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martes, 16 de diciembre de 2014

Retrospectiva del fotógrafo guatemalteco Luis González Palma



La Fábrica y el Banco Industrial de Guatemala coeditan un volumen que recorre la evolución artística de uno de los nombres clave de la fotografía latinoamericana: Luis González Palma.

Pocos artistas guatemaltecos han tenido una trayectoria nacional e internacional como la suya, presentando una profunda reflexión sobre la mirada artística guatemalteca y su historia desde finales del siglo XX hasta principios del siglo XXI. Este libro, que se publica en un momento histórico de su recorrido artístico, resume su obra desde sus primeros pasos hasta la actualidad y completa su trabajo con textos exclusivos de los comisarios y escritores Laura Catelli, Oliva María Rubio, Francisco Nájera, Christian Viveros-Fauné y Cecilia Fajardo-Hill.



A principios de los años noventa, Luis González Palma comenzó a perfilarse como uno de los creadores más interesantes de Latinoamérica. Sus imágenes, híbridos entre la instalación, el objeto y la fotografía, se erigieron como contestatarias, huyendo de la autoridad del trabajo documental. En este libro se dan cita imágenes alteradas y tratadas químicamente con materiales como el oro y la plata en series tan representativas como LoteríaMiradas críticasAcariciando la angustiaJerarquías de intimidadLa luz de la mente, Proyecto Necker, o Möbius, entre otras.

El libro se divide en tres capítulos que analizan cronológicamente sendas etapas creativas de la obra de González Palma. En el primero, que cubre la etapa entre 1988 y 2001, se presentan retratos con reminiscencias barrocas a nativos mayaguatemaltecos en los que el artista explora el trauma,  el silencio o el sentimiento de pérdidas irreparables e irreversibles, fruto de la violencia sufrida en la historia reciente de su país. Imágenes decadentes en sepia protagonizadas por cautivadoras miradas que suponen la representación artística del mundo indígena.

“En sus imágenes encontramos esa primera extrañeza en los temas. Como extrañados en el lugar, en el espacio, se hallan los personajes y objetos que pueblan su obra. Figuras oscuras de profundos ojos negros llenos de tristeza y de melancolía, pero también de esperanza, parecían seres extraños, extraterrenales y, sin embargo, estaban anclados en el tiempo, en la historia de un país traspasado por siglos de conquista, guerra y sufrimiento. En sus ojos escrutadores parecían condensar fragmentos de una historia tan lejana como próxima. Objetos solitarios laminados en oro o con betún de judea impregnan sus imágenes de un aire de aparición, entre lo real y lo imaginario, lo vivido y lo soñado”, explica Oliva María Rubio en el volumen.

El segundo capítulo cubre los años comprendidos entre 2002 y 2012, con el artista ya establecido en Córdoba (Argentina). En él se puede ver cómo su obra comienza a transitar por un camino que lo lleva de lo popular a lo íntimo. Los mayaguatemaltecos son sustituidos por ensoñaciones,  puestas en escena que enfatizan la incomunicación, el encierro interior y la frustración de la pasión amorosa con una consecuente carga de angustia y de deseo insatisfecho. Dípticos, instalaciones e imágenes alteradas en los que el artista indaga en su tema recurrente: del deseo insatisfecho.



El tercer y último capítulo recoge Möbius, su trabajo más reciente en proceso desde 2013. En Möbius experimenta con  la abstracción interviniendo fotografías antiguas y nuevas a través del uso de figuras geométricas y del color que remiten, entre otros, al concretismo y neoconcretismo brasileño.

Sobre el autor

Luis González Palma (Ciudad de Guatemala, 1957) recibió una educación católica en el seno de una familia de una clase media con ciertos privilegios (ladinos), donde pronto comenzaría a interesarse por el arte. Estudió arquitectura en la Universidad de San Carlos en Guatemala, profesión que interrumpiría por la fotografía. En 1992 viajó a Francia para realizar una residencia en el Cité Internacional des Arts de París y en 1995 realizaría otra en el Centre D´Art Chateaux Bechevelle de Burdeos. A su vuelta a Guatemala, en 1998, cofunda el espacio de arte contemporáneo Colloquia.



En 1999 recibe el Premio PHotoEspaña, que reconoce a grandes fotógrafos contemporáneos. En 2001 marcha a Córdoba (Argentina) donde comienza a trabajar en colaboración con Graciela De Oliveira en varios proyectos.  Su obra ha sido expuesta en The Art Institute of Chicago, The Australian Centre for Photography, el Palacio de Bellas Artes de México o The Royal Festival Hall de Londres, entre muchos otros. Ha participado en festivales como Les Rencontres de Arles, el Photofest de Houston, el Festival de Bratislava en Eslovaquia o PHotoEspaña.

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