El
abogado de la Querella Argentina Contra los Crímenes del Franquismo, Carlos
Slepoy, visitó Barcelona invitado por la red catalana de organizaciones de
apoyo a la querella y la Federación Europea de Asociaciones Argentinas. Junto a
él, están Rubén Benedicto, representando a los querellantes, Horacio Tamburini,
de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y la periodista de TV3,
Montserrat Armengou. En una charla distendida nos hablan de sus experiencias en
esta lucha por la memoria.
Rubén Benedicto es psicólogo social, su
tesis doctoral trata sobre el uso militar de la psicología y su relación con la
violación de los Derechos Humanos. Ha escrito un interesante trabajo sobre la
guerra psicológica contra el movimiento de los indignados. Vivió en Colombia y
sobre todo en México, en Chiapas, de donde se trajo un cantarín y bonito acento.
Hace 2 años, se enteró que su abuelo republicano era uno de los tantos
desaparecidos que, en fosas anónimas, jalonan las cunetas de este país. Es
miembro activo de la Xarxa
catalano/balear de apoyo a la querella: “Desde hace un par de años, todos los querellantes, denunciantes y las
organizaciones que dan su apoyo a la Querella en Catalunya decidimos
integrarnos en una “xarxa”, en una red, y eso es lo que somos, una red social
que apoya el proceso judicial y la lucha contra la impunidad y por la memoria.
Es un trabajo pausado, lento, pero constante y no lo vamos a dejar. Decía el
filósofo que a la luz de la barbarie había que repensarlo todo, para que nunca
volviera a suceder. Esto nos interpela profundamente en lo que fuimos, en lo
que somos y en lo que queremos ser. Las personas somos seres históricos, nos
hemos formado en unas relaciones sociales que son producto de la historia, y en
este país, nos hemos formado en la empatía con los vencedores. Cuando “Billy el
Niño” y el capitán Muñecas fueron a declarar, lo hicieron en coches oficiales,
con escolta. La gente que se manifestaba en la calle en apoyo a la Querella fue
identificada por la policía e incluso algunos fueron multados. Es el mundo al
revés. En este país los niños jugaban encima de fosas comunes, y no es una
metáfora, esto sucedía en un parque infantil en Burgos. Nos han quitado la
capacidad de empatía con la víctima”.
Tamburini, Benedicto, Slepoy y Montse Armengou
Rubén fue
una de las personas con las que se reunió el relator de la ONU, Pablo de
Greiff, que recientemente visitó España y, entre otras cosas, ha pedido una
política de Estado sobre las víctimas del franquismo y privar de efectos la ley
de amnistía de 1977, para que los querellantes puedan acceder al aparato
judicial y éste apoye los procedimientos judiciales abiertos en Argentina. Nos
cuenta Rubén:
“Hablando con Greiff le comenté que
en la España franquista se quiso conformar un cuerpo social católico, nacional
y afecto al régimen, para ello necesitaban la eliminación física de la
oposición, pero también la eliminación metafísica, como decía Walter Benjamín.
Había que matar físicamente al opositor, pero también metafísicamente, sobre el
significado de su muerte. Siempre que el victimario se enfrenta al espejo tiene
que volver a matar a la víctima una y otra vez, y hoy, detrás de esos espejos
también estamos nosotros. Las víctimas del franquismo no solo son las víctimas
directas de la Guerra Civil y de la represión que vino después, somos todos
aquellos que hemos crecido en ese aire envenenado de la mentira. Han querido
gobernar nuestras almas, nos han robado nuestros afectos, nuestras
composiciones de la realidad y nuestras identidades. Hoy se quiere gestionar la impunidad y el olvido,
una forma de eliminación metafísica”.
