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jueves, 25 de octubre de 2012

LA ENIGMÁTICA TUMBA DE BORGES



Por Mora Cordeu, Agencia Télam (2011)

En Siete guerreros nortumbrios, el investigador Martín Hadis descifra el significado de las frases e imágenes de la lápida de Jorge Luis Borges para revelar qué importancia tuvo el coraje en su obra y cómo se refleja en su vida emocional e intelectual el aprendizaje de dos lenguas: el inglés antiguo y el escandinavo antiguo.

El monumento de piedra (ubicado en el Cementerio de Plainpalais en Ginebra) diseñado por María Kodama -el libro incluye una entrevista a la viuda- parece a primera vista engañosamente simple.

"En el anverso hay un grabado de siete guerreros -la piedra de Lindisfarne- que avanzan en fila con sus armas apuntando al cielo. Debajo de ellos una inscripción enigmática en inglés antiguo: and ne forthedon na (Y que no temieran), de La Batalla de Maldon. Más abajo, las dos fechas 1899-1986 y una cruz de estilo celta", escribe.

"En el reverso -que referencia al amor y la eternidad- aparece una nave vikinga con sus velas henchidas por el viento. Sobre ella, otra inscripción en nórdico antiguo: Hann tekr sverthit Gram ok leggr í methal theiera bert (Tomó la espada Gram y la colocó entre ellos desenvainada). Pertenece a la Volsunga Saga (de mediados del siglo XIII).

"Este libro – ed. Emecé- es el resultado gradual de años y años de investigación y no tengo una fecha en que lo haya comenzado. Hay un artículo que lleva el mismo título que salió hace quince años. Ese fue un precedente", dijo.


Martin Hadis (Buenos Aires, 1971) es escritor, investigador y docente. Estudió literaturas germánicas comparadas en la Universidad de Harvard y realizó una maestría, en Antropología Cultural en la Universidad de North Texas.

Es coautor del libro Borges profesor, que recopila el curso de literatura inglesa dictado por Borges en la UBA y autor de Literatos y excéntricos: los ancestros ingleses de Borges, que revela la genealogía británica del escritor.

El inicio de las investigaciones sobre la lápida es de 1996, y "después fue como un eje que quedó ahí. Encontraba algo y decía: “esto tiene que ver con la lápida”. Siempre estuvo presente -insiste- era un lugar en mi mente donde se iban acumulando hallