La leyenda de Grantville Whithers
Por Dirck Halstead.
La semana pasada, mientras cubríamos la visita
del Presidente Clinton a Londres, el fotógrafo de Newsweek Wally McNammee y yo,
nos encontramos en un autobús de prensa estacionado frente al Hotel Churchill
en Mayfair.
Ambos nos encontramos diciendo lo
mismo..."¿te acuerdas de la última aparición de Grantville Whithers?".
Como todos sabemos, los fotógrafos de prensa
pasan mucho tiempo esperando su próxima fotografía. No importa qué tan
relevante sea la historia, aquellas largas horas de tedio a menudo conducen a
la travesura. El Cuerpo de Prensa de la Casa Blanca puede ser el más pícaro de
todos. Durante las últimas dos décadas una de las leyendas del grupo ha sido
Grantville Whithers.
Sir Grantville Whithers es uno de los fotógrafos
más distinguidos del mundo. Miembro y anterior presidente de la Real Sociedad
Fotográfica Británica, ha sido íntimo de Reyes, Reinas, Primeros Ministros y
Presidentes. Su acceso al mundo de los ricos y poderosos no ha sido superado.
Además Grantville Whithers no existe.
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo apareció por
primera vez en la escena de los eventos más importantes alrededor del mundo,
pero sospechamos que puede haber sido una fabricación del fotógrafo Robert
Doherty, hasta fechas recientes jefe de la Agencia de Fotografía de Washington
para la Prensa Asociada (Associated Press). Hijo del aburrimiento, Lord
Whithers fue diseñado para probar el temple de los fotógrafos jóvenes en sus
primeros viajes presidenciales al extranjero.
Al menos uno de sus blancos dejó el oficio tras
su encuentro con Whithers.
Con el tiempo, Doherty encontró cómplices para
tejer su red, incluyendo a McNammee y, debo admitir, a mí.
En 1982, Nancy Reagan viajó a Inglaterra con
motivo de la Boda Real de Diana y Carlos. En su cuerpo de prensa estaban
Doherty, McNammee y yo. También iba, haciendo su primer viaje de ultramar, un joven
fotógrafo de la Prensa Unida Internacional (United Press International), Chaz
Cancellare. Chaz era sobrino del famoso fotógrafo de UPI de la Casa Blanca
Frank Cancellare, y sólo llevaba unos cuantos meses cubriendo la Casa Blanca.
Chaz estuvo dando vueltas en la cama durante su
primera noche en Londres. Poco después del amanecer sonó el teléfono de su mesa
de noche en el Hotel Churchill. Un soñoliento Chaz levantó el auricular para
escuchar los siguientes tonos lúcidos de un caballero británico:
"Sr. Cancellare...¡Whithers llamándole! Sir
Grantville Whithers.
"Soy un gran admirador de su difunto tío Frank Cancellare. Éramos camaradas en el círculo de prensa durante la guerra, y debo decir que jamás he olvidado las amabilidades que tuvo conmigo. ¿Me pregunto si sería posible que nos encontráramos para tomar té esta mañana? Estoy muy cerca de su hotel y le estaría muy agradecido si fuera tan gentil de encontrarse conmigo en el café de su hotel en una media hora.".
Chaz se levantó a tropezones de la cama, se
vistió rápidamente y se dirigió al café. Pasó la siguiente hora sentado en una
mesa esperando a su visitante. Finalmente, fue a la caja a preguntar si alguien
sabía algo de Whithers, y la mesera le tendió una nota que decía, "Lo
siento terriblemente pero me he retrasado, pero trataré de llamarle en las
próximas horas.".
Chaz volvió a su cuarto donde esperó junto al
teléfono hasta que finalmente llegó la hora de reunirse con el grupo para las
primeras fotos del día.
Ya tarde esa misma noche, con el horario desfasado,
Chaz se fue a la cama, pero tan pronto se había adormecido sonó el teléfono
otra vez.
"Sr. Cancellare, Whithers, llamándole, debo
ofrecerle las más humildes disculpas, pero Lady Diana requirió de mi presencia
casi todo el día, y recién ahora estoy disponible. Sé que debe estar exhausto,
pero si fuera tan amable de verme en el bar, quisiera hacerle una
proposición.".
Chaz volvió a vestirse y llegó tambaleándose de
sueño al bar del vestíbulo. Estaba desierto.
Se sentó en el bar a esperar. Pasaron unos minutos y el cantinero le tendió el teléfono.
Se sentó en el bar a esperar. Pasaron unos minutos y el cantinero le tendió el teléfono.
"Sr. Cancellare, Whithers llamándole de
nuevo, estoy terriblemente apenado por mi grosero comportamiento, pero me
llamaron de último momento del Palacio y tuve que ir corriendo.".
Ya para entonces, Chaz estaba furioso y a punto
de decírselo cuando Whithers prosiguió.