Rubén
explica un ejemplo personal de esa manipulación de la realidad y la apuesta por
la banalidad: “Seguro que todos conocen
el gran éxito de la serie de televisión El
tiempo entre costuras. Uno de los principales protagonistas de la historia
es el teniente coronel Juan Luis Beigbeder, y se le presenta como un personaje
tolerante, está con los fascistas pero es culto y glamuroso. Pues Beigbeder fue
un criminal de guerra, consultor de un campo de concentración franquista. Como
en los primeros días del levantamiento se apelotonaban los presos en Tetuán
firmó sentencias de muerte, entre ellas la de mi abuelo, que murió en un campo
borrado de la historia, que nunca existió. Apenas hace dos años que me entero
de esto, entonces entiendes por qué tu madre es como es, y porque somos como
somos. De tanto silencio, le quitaron la capacidad de hacer preguntas”.
Horacio Tamburini tuvo que huir de su
país en 1976, perseguido por la dictadura argentina. Médico de profesión y
profesor, vive en Catalunya desde hace 38 años y representa al sindicato CTA: “Sin que las víctimas pusieran sus casos
sobre la mesa, no habría juicios, ni la posibilidad de romper con esa memoria
que sí tienen los pueblos, pero hoy en España es la memoria de los vencedores,
de los fascistas. El pasado está presente, pero es el discurso del poder. Muchos
de los responsables de los crímenes están vivos, aunque se quiera hacer otro
relato de la historia. Esos mismos tribunales españoles que dijeron que tenían
potestad para juzgar los crímenes cometidos por la dictadura argentina o
guatemalteca, por ser crímenes de lesa humanidad, ahora no pueden decir que no
están facultados para juzgar los crímenes del franquismo, con resoluciones que
no tienen lógica alguna. Nosotros estamos en deuda con ustedes, porque cuando
necesitamos el apoyo de la ciudadanía española y catalana, cuando necesitamos
el apoyo de los profesionales o el auxilio de la judicatura, la tuvimos, no
estamos aquí por casualidad”.
Montserrat Armengou es periodista de TV3 y
trabaja para el programa Sense Ficció. Es autora, junto a Ricard Bellis, del documental Los niños perdidos del franquismo (2002)
y Las fosas del silencio (2004),
entre otros trabajos de investigación que han servido, y están sirviendo, para
la recuperación de la memoria y dar voz a las víctimas y familiares del
exterminio sistematizado del enemigo que llevó a cabo el régimen franquista: “Me ha tocado ser un poco la protagonista
de la triste y vergonzosa historia de lo que es la memoria en el Estado
español. Como una periodista se convierte protagonista porque desvela crímenes
del franquismo que permanecían ocultos, barbaridades que no nos podíamos
imaginar. Cuando hace 14 años empezamos a investigar los crímenes del
franquismo, pensábamos hablar de las mujeres y niños que estuvieron en las
prisiones, pero el concepto de recuperación de la memoria histórica estaba sólo
en el ámbito de las organizaciones que trabajaban en ella o entre los
especialistas, pero no estaba en el imaginario colectivo. Si ya se hablaba poco
de los represaliados del franquismo, imagínate de las mujeres y los niños. En
ese trabajo nos encontramos con un “detallito”, y era que los niños que nacían
en las cárceles no eran registrados. En nuestra mente enseguida nos acordamos
de Argentina y empezamos a profundizar. Cuando vemos que esto sucedía en otros
países, acomodados en nuestro sofá, es duro, pero es más duro cuando ves que
también pasó en tu país. Ahí empiezas a encontrar la mierda, con perdón, en
nuestra casa”.
