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domingo, 8 de diciembre de 2013

“EL REY DE LA MAGIA”


“EL REY DE LA MAGIA”
El teatro museo precintado temporalmente

Por Javier Coria. Fotos: Francesc Sans

El Ayuntamiento de Barcelona precintó la semana pasada el teatro museo “El Rey de la Magia”, el insólito local de la calles Jonqueres, 15. Problemas burocráticos, que se solucionaran en breve, según nos cuenta el creador del teatro Josep Maria Martínez, hicieron que la sala no solo tuviera que interrumpir los espectáculos, cerrar el museo y el bar, sino que sus dueños y empleados tenían prohibido el acceso al local.

TEATRO ESTABLE DE MAGIA

La ciudad de Barcelona ha tenido que esperar más de un siglo para tener un teatro estable dedicado a los espectáculos de magia. El primero estuvo en la Ramblas y era conocido como el Salón Mágico. Único establecimiento de estas características en el Estado español y que fue fundado en 1894, por el ilusionista Joaquim Partagàs Jaquet, y que se clausuró en 1900. Además de espectáculos de prestidigitación, se proyectaban sesiones de linterna mágica y de una extraña técnica escénica que llegaba de París, los dioramas, popularizados por otro famoso mago, que pasó a la historia como inventor de la fotografía, Louis Daguerre.

Hace tres años, precisamente por estas fechas cercanas a la Navidad, que podemos decir que dos ilusionistas cumplieron su ilusión. El mago y director escénico Josep Maria Martínez y la actriz Rosa Maria Llop, actuales dueños de la tienda “El Rey de la Magia”, abrieron el teatro de la calle Jonqueres con la intención de dotar a la ciudad una programación estable de magia. Hace años ya hicieron un primer intento convirtiendo el almacén de la tienda, en la calle Oli, en un pequeño museo teatro de apenas 200 metros cuadrados. El actual tiene unos 500 metros cuadrados. Con un aforo total de 270 personas, el espacio se reparte entre un escenario con una grada para 150 personas, un bar que está abierto al público en general, la tienda y un museo. La valiosa colección del museo reúne carteles, libros, juegos de naipes, artilugios para hacer trucos, fotos históricas de magos, dibujos, abanicos…, en fin, una colección que no se puede perder, y harían bien las autoridades culturales del Ayuntamiento y la Generalitat de apoyar y velar  por la conservación de este patrimonio cultural de la ciudad.

“EL REY DE LA MAGIA”: 132 AÑOS EN LA CALLE PRINCESA

Como está pasando con importantes y antiguas librerías, nuestra ciudad se está quedando sin comercios centenarios. La crisis, la subida de alquileres, el dichoso 21% del IVA a la cultura, la falta de recambio generacional al frente de los negocios, la rapiña inmobiliaria de grandes cadenas comerciales que poco a poco se van quedando con cada metro cuadrado de las zonas más céntricas y el núcleo histórico de la ciudad… En fin, todo un cúmulo de circunstancias que están haciendo que la ciudad de Barcelona esté perdiendo un patrimonio cultural e histórico en aras de un parque temático para turistas, turistas que no dejan de aumentar mientras la urbe pierde población a marchas forzadas, muchas veces expulsados de la ciudad por la carestía de la vivienda y el coste de la vida en general. El lema del consistorio socialista de 2007, ya decía: “Barcelona, la mejor tienda del mundo”, y los diversos gobiernos municipales parecen seguir esta máxima. Pero ¿hasta qué punto una ciudad modélica, a escala de los ciudadanos que la habitan, la pueden convertir en un inmenso complejo comercial con una oferta uniformizada y monopolizada por las grandes galerías y marcas comerciales?

Josep M. Martínez

La idea romántica de que no se perdiera un lugar tan singular como la tienda “El Rey de la Magia”, lugar de referencia para magos profesionales y aficionados, llevó a Josep M. Martínez y a Rosa M. Llop a quedarse con la tienda allá por el año 1984. Fue el poeta Joan Brossa, cliente de la tienda y gran aficionado, quién les aviso que la tienda iba a cerrar, una tienda más que centenaria. La tienda fue fundada por el mago Joaquín Partagàs Jaquet, después de regresar de un viaje de gran éxito por la Argentina, donde había viajado, con apenas 20 años, para hacer una gira. Siguiendo los pasos de otro prestidigitador catalán que hizo fortuna en América, Fructuós Canonge, llamado “El Merlín catalán”, Partagàs llegó a la Argentina en 1868 con la maleta, nunca mejor dicho, llena de ilusiones y magia. Era una época en que los ilusionistas llenaban los grandes teatros del mundo, y Partagàs lo hizo en Buenos Aires recibiendo el aplauso de la crítica, el público y la prensa, que realizó grandes reportajes sobe sus actuaciones.

