Uriondo nos dice:
“El trabajo de AHP fue poliédrico y pluriforme y por eso hemos querido
agruparlo en la medida de lo posible tanto temporal como temáticamente. Para
empezar, presentamos trabajos muy poco vistos de sus primeros pasos en el
ámbito profesional del cartelismo cinematográfico y, como no, aunque sea de
forma somera aportamos algunos ejemplos gráficos en el campo publicitario,
tarea a la que dedicó a lo largo de muchos años. También damos unas leves
pinceladas sobre su labor en Cuba, que había permanecido completamente inédita
en España; a todo ello unimos excelentes ilustraciones para libros y revistas
y, en especial, las realizadas para la revista Gaceta Ilustrada”. En fin, un trabajo imprescindible para todo
amante del cómic y del arte en general. Por cierto, la obra se presentará en Madrid el 23 de
enero, en la librería La Central de Callao.
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