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jueves, 22 de julio de 2010
EL INICIADO CYRANO DE BERGERAC (I)
Cyrano de Bergerac es la obra teatral de Edmond Rostand que cuenta con varias adaptaciones cinematográficas, la última y muy celebrada, dirigida por Jean-Paul Rappeneau con un genial Gerard Depardieu encarnando al héroe romántico, pero es menos conocido que Cyrano fue un personaje real que vivió en la Francia del siglo XVII. Soldado, escritor, matemático, astrónomo, inventor, filósofo y un montón de cosas más que, pese a su corta vida, nos muestran a un erudito especialmente imaginativo y adelantado a su tiempo.
SU VIDA A GRANDES RASGOS
Savinien Cyrano de Bergerac nació en París el 6 de marzo de 1619. Su padre, Abel de Cyrano, fue un abogado del Parlamento parisino y su madre, Espérance Bellanger era hija de un asesor y tesorero de la Casa Real. El padre Abel heredó tierras y fortuna de su padre, un floreciente comerciante de pescados que buscó ennoblecer su saga con la compra de tierras. Estas propiedades como las de Mauvières y Bergerac, les daba derecho a usar el señorío aunque nada tuvieran que ver con los antiguos señores de Bergerac o con la nobleza. Años más tarde, en 1636, un Abel Cyrano poco dotado para los negocios, se vería obligado a vender las tierras. Pese a ello, nuestro personaje utilizaría el “de Bergerac” hasta su muerte aunque ya no le perteneciera el apelativo.
Savinien vino al mundo en una Europa desgarrada por la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), última de las guerras de religión y la primera guerra moderna. Pasó sus primeros años en Mauvières donde fue confiado a la tutela de un estricto cura párroco. Es en esa época en la conocerá a su amigo y biógrafo, el beato Henric Le Bret, una año mayor que él. Los dos amigos fueron enviados a París a continuar estudios, cosa que hicieron en el “Collège de Beauvais” con el pedagogo Jean Grangier al que Cyrano ridiculizaría en El pedante burlado del que Moliere plagiaría algunas escenas para su obra Los enredos de Scapin. Pero la libertad y la indolencia de los 19 años, unido a las juergas y las deudas de juego, obligaron a papá Cyrano a buscar un correctivo, que no fue otro que hacer ingresar a su hijo en la milicia. En 1639 Le Bret y Savinien entraron a las órdenes del Capitán Carbon de Casteljaloux de la “Garde-Noble”.
La leyenda del Cyrano pendenciero y espadachín, nace en esta época, aunque su biógrafo no dudó en maquillar algunos pasajes de la vida de nuestro héroe y exagerar otros, el Cyrano que pone en fuga a cien espadachines está más en la leyenda que en la realidad histórica. Lo cierto es que Cyrano era conocido entre sus conmilitones como el “Diablo de la bravura”. Una bala de mosquete hirió a Cyrano en la batalla de Mouzon y, en 1640, una estocada en la garganta luchando contra los españoles en la batalla de Arras acabaría con su carrera militar.
En 1641 regresa a París y siguió escribiendo y estudiando. Parece ser que frecuentó el círculo de los Libertinos, aunque la palabra libertino hoy pueda causar confusión, en aquella época era una forma de designar a un grupo de intelectuales rebeldes y librepensadores que cuestionaban la moral y el orden establecido tanto político como religioso. Fue la actitud indócil hacia la religión lo que Calvino calificó como libertinaje y, como no se entendía una moral sin religión, los amorales también eran llamados libertinos. Fue discípulo del filósofo materialista francés Pierre Gassendi que influiría decisivamente en toda su obra. En 1645 cayó enfermo de sífilis, para algunos la verdadera causa de su muerte, y continuaron los duelos y los enfrentamientos con los escritores. Nadie escapó a la crítica y a las cartas satíricas de nuestro autor enemigo acérrimo de la mediocridad. Decía que él leía las obras de otros para conocer los robos de otros y en verdad que a pesar que muchas veces se tachó su estilo como tosco, fue una de los autores más plagiados de su época. Estos años fueron oscuros y poco se sabe de sus andanzas. No hubo ninguna Roxane en la vida de Cyrano, aunque sus lances amorosos fueron muchos y variados, incluyendo las relaciones homosexuales.
CONTINUARÁ…
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