La
sociedad estaba suficientemente anestesiada para creer que eso de remover las
fosas fuera con nosotros. Eso pasó en Argentina, en Chile, y más recientemente
en los Balcanes. Claro que las víctimas de casa estaban ahí, esperando a que
alguien les preguntara, que la sociedad tuviera la valentía de escucharlas, y
periodistas como Montse lo hicieron, pero nos sigue contando: “Cuando hicimos el documental El convoy de los 927 (2004), nuestro
imaginario era: son deportados, población judía… pero no podíamos pensar que el
primer convoy de población civil, en la Europa Occidental, para llevar
prisioneros al campo de concentración de Mauthausen fue de republicanos
españoles. Esto lo hicimos desde un medio denostado, con razón, como es la
televisión, en este caso desde una televisión pública, que precisamente en
estos días sus trabajadores están en huelga,
porque peligra como medio público. Nuestros documentales los han visto,
además de en Catalunya, en el resto del Estado, bueno, en las Comunidades
Autónomas no gobernadas por el PP que han querido emitirlo, pero han tenido
difusión en todo el mundo. Esto es un orgullo, pero si los recortes no nos
dejan hacer este trabajo… ¿Quién lo hará? Pero la pena y lo que denuncio va más
allá, cómo es que una televisión hace el papel que tenían que hacer las
instituciones democráticas de este país. Es triste que muchas víctimas del
franquismo, durante mucho tiempo, el único consuelo y reparación colectiva que
han encontrado, al margen de su círculo y asociaciones de afectados, fuera
aparecer en un documental de una televisión. Como parte de una sociedad esto me
parece miserable. No podemos consentir que la transición dure como la
dictadura, que estemos 39 años con asuntos que no se pueden tocar. Ahora creo
que estamos rompiendo con la transición. Sin juzgarla, ni aunque la diéramos
por buena y necesaria en aquellos momentos, hoy está claro que ya no nos sirve,
que hay mucha gente que arrastra ese peso del silencio y de miedo, unas
directamente y todos como sociedad. La gente empieza a decir no, no podemos
mantener una situación donde reclamar memoria y reparación se tome como rencor,
como tener ganas de montar follón o desestabilizar. En cambio, el olvido está
bien, es armónico, nos deja prosperar… No me interesa el pasado, yo soy una
mujer de hoy, pero soy una ciudadana que ve que hay una parte de la sociedad
contemporánea que sufrió, porque sus familiares o ellos mismos sufrieron la
represión. Estos son temas del presente, porque todos estamos tocados por esto.
La muestra de cómo esto afecta a las actuales generaciones, lo podemos ver en
otro documental que hicimos: Abuelo, te
sacaré de aquí, donde se cuenta la historia de un nieto que quiere exhumar
el cuerpo de su abuelo republicano que está enterrado en el Valle de los
Caídos. Si este hombre no resuelve esto, se lo pasará a los bisnietos. Ese es
el drama”.
La
periodista también se reunió con el relator de la ONU, y le parece impresionante
que dicho organismo tenga que intervenir en España sin que a ningún político,
sea del actual gobierno del PP, como de los anteriores del PSOE, no se les
caiga la cara de vergüenza. En estos días Montserrat ha presentado otro
interesante documental de denuncia, de esos, si me permiten la alusión
personal, que le reconcilian a uno con la profesión, se trata de Polio, crónica de una negligencia. Entre
1956 y 1963 más de 14.000 personas enfermaron de poliomielitis. Unas 2.000
murieron y la mayoría quedó con graves malformaciones. La vacuna inyectable
Salk primero, y la oral Sabin estaban en el mercado, pero las autoridades
franquistas se negaron a una vacunación masiva y gratuita de la población, por
lo que solo los más pudientes y afectos al régimen, pudieron acceder a este
remedio. El criterio económico imperó sobre el bienestar del pueblo. Como
vemos, una vez más el pasado convive en nuestro presente.
