Bartleby, el escribiente. Una historia
de Wall Street
Soy un hombre bastante mayor. La naturaleza de mis actividades
durante los últimos treinta años me ha puesto en contacto, más de lo que yo
hubiera imaginado, con un grupo de hombres singulares, de los cuales, hasta
donde yo sé, nada se ha escrito: me refiero a los escribientes o amanuenses. He
conocido a muchísimos, profesional y privadamente, y me sería fácil relatar
múltiples historias que harían sonreír a caballeros de buen corazón y llorar a
las almas sensibles. Pero me reservo las biografías de todos los demás
escribientes sólo por unos pasajes de la vida de Bartleby, quien era uno de los
más extraños que yo haya visto o haya oído hablar. Mientras que de otros
amanuenses podría escribir su vida completa, de Bartleby no se podría hacer
nada semejante. Hasta donde yo sé no hay información suficiente para escribir
una biografía completa y satisfactoria sobre este hombre. Es una pérdida
irreparable para la literatura. Bartleby era uno de esos seres de los que nada
se puede determinar, excepto de las fuentes originales, y en este caso son muy
insignificantes. De Bartleby no sé más allá de lo que vieron mis ojos
asombrados, excepto, a decir verdad, de una información imprecisa que aparecerá
al final de estas páginas.
Antes de presentar al escribiente, tal y como lo vi por
primera vez, es conveniente que haga una descripción de mí mismo, de mis
empleados, de mi negocio, de mi despacho y de los alrededores, porque esta
descripción es indispensable para comprender de forma adecuada al personaje
principal al que voy a presentar…
Herman Melville (1819-1891)
El relato
Bartleby, el escribiente apareció en
dos entregas en la revista Putnam’s
Monthly Magazine, entre noviembre y diciembre de 1853. La edición de
Nórdica Libros está ilustrado por Javier
Zabala.
Maravilloso relato, como casi toda la obra de Melville. Cuantas veces en la vida preferiríamos no hacerlo...pero lo hacemos. Es el precio a pagar por vivir en sociedad, supongo. Y está bien que sea así siempre que no sea excesivamente represor. "El malestar en la cultura" de Freud lo refleja bien. Pero peor, generalmente, es la vida salvaje.
ResponderEliminar