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lunes, 26 de marzo de 2018
“He matado a un hombre"
“He matado a un hombre. Puede ser que para tranquilizar mi conciencia debería de decir que he liquidado un adversario, que he suprimido un enemigo. He matado un hombre y no puedo engañarme a mí mismo… Ha salido de su foso de tirador, situado un poco más avanzado que la trinchera, y al pasar por un claro… No era la primera vez que le veía abandonar su sitio y encaminarse raudo a la cima de la posición. No debe haber zanja que comunique su pozo de tirador con la trinchera. Aparecía siempre en el momento más impensado y su exposición duraba sólo unos segundos. Al tiempo de encarar el fusil ya había desaparecido. Hoy me ha encontrado con el arma a punto, él se ha detenido un instante en aquel claro desnudo, su figura ha coincidido exactamente con mi punto de mira… Ha sido un gesto instintivo, el mío. El hombre ha bajado dando tumbos, cuesta abajo, hasta que ha quedado inmóvil. Si no fuera porque ha quedado en una postura un poco extraña se diría que duerme. Yo sé que de este sueño nunca se despertará. ¡Está muerto! Pese a que de esto hace ya un buen rato, nadie de los suyos baja a recogerlo. Deben esperar que anochezca. Temen mis tiros; les da miedo mi puntería. Ellos no saben que, ahora, tiemblo de pies a cabeza como una hoja, y que no sería capaz de acertar a un elefante a tres pasos. Por otra parte, si viera que alguien se dirige a retirarle no dispararía. ¡No dispararía! ¿No dispararía? ¿Estoy seguro de que no lo haría? Mi acción de antes ha sido impensada; producto de un reflejo incontenible que te obliga a pulsar el gatillo al mínimo movimiento; a la sospecha más leve. Ahora ya estoy prevenido y tengo la seguridad que no dispararía. Aunque sólo fuera por no ver más hombres tumbados, en una posición un poco extraña, como si durmieran… Anochece. El hombre aún está allí mismo, en la misma postura”… https://goo.gl/8XWN4M
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