Carlos Slepoy es uno de los abogados
de la Querella. Durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón, en 1974,
sufrió un secuestro y fue torturado. Trabajó junto a Baltasar Garzón en el
encausamiento del dictador chileno Augusto Pinochet y en los primeros autos de
la Querella contra el franquismo. Defensor del concepto de Justicia Universal y
reconocido internacionalmente por su trabajo en defensa de los Derechos
Humanos. Nos cuenta: “La Querella
argentina es la consecuencia de la impunidad reinante en España sobre estos
crímenes. Un ejemplo que viene al caso de lo que nos contó Montse sobre el
Valle de los Caídos. Hace muy pocos días, un fiscal del Tribunal
Constitucional, que merece ser nombrado, Manuel Miranda, interpuso un recurso
ante el propio Tribunal, porque no se había admitido a trámite el recurso de
amparo de víctimas del franquismo que tenían familiares enterradas en dicho
mausoleo. Dijeron que no tenía relevancia constitucional. Pero pasó algo
inédito, que sucede una de cada mil veces, el fiscal recurrió esta decisión
planteando que sí tenía relevancia, dado la especial transcendencia
constitucional que el tema tiene. La propia Ley de Amnistía, dijo el fiscal,
debe analizarse, por parte del máximo órgano de la interpretación de la
Constitución española. Para ver si la citada ley es acorde con la Constitución,
con los acuerdos internacionales suscritos por el Estado, y porque el hecho
tiene una evidente transcendencia social. Además, dicho fiscal, dijo que debía
atenderse los informes que los diversos relatores de la ONU habían hecho sobre
este particular. Esto fue muy alentador, pero enseguida intervino el Fiscal
General del Estado, señor Torres-Dulce, invitando al fiscal Miranda para que
retirada el recurso. Y yo me pregunto: ¿A qué le teme Torres-Dulce?, porque con
la composición actual del Tribunal Constitucional, va a decir seguramente que
no se pueden investigar los crímenes, pero el simple hecho de que esto sea
tratado, pone nervioso al Fiscal General. Es importante que empiecen a aparecer
fiscales, en tan altas instancia, que se cuestionen la impunidad. En la
Audiencia de Barcelona, también recientemente, se admitió a trámite la
investigación de los asesinatos cometidos por el bombardeo de la población
civil que llevaron a cabo los pilotos italianos en 1938 sobre esta ciudad. Se
envió una comisión rogatoria a Italia para determinar el nombre de los pilotos
y de sus mandos. Planteando que la presunción que tenía el juez de instrucción,
de que estarían muertos, es inadmisible en derecho, y por tanto hay que
investigarlo”.
En uno de
los documentales de Montserrat entrevista a uno de esos aviadores de la
Aviación Legionaria que tenía base en Mallorca. Curiosamente, jóvenes
estudiantes y trabajadores italianos que residen en Barcelona participan en los
actos de la “Xarxa” denunciando la participación del fascismo italiano en la
contienda. Pero continúa Carlos: “El
juez Ricardo de Prada Solaesa, de la Audiencia Nacional, que en su momento fue
uno de los tres jueces que se opuso a que se paralizaran las investigaciones
del juez Garzón, acaba de plantear que el pleno de la sala debería elevar la
cuestión al Constitucional. El pleno se ha pronunciado en contra, pero
nuevamente vemos estas dos caras de la moneda, un bloque que quiere impedir por
todos los medios la investigación, y algunos sectores de la judicatura que
quieren avanzar dicha investigación”.
Seguimos
hablando y Carlos nos dice, en su opinión, que la “impunidad del franquismo está acorralada en el ámbito internacional”,
y que el caso de su amigo Garzón es la primera vez en la historia que un juez,
en democracia, es procesado por defender los derechos humanos. Montserrat nos
habla de los 30.000 niños apropiados, y como algunos querellantes de los “niños
robados” no quieren mezclar sus casos, y es legítimo, con la querella al franquismo,
creen que si se tratan como delitos comunes, tendrán más éxito, sobre todo los
casos más recientes, pero no entienden que todo eso viene de una situación
anterior, donde se sentaron las bases para que esto sucediera, con la
complicidad de médicos, religiosas y matronas. Los primeros niños robados a sus
madres, en las primeras etapas del franquismo, fueron aquellos que los
separaron de sus madres “rojas”, para que no les trasmitieran la “enfermedad
mental del marxismo”, de la que hablaba el psiquiatra franquista Antonio
Vallejo-Nájera y su famosa y ridícula teoría del “gen rojo”. En fin, todo esto
tiene que ver con la comisión de un delito, de un genocidio que ha sido
ocultado a la sociedad y que ahora, poco a poco, va viendo la luz.
PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL DIARIO PÚBLICO
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