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domingo, 8 de abril de 2018

La Transición ensangrentada…


Por: LQSomos. Ilustración: Kalvellido.

Se celebra en 2018 los cuarenta años de la aprobación de la Constitución Española que cimentó el modelo de monarquía parlamentaria que sustituyó al régimen fascista impuesto por el general Franco a través de un golpe de estado que derivó en una cruenta guerra civil y una posterior y cruel dictadura en la que se exterminó física y políticamente a las personas y organizaciones de izquierda de II República.

El tránsito de aquella dictadura al actual modelo parlamentario no fue producto de una idílica y modélica transición, donde “todos cedieron” en aras de un consenso común. Como todos los procesos políticos, se trató de un período convulso, teñido de sangre y represión, que marcó los límites que no estaba dispuesto a traspasar un régimen que moría y quería homologarse con el sistema democrático-burgués occidental.

La represión tiene la función clara de mostrar las consecuencias que puedes encontrarte si el nivel reivindicativo supera los límites aceptados por el sistema. Y lo que andaba en juego en aquellos años no sólo eran determinadas reivindicaciones sociales, sino particularmente el modelo de organización política que iba a regir el futuro del estado español, y los mecanismos de libertad o represión que regirían las relaciones y conflictos de grupos y clases sociales.
Varios fueron los agentes que intervinieron activamente para dejar fijados estos límites por medio de la represión, los asesinatos, las detenciones y las torturas. El más activo de ellos fue el Estado, a través del gobierno, el sistema judicial o el propio ejército. Pero el régimen tuvo la colaboración necesaria de grupos paramilitares que crearon el terror en las calles de todo el estado, tiñendo de sangre este “modélico” proceso.

Trabajadores, estudiantes, dirigentes vecinales, políticos y sindicales, fueron las víctimas elegidas para condicionar y amordazar este tramposo consenso, que como todos, fue producto de la correlación de fuerzas y también las traiciones y mezquindades de algunos dirigentes más interesados en su instalación personal que en dar un vuelco real en favor de las clases populares.
Para comprender bien el presente, es necesario conocer el contexto en el que se produjo la transición, y los límites que se impusieron a sangre y fuego. Porque esta transición, esta constitución, está teñida de sangre y no se fraguó en un clima de verdadera libertad.
Ninguno de los crímenes aquí recordados han tenido su merecido castigo, ni siquiera han sido juzgados penal o políticamente como lo que son: asesinatos. Asesinatos de Estado.
Febrero: Yolanda González Martín – Vicente Cuervo Calvo

Nuestro recuerdo de los febreros de la transición se paran en 1980, con los asesinatos, por bandas fascistas de Yolanda González Martín y Vicente Cuervo Calvo.
Yolanda González fue brutalmente asesinada el 1 de febrero de 1980 por lo que se denominaba la “extrema derecha” que estaba llena de conexiones (que nunca se quiso aclarar) con las fuerzas policiales.
Para más “inri” en 2013, saltó a la opinión pública que el asesino Emilio Hellín, trabajaba para los Cuerpos y Fuerzas Generales de la Seguridad y del Estado en técnicas de espionaje.
A penas una semana después, en Vallecas, sería asesinado Vicente Cuervo Calvo, que como tantos vecinos de todo Madrid había acudido a manifestarse contra el acto fascista del sindicato afín a Fuerza Nueva que pretendía celebrarse en medio del corazón rojo del barrio, en el cine París, el acto al final no se celebró, la policía cargo contra los antifascistas que acordonaban la zona y dio protección a los fascistas, que además como era típico en la época hicieron uso de sus armas de fuego y de todo tipo de violencia, una bala disparada por los fascistas le barrió por dentro. Nunca hubo procesados…
1976

3 DE MARZO. VITORIA

Martín Villa 

5 trabajadores resultaron muertos por disparos de la Policía Armada, a la puerta de la iglesia de San Francisco, en Zaramaga, donde se celebraba una asamblea pacífica de más de 4.000 trabajadores, que fue disuelta de forma violenta por la policía. Huelga general contra del decreto de topes salariales y en defensa de mejores condiciones de trabajo. Rodolfo Martín Villa era ministro de Relaciones Sindicales. Fraga era ministro de Gobernación (Interior).

