Por:
Lilith Rojo (LQSomos).
Este escritor de la
anti-memoria histórica por la gracia de Prisa viene a poner la guinda a su
serie de despropósitos en forma de libro con su última novela a gloria de su
tío abuelo falangista. Cercas sale por fin del armario y cuelga la foto de su
tío, alférez provisional, en su despacho de Barcelona.
Cercas,
ese icono de los socialistas de padres y abuelos de falange, que es puesto en
los altares de la Transición como ejemplo del progreso democrático, hijo de la
reconciliación “nacional”, como el ejército que nos trajo la constitución
monárquica. Ese ejemplo a seguir con su pluma servicial y sus locuciones
radiofónicas propias de cura en púlpito. Predicador del olvido que besa el
constitucionalismo del atado y bien atado, biblia de la España de la impunidad,
que le permite medrar sin parecer sospechoso a ojos del público incauto. Es
pues Cercas mucho más dañino para la verdad, la justicia y la reparación que Pío
Moa o César Vidal, porque es el hijo bueno y modosito que practica la
transversalidad escorada a la derecha disfrazada del sentido común del
centrismo progre. La cara políticamente correcta de su compañero de viaje en
esto de darnos lecciones de historia a los republicanos rojos, que seguimos
defendiendo un período histórico, primera piedra de la emancipación abortada
por los fusiles de los golpistas.
Tiene
Cercas en Ibahernando, provincia de Cáceres y pueblo de su familia, dos picas
en Flandes. Una la Casa de Cultura bautizada con su nombre y otra la calle a
nombre de su tío, que el alcalde socialista de la localidad no se ha atrevido a
suprimir incumpliendo la Ley de la Memoria. Esa ley que su grupo político nos
regaló como bote de veneno para matar la lucha por los derechos humanos para
las víctimas del franquismo. Un alcalde a veces muy sobrio.
El fundador de la Legión, José Millán-Astray
La
otra mañana Cercas declaraba desde los púlpitos de su casa la SER, que el
fascismo fue una moda de los años treinta. Así su tío en vez de apuntarse a un club
de lectura se apuntó a Falange porque molaba levantar el brazo y llevar la
camisa azul, el fondo es irrelevante. En los últimos tiempos estamos asistiendo
a un peligroso movimiento muy sutil dirigido y programado, que desde posiciones
no sospechosas, va sembrando la semilla de las malas hierbas que tanto nos han
costado arrancar. Vuelve como un boomerang aquello de que la guerra apareció de
la nada y que los que se enfrentaron no tenían ideología o que de tenerla era
un hecho anecdótico, equiparando fascismo y antifascismo pues cada uno defendía
legítimamente lo suyo. Igualar los frentes, volver a lo de la lucha entre
hermanos, a lo de las dos Españas que eligieron reconciliarse. El que un tanto
por ciento abrumador de la España leal y legal, la antifascista, fuera
aniquilada, asesinada, exiliada, es una anécdota y sacarla a colación es de
rencorosos. Según ellos no hubo claudicación solo fiesta de la democracia.
Lo
más triste es que Cercas, que siempre nos está dando clases de futuro
denostando a los que supuestamente viven de la Memoria, no vea la viga en su
propio ojo, porque su vida como escritor ha sido parasitaria de este concepto,
que ha contribuido a devaluar con el mantra: hay que pasar página. Para mí esta
novela no es catalogable como memoria histórica aunque se empeñe la maquinaria
publicitaria a sus pies. Se trata de un panegírico a la gloria de su familiar
de Falange muerto en el frente del Ebro a los 19 años, como miles de
republicanos que no eligieron morir en una guerra hija del golpismo. Se trata
de la novela que no se atrevió a escribir cuando irrumpió con su inefable
Soldados de Salamina en nuestras vidas de la mano del bueno de Sánchez Mazas.
Ahora un Cercas desinhibido ya no se siente abochornado por su familia
franquista, porque como él relata ya no es joven, está casado y tiene un hijo,
a la vejez Falange. Quizá yo no pueda comprenderle porque no he tenido
fascistas en mi árbol genealógico.
A
mí no me importa que Cercas escriba sobre el héroe de su familia materna, desde
sus ínfulas burguesas caciquiles, desde las que define a su madre como patricia
(sic) de su pueblo, que pierde su estatus al emigrar a Girona en 1966, cuya
estación describe entonces como leprosa y aldeana. Explica que su tío fue
condecorado por Franco, ilustrándonos sobre que la medalla que recibió es la
equivalente al corazón púrpura estadounidense, sin comentarios. Relata que se
deshicieron de la documentación del tito falangista dejando a la libre
interpretación el motivo, como si hubiera sido fruto de la obligación como
tantos antifascistas que les iba la vida en la ocultación de sus papeles. No
creo que el franquismo después de ponerle una calle al tío abuelo como héroe de
guerra les persiguiera. O tuvieron miedo de la libertad o mala conciencia. Lo
que sí me importa de este “monarca de las sombras” de Cercas es que ha abierto
la veda a presumir de aquellos fantasmas de las familias, que rompieron el
carnet de falange para hacerse el del PSOE como un triunfo de la normalidad
democrática.
Mientras
tanto sigue la terrible vara de medir con la que nos golpean a diario, donde
los espectros de curas y monjas y de muertos en Paracuellos sobrevuelan sobre
los cientos de miles de antifascistas represaliados y sus familias con su dedo
acusador. Dedo que nos colocan en los labios para silenciarnos y quitarnos la
legitimidad los mismos que durante 80 años honraron a los suyos en las calles y
las paredes de las iglesias, mientras otros siguen buscando por las cunetas del
Estado español los restos de sus familiares caídos no por dios y su patria,
sino por la libertad. Unos muertos bendecidos, sepultados y arrojadizos contra
muertos mudos y desheredados sin derecho ni a la tierra que les cubre.
Señor
Cercas, el fascismo “fue una moda mortal” que causó decenas de millones de
muertos en Europa y que como todas las modas vuelve una y otra vez. Espero que
no se cruce nunca en su camino porque este sí que es rencoroso y no le
perdonará sus artículos en El País, porque en su inherente ignorancia no sabe
que hace mucho y mucho tiempo que dejó de ser un diario progresista.
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También en El Diario.es: Javier Cercas blanquea de nuevo el fascismo
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También en El Diario.es: Javier Cercas blanquea de nuevo el fascismo
Lilith Rojo: Siempre me pregunto si no habría que escoger a los enemigos y a los adversarios con tanta exigencia de calidad como se escoge al fontanero, al informático de guardia, al médico de pago...
ResponderEliminarEso de buscarse a Javier Cercas como adversario para endilgarle una monserga moralizante está feo: no da la talla. Y a los pequeños no se les pega.