Partagàs había nacido en la calle Princesa, y fue en el número 5 de esta calle donde abrió la primera tienda. Aquí los números bailan un poco, algunas fuentes nos dicen que el establecimiento se abrió al público en 1878, pero lo que sí se sabe seguro es que se trasladado al número 11 de la misma calle, donde está en la actualidad, en 1895. El segundo dueño, que siguió con el espíritu fundacional de investigación y amor por la magia, fue Carles Bucheli, cuyo nombre artístico era “Carlston”. Bucheli regentó la tienda del barrio de la Ribera desde 1932 hasta su fallecimiento, acaecido en 1981. Su sobrina, Joanna Grau, se hizo cargo del negocio que mantuvo hasta finales de 1983. Fue Bucheli el que puso el cartel que hoy podemos ver en el establecimiento, donde figura 1881, como año de fundación. El 28 de febrero de 1984, y después de unas reformas, volvió a reabrir el “El Rey de la Magia”, con la pareja Rosa y Josep.


EL LABERÍNTO BUROCRÁTICO

Fue por la navidades de 2010 cuando los propietarios de “El Rey de la Magia” decidieron abrir el teatro de la calle Jonqueres. Todo esto después de múltiples peripecias y experiencias montando números con otras compañías o actuando con su propio dúo –él y su compañera Rosa- llamado “Capsa Mágica Teatre”. Según nos cuenta Josep Martínez, llevan estos tres años funcionado con una licencia provisional, y fue un descuido lo que hizo que se retrasaran un día en presentar la documentación para la licencia definitiva. Todo esto unido a que las dos empresas constructoras que realizaron las obras del teatro quebraron antes de emitir los certificados correspondientes. El mago habla con este redactor delante de una mesa llena de papeles que ni su sabiduría esotérica sabe cómo hacer desaparecer. Oficinas que no trabajan según a qué horas, informes contradictorios sobre los decibelios que emite el equipo de sonido, situaciones jocosas a fuer de disparatadas… En fin, que es justo que se exijan las máximas garantías y se cumpla la ley, aunque no estaría de más que se simplificara el laberinto burocrático y no se estuvieran tres años para poder legalizar un negocio o pequeña empresa. Josep Martínez me comenta que no han recibido ninguna queja o denuncia por parte de los vecinos, es más, dice: “Cualquier camión que pasa delante de nuestro local hace más ruido que nuestra actividad”. Josep Martínez pide perdón a los clientes y amigos que se han interesado por el cierre provisional del local, cierre que quizá a la publicación de este artículo ya esté solucionado.

Un momento del "Magic Cabaret"

DEL “MAGIC CABARET” AL “CAFÉ TEATRO”

Los propietarios retomaran con más pasión si cabe, la programación del museo teatro. En ella destaca las sesiones de “Magic Cabaret”, que mezcla la magia con números propios del cabaret de los años sesenta. El mago David Estrómboli, la vedette Judit García, y haciendo de maestro de ceremonias, Pere Miró, dan vida a este espectáculo de producción propia de “El Rey de la Magia”. Josep nos dice: “Quería que la magia no se quedara asociada solamente al público infantil, y por eso hacemos estas sesiones, se enseña un poco de pit i cuixa, pero nada que no pueda ver un niño si viene con sus padres, claro”. Los niños tienen sus sesiones matinales los sábados. Y para febrero de 2014, se impartirá un curso de iniciación a la magia para niños entre 8 a 12 años, en sesiones matinales los sábados de 11 a 13 horas. La tienda y el museo se complementan con el pequeño bar, que Josep llama “café teatro”, porque en determinadas ocasiones se harán sesiones de magia de cerca. Nosotros no podemos decir más que: ¡Larga vida a El Rey de la Magia!

Para más información: El Rey de la Magia

Publicado originalmente en la Revista Rambla

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