Las grabaciones de las conversaciones policiales forman parte de la historia de la vergüenza de la Transición:

«Charlie a J-1. Al parecer en la iglesia de San Francisco es donde más gente hay. ¿Qué hacemos? Si hay gente ¡a por ellos! ¡Vamos a por ellos!»

«Intento comunicar, pero nadie contesta. Deben estar en la iglesia peleándose como leones. ¡J-3 para J-1! ¡J-3 para J-1! Manden fuerza para aquí. Ya hemos disparado más de dos mil tiros. ¿Cómo está por ahí el asunto? Te puedes figurar, después de tirar más de mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo. ¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio! Dile a Salinas, que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre. Cambio. De acuerdo, de acuerdo. Pero de verdad una masacre».

Romualdo Barroso Chaparro. 20 años. Estudiante de maestría industrial.
Disparo en la cabeza por la espalda.

Francisco Aznar Clemente. 17 años. Panadero. Disparo en la cabeza.

Pedro María Martínez Ocio. 27 años. Trabajador en Forjas Alavesas. Disparo en la espalda.

José Castillo García. 32 años. Trabajador de la empresa Basa-Arregui. Balazo en hígado.

Bienvenido Pereda Moral. 32 años. Trabajador de la empresa Grupos Diferenciales. Balazos en pecho, médula y piernas.

6 DE MARZO. TARRAGONA

Se celebra una manifestación, en el marco de las protestas realizadas por todo el estado contra la matanza de Vitoria. La policía la disuelve con cargas violentas.

Juan Gabriel Rodrígo Knafo. 19 años. Trabajador de una refinería. Se refugia en el portal nº 7 de la calle Unió, perseguido por 2 policías, y sale muerto. Se prohíbe el acceso a los informes médicos que determinan la causa de la muerte.

8 DE MARZO 1976. BASAURI

El 8 de marzo de 1976 tiene lugar en Bizkaia una huelga en protesta por la masacre del 3 de marzo, en la que paran 150.000 trabajadores. Unas 8.000 personas tratan de hacer una asamblea en Basauri y la Guardia Civil los dispersa utilizando armas de fuego.

Vicente Antón Ferrero. 18 años. Trabajador. Disparo en la cabeza.

1977

13 DE MARZO. SAN SEBASTIÁN

José Luis Aristizábal Lasa. 20 años. Estudiante en la Escuela Superior de Técnica Empresarial de Gipuzkoa. Balazo de goma en la cabeza, en una manifestación pro amnistía.

20 DE MARZO. BARCELONA

Ángel Valentín Pérez. 24 años. Obrero de la construcción. Apuñalado por ultraderechistas en el transcurso de una manifestación en la Plaza de Sant Jaume.

30 DE MARZO. SAN SEBASTIÁN

Isidro Susperregui Aldaco. 68 años. Pelotazo de goma, el día 15 de marzo.

1978

14 DE MARZO. CÁRCEL DE CARABANCHEL. MADRID

Agustín Rueda Sierra. 26 años. Militante anarquista y antifranquista, es torturado en la cárcel por grupos de funcionarios. Los médicos del Centro niegan asistencia médica al recluso, que acaba muriendo.

1979

4 DE MARZO. PARLA (MADRID)

Ursino Gallego-Nicasio. 14 años. Pelotazo de goma en el pecho, disparado por la Policía en una manifestación vecinal que reclamaba abastecimiento de agua.

1980

28 DE MARZO. MADRID

Jorge Caballero Sánchez. 21 años. A la salida de un cine en la Gran Vía madrileña, es apaleado y apuñalado por un grupo de militantes de Fuerza Nueva por llevar un estampado anarquista en la camiseta. Los detenidos son procesados, al cabo de 8 años, sólo por “desórdenes públicos” y condenados a ridículas multas.

1981

3 DE MARZO. ANDOAIN (GIPUZKOA)

Francisco Javier Ansa Cincunegui. Obrero metalúrgico. Militante de Herri Batasuna y hermano de un conejal del PNV. Tiroteado en la cabeza por el Batallón Vasco-Español mientras esperaba el autobús para el trabajo.