"Sr. Cancellare, como le dije esta mañana,
siempre me he sentido obligado con su maravilloso tío y quizá, con su
indulgencia, tenga una manera de pagar mi obligación. Debo pedirle su más
extrema discreción en este asunto por razones que muy pronto haré
evidentes.".
A estas alturas, Chaz ya no sabía qué pensar,
mientras Whithers proseguía, "como quizá sepa, como antiguo funcionario de
la Sociedad Fotográfica Real, con los años he tenido la fortuna de obtener el
patrocinio del Palacio. Como consecuencia, se me ha concedido el privilegio de
permitirme colocar una cámara operada a distancia en el Carruaje Real cuando
Lady Diana y el Príncipe Carlos se dirijan al Palacio después de la ceremonia
matrimonial. Mi propósito por supuesto es poder registrar el evento no con
fines comerciales, sino como mi regalo de bodas a la Princesa.
Sin embargo, no hay razón por la que yo no
pudiera permitir que su organización procesara la película y usara las fotografías,
bajo el entendido explícito de que usted jamás podrá revelar cómo las obtuvo.
Usted puede llevarse todo el crédito por las fotos, con la condición de que me
regrese los negativos originales más tarde ese día. Por supuesto, si alguien
descubriese que existe semejante cámara, las repercusiones serían terribles.
Entonces, Sr. Cancellare, ¿le parece interesante
esta propuesta?".
La cabeza de Chaz iba a mil por hora...
"Dios mío, ¡¡la exclusiva más importante de todos los tiempos!! ¡Y puede
ser MÍA!" Mientras Chaz balbuceaba lo encantado que estaría, Whithers
concluyó "Magnífico, Sr.Cancellare, su tío hubiera estado muy
orgulloso.".
En este punto de nuestra historia, se reclutaron
cómplices. El primero fue Charlie McCarty quien era entonces el encargado de
las fotografías de UPI en Europa. Charlie fue puesto al corriente de la
travesura Whithers, para que estuviera preparado para el desarrollo de los
siguientes acontecimientos. Después de otra noche sin dormir, Chaz llamó a la
agencia de UPI en Londres para contarles la buena suerte que le había
sobrevenido.
McCarty, quien tomó la llamada, se impresionó
adecuadamente, pero le advirtió a Cancellare, "¡No dejes que ésta se te
vaya de las manos, muchacho!".
Durante el siguiente par de días Cancellare
estaba distraído, por no decir otra cosa.
Otro cómplice reclutado fue Brenda Draper, la
editora de fotografías en Londres de la revista TIME. Brenda se convirtió en la
fiel secretaria de Grantville Whithers quien ahora llamaba a Cancellare
regularmente poniéndolo al día de sus movimientos, y dándole razones de por qué
Whithers faltaba a sus citas con él, debido a las presiones de reunirse con la
Realeza en sus estancias en el campo.
Conforme se acercaba el día de la boda Cancellare
se estaba poniendo desesperado. Por mucho que intentaba, no lograba acudir a
sus citas con Whithers. Iba y venía en su cuarto de hotel, sin salir para
comer, mientras empezaba a ver su futuro escapándosele de entre las manos.
Ante la desesperación, llamó a la agencia UPI, y
esta vez contactó a Ted Majeski el editor-administrador de fotografías. Majeski
no había sido alertado de la broma. Chaz dejó escapar que no importaba cuánto
había intentado no había podido contactar a Whithers para hacer los arreglos
finales.
Majeski sospechaba que otra organización de algún
modo se había enterado de la gran exclusiva, y había hecho una mejor oferta. En
este punto, temeroso de que se le adelantaran a UPI, llamó al secretario de
prensa del Palacio para exigir acceso a las fotografías de Whithers.
Ahora, Scotland Yard fue llamado a intervenir en
el caso. ¿Quién era Grantville Whithers y cómo había logrado infiltrarse en el
carruaje Real? Se hicieron llamadas de Scotland Yard a todas las organizaciones
de noticias tratando de averiguar con quién estaba tratando el tal Grantville
Whithers.
Recibí una llamada de una Brenda Draper llena de
pánico, quien había sido llamada a la oficina Bonnie Angelo, jefe de la revista
TIME, para averiguar qué sabía sobre este plan. Se le dio la instrucción de
conseguir si era posible la exclusiva para TIME, y si no se podía lograr eso
entonces había que descubrir a Whithers.
Ahora que la Realeza, Scotland Yard, y todas las
organizaciones de noticias trataban desesperadamente de encontrar a Whithers, y
con un Chaz Cancellare al borde del agotamiento nervioso, Whithers decidió
desaparecer.
No ha sido visto desde entonces, pero nunca se
sabe, puede que vuelva a aparecer uno de estos días.
Con el tiempo Chaz Cancellare
entró a estudiar leyes, y hoy en día es un abogado que se especializa en casos
de fraude.
Fuente: Revista
Zonacero, primero de junio de 1997. Foto portada: Dirck Halstead.
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