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sábado, 22 de enero de 2011

AUTO DE FE EN SEVILLA


Entre las pocas felicitaciones por correo ordinario que recibí en las navidades pasadas está la de un amigo cuyo nombre descubrirán al final del poema. Extraña y heterodoxa felicitación, como a mi me gustan.

AUTO DE FE EN SEVILLA
LUIS DE GÓNGORA

I

La plaza de San Francisco
es sitio del sentenciar,
y en el campo de Tablada
al reo lo quemarán.
(Si en San Francisco está el cisco,
la tabla en Tablada está).
Ayer llegaron de Roma
Cartas de su santidad
felicitando en romance
al Cabildo secular
(el Conde de Salvatierra es Asistente Real),
como en latín felicita
al Cabildo Catedral.
(Pedro Castro es Arzobispo e Inquisidor General).
Los barrios se vacïaron
para verlo avergonzar
entre los otros: judíos,
bígamos – tan de admirar-,
luteranos, hechiceros,
y más del mismo costal.
Ni uno dejó de culparse,
pero él nunca abjurará,
aunque tormento aplicáronle
por delante y por detrás.
Herejía extraordinaria,
no la quieren ni mentar.

La plaza de San Francisco
de gente rebosa ya,
tanto los que visten bien
como los que visten mal,
sevillanos sin la “se”
que para qué nacerán,
y forasteros arteros,
salomones de engañar.
Ministros y ministriles
orden y música dan.
Allí el Duque de Medina
junto al Duque de Alcalá,
con el Marqués de Ayamonte
y el Conde de Castellar.
En balcones, colgaduras
y femenino brillar.
En una tribuna airosa
está el Santo Tribunal,
y la Audiencia en una baja
desde Regente a Fiscal.
La Giralda, embanderada,
con poca curiosidad
se asoma a misa y sermón
y al recuento del pecar.
Mil veces viera lo mismo
y bosteza en vertical.
La gente de mal vestir
insulta, canta a compás:
esclavos negros y turcos
-la “S” y el clavo en su faz-,
mendigos de mano hermética,
pícaros para picar,
poetas que sólo saben
gracias de Filis glosar,
no la sífilis de Filis
alumbrado el Arenal,
pescaderos que en el río
de machuelos poco han,
joboneros sin agallas
que al jabón color le dan,
bizcocheros con el alma
más bizca que Barrabás,
pellejeros, albañiles
de más arena que cal,
calafates, marineros
que marean más que el mar…
El mundo es Sevilla y toda
Sevilla en la plaza está.

II

La Dehesa de Tablada
huele a muerte y azahar.
Amarrado al duro palo,
mira él sin pestañear.
Beben cielo golondrinas,
vienen de San Sebastián,
una ermita de Tablada
sin ermitaño además.
Por última vez al reo
apresúranlo a abjurar,
pero él contesta despacio
que con Dios se encuentra en paz.
Los pastores que allí cuidan
lo que otros comerán,
silban fuerte, tocan palmas
para que comiencen ya,
y las palmas en Sevilla
ensortijan el danzar.
A la leña prende fuego
lentamente el Cardenal,
mientras dice en baja voz:
“¡Vade retro, Satanás!”
(Tanto el odio le consume,
que el fuego quiso allegar).
El Teniente de Asistente
pone cara de llorar,
aunque se ríe por dentro
por lo fácil que arderá.
Las llamas muerden al reo,
ya lo comen por do más
pecado había, la lengua,
que no lograran parar.
Pellizcan madres a hijos,
y así siempre recordar.
Pellizcan hombres a hembras,
a tu próxima amarás.
Un rapazuelo pregunta
el porqué de tal tostar,
y alguien habla de María
Magdalena. ¿Quién será?
Nunca la plebe escuchara
nombre tan original.
La Magdalena no existe,
el invento es infernal.
Invento, que amara ella
al Señor y que… ¡Callar!
El cuerpo del condenado
no chisporrotea más.
Tiesa efigie de carbón
en olor de atrocidad
que se junta a los aromas
volanderos de azahar.
En Roma duermen contentos,
todo se ha vuelto a salvar.
Manuel García Viñó
no volverá a molestar.

(Por la transcripción de este poema inédito: Manuel Mantero)

Claro que si quieren conocer porqué Viñó, según el gran poeta Manuel Mantero y amigo del reo, fue quemado en efigie en Sevilla, tendrán que leer lo que aquí publicó:

RELIGIÓN Y MENTIRA. LA VIRGEN MARÍA


Por cierto:

LIBERTAD CREATIVA: NO AL PROCESO CONTRA JAVIER KRAHE

PINTURA: Pedro Berruguete, 1495

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