Familiar del joven de diecisiete años José Ramón Ansa Etxebarria, que apareció muerto con un tiro en la nuca el 6 de mayo de 1979, asesinado también por el Batallón Vasco-Español.

La madrugada del 6 de mayo de 1979, José Ramón Ansa Echevarría, 17 años, camina por el margen de la carretera de vuelta al caserío. Un coche se detiene a su lado y un tipo le obliga a subir a punta de subfusil. Tras tomar un camino vecinal, el vehículo se detiene en un paraje apartado y José Ramón desciende acompañado por dos individuos armados que empiezan a interrogarle sobre su supuesta vinculación con ETA. No hay vinculación alguna, pero les da igual. Le descerrajan un disparo en la cabeza. El asesinato lo reivindica la Triple A.

Los individuos que van en el coche son Ignacio María Iturbide Alcain y Ladislao Zabala Solchaga. Iturbide acarrea un largo historial de agresiones e incendios a locales, ya sean del PCE o del Club de Baloncesto Askatuak, y a finales de 1975 ha participado en el apaleamiento de la madre y las hermanas de Juan Paredes Manot Txiki, fusilado ese año. Zabala es hijo del que fuera vicepresidente de la Diputación de Guipúzcoa en los primeros años sesenta. Zabala conduce e Iturbide dispara.

Durante dos años camparán a sus anchas, a cara descubierta, por el triángulo Andoain, Hernani y Urnieta. Usarán las mismas armas, su Seat 127 verde particular y un modus operandi aleatorio. A finales de 1979 una comisión de investigación municipal de Andoain apuntará a Iturbide como principal sospechoso de lo acontecido. Las autoridades gubernativas no harán ni caso.

1976

6 DE ABRIL. BURGUETE (NAVARRA)

Oriol Solé Sugranyes. 28 años. Al día siguiente de participar en la fuga de la cárcel de Segovia, resultó muerto por un disparo de la Guardia Civil, cuando trataba de alcanzar la frontera francesa.

12 DE ABRIL. ZARAUZ (GIPUZKOA)

Felipe Suárez Delgado. 28 años. Telegrafista. Muerto a tiros por la Guardia Civil en un control de carreteras.

Nota de prensa del 13 de abril de 1976:

“UN MUERTO AL PASARSE UN CONTROL
Por otra parte, una persona resultó muerta y otra herida a consecuencia de los disparos efectuados por los miembros de la Guardia Civil, al no detenerse el vehículo en que viajaban ante uno de los controles de vigilancia, establecidos cerca de la localidad guipuzcoana de Zarauz.

El incidente tuvo lugar poco después de las diez de la noche de ayer, domingo, cuando el coche «Seat 124», con matrícula de San Sebastián, que iba conducido por el joven de veintiocho años, don Felipe Suárez Delgado, natural de León y vecino de Gijón, no se detuvo a las indicaciones de los miembros de la Guardia Civil del citado control.

Los guardias civiles dispararon contra el vehículo, y produjeron la muerte al conductor, mientras que su acompañante, don Federico Sileros Ocaña, de cuarenta y cinco años y natural de Ciudad Real, aunque con residencia en Cestona, solamente fue herido de carácter leve”.

1978

21 DE ABRIL. VIGO

Elvira Parcero Rodríguez. 21 años. Muere a consecuencia de un derrame cerebral provocado por el brutal apaleamiento que le propinó la Policía al disolver una manifestación de los trabajadores de Astilleros y Construcciones (ASCON).

1979

20 DE ABRIL. MADRID

Juan Carlos Delgado de Codes. 29 años. Militante del PCE(r). Policías de la Brigada Central de Información dirigida por Roberto Conesa le disparan a bocajarro por la espalda cuando sale, desarmado, de la estación de metro de Lavapiés.

29 DE ABRIL. MADRID


Andrés García Fernández. 18 años. Asesinado con dos cuchilladas en el corazón, por un grupo de neonazis.

1980

18 DE ABRIL. HERNANI (GIPUZKOA)


Felipe Sagarna Ormazábal. 42 años. Zapatero. Simpatizante de Herri Batasuna. Muerto a consecuencia de dos disparos en la cabeza, que efectuaron casi a bocajarro varios “incontrolados” del Batallón Vasco-Español.

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