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jueves, 30 de octubre de 2014

Activistas pro-Derechos Humanos de Colombia amenazados de muerte


Por: Javier Coria

Los paramilitares del Comando Central-Águilas Negras de Colombia han amenazado de muerte a 99 activistas pro-Derechos Humanos. Entre ellos se encuentra José Aristizábal García, que pasó once años exiliado en Catalunya coordinando el Observatorio por la Autonomía y Derechos de los Pueblos Indígenas en Colombia y participando en el activismo social de Barcelona.

Aristizábal huyó de Colombia en 1994, cuando su vida fue amenazada por participar en los acuerdos de paz entre la Corriente de Renovación Socialista y el Gobierno Nacional, ahora, después de once años de exilio y volver a su país apenas hace tres meses, de nuevo amenazan su vida. El activista trabaja como coordinador del Observatorio del conflicto armado y el posconflicto, en la Corporación Nuevo Arco Iris, cuyo director ejecutivo, Fernando Hernández, también aparece en la lista de los amenazados, junto investigadores y activistas de los Derechos Humanos y la Paz en Colombia. Aristizábal es muy conocido en Catalunya, por ello amigos, organizaciones no gubernamentales, partidos políticos e instituciones de Catalunya y el Estado español han remitido una carta al Presidente de la República de Colombia, señor Juan Manuel Santos Calderón, para expresar su preocupación y pedir las medidas necesarias para eliminar las estructuras criminales, a veces muy cerca del poder policial y militar, que impunemente actúan para boicotear el proceso de paz actuando contra los que lo defienden y lo hacen posible. Entre los firmantes hay organizaciones como Oxfam Intermón, Justicia i Pau, Comissió Catalana d’Ajuda al Refugiat, la Comisión de Defensa de los Derechos de las Personas del Colegio de Abogados de Barcelona; organizaciones políticas como la CUP, Iniciativa per Catalunya Verds, Izquierda Unida y Alternativa; los sindicatos CCOO, UGT, la Intersindical CSC, Unió de Pagesos o el Consejo de la Juventud de Catalunya, entre otros.

“Águilas Negras”, una franquicia criminal

Con el nombre de “Águilas Negras” se agrupan las nuevas formaciones paramilitares colombianas que ejercen el terrorismo, la extorsión, los secuestros y el robo, muchas veces ligados a los cárteles de la droga. Algunas fuentes señalan al paramilitar Vicente Castaño, alias “El Profe”, como uno de los dirigentes de esta tercera generación de paramilitares. “El Profe” fue uno de los fundadores de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), hoy desmovilizada, y cuyos miembros se asocian con el llamado “rearme” de estos verdaderos escuadrones de la muerte. Después de la desmovilización de la AUC, “El Profe” se convirtió en un fugitivo, y algunas fuentes señalan que fue asesinado por orden de sus antiguos compañeros de fechorías que cumplían penas de cárcel en centros de máxima seguridad.


En un comunicado fechado en 2008, los “Águilas Negras” decían: “En virtud a lo que hemos denominado nuestra remozada organización y el nuevo direccionamiento a nuestra lucha armada, nos permitimos informar acerca de nuestras serias intenciones de declarar abierta la oportunidad de que muchos colombianos afectos a nuestros ideales, han requerido por todo el territorio nacional, el afán diario de muchos compatriotas es un TOTAL REARME DE FUERZAS PARAMILITARES, que defiendan la propiedad privada y los intereses colectivos miles de colombianos y colombianas, fue un gran error promover un proceso de desmovilización que nos abocó al desastre que venimos enfrentando (…). Fielmente creemos que el paramilitarismo ha sido un método de dominación social y política que tiene sus raíces en la doctrina de seguridad nacional y democrática. Comenzó como una estrategia antisubversiva y terminó convirtiéndose en un modelo de control territorial, donde convergieron los sectores más retardatarios de las fuerzas militares, los partidos políticos y la empresa privada”

En fin, queda claro que se reivindican afines a los sectores más reaccionarios del ejército y defensores de la sacrosanta propiedad privada, aunque tengan que atentar, como así lo hacen, con la más valiosa, la vida humana. José Aristizábal ha hecho pública una carta que aquí les reproducimos:

NO BASTARON ONCE AÑOS DE EXILIO

Hace menos de un mes llegó a la sede de la Corporación Nuevo Arco Iris, donde trabajo, un pasquín del grupo Los Rastrojos en el que se amenazaba a esta institución y a Fernando Hernández, nuestro director ejecutivo. Por esos mismos días hubo una lluvia de amenazas similares a otras ONGs y defensores de derechos humanos.

Ayer tarde entregaron aquí mismo, en la recepción de la oficina, un sobre que contiene otra amenaza. Es del grupo Comando Central-Águilas Negras. En ella amenazan de muerte a 99 hombres y mujeres entre quienes estamos Fernando Hernández, Adolfo Bula y yo. En las amenazas de septiembre y octubre del año pasado y las de hace un mes no aparecía mi nombre; en esta sí.

Aún no llevo tres meses de haber regresado a Colombia. Y no fue suficiente que pasara once años lejos  del país, en España y Catalunya, para que  otra vez me vuelvan a amenazar. No bastaron  once años de exilio.


Pensaba que al retornar podría dedicarme más o menos tranquilamente al trabajo de investigación por la paz. Que al haber un gobierno que está negociando un acuerdo de paz con las FARC y fue elegido con la promesa de la paz, uno podría ejercer su derecho elemental a caminar fresco por la calle sin escoltas ni esquemas de seguridad. Nunca me imaginé que esos heraldos de la muerte tomaran nota tan rápido de este regreso. Que no me dejaran casi ni llegar.

Señor Presidente de la República, Señor Fiscal General de la Nación: hace un mes, ante la oleada de amenazas, el gobierno se quedó callado. Es claro que no somos los únicos amenazados ni abogo sólo por mi seguridad y la de mis compañeros porque estamos en el país donde las amenazas se volvieron el pan de cada día bajo la mirada impune de las autoridades.

Pero señores Presidente y Fiscal: Fernando Hernández, Adolfo Bula y yo fuimos los que firmamos junto con el gobierno nacional el acuerdo de paz de la Corriente de Renovación Socialista en 1994. Y desde 1996, las amenazas contra nosotros y otros dirigentes e investigadores de Nuevo Arco Iris nunca han cesado. Fernando tuvo que salir siete años fuera del país. León Valencia ha tenido que  huir varias veces ante incontables amenazas. Yo apenas acabo de regresar. ¿Cómo van a convencer a las FARC y al ELN para que se transformen en un movimiento político si el gobierno no es capaz de parar ni reducir este diluvio de amenazas?
 
Señor Presidente, señor Fiscal: las bandas paramilitares o bacrim, o quienes actúan a nombre de ellas, no sólo están amenazando a la gente que trabajamos por la paz y los derechos humanos. Siguen asesinando y regando de sangre regiones enteras, impidiendo la restitución de tierras a los campesinos, sembrando el miedo en las periferias urbanas y engordando las economías criminales. Si el gobierno no reduce estas bandas y las élites políticas que las encubren, no habrá paz ni con las FARC, ni con el ELN, ni con la sociedad.

José Aristizábal García.
Coordinador del Observatorio del conflicto armado y el posconflicto.
Corporación Nuevo Arco Iris

Bogotá, 22 de octubre de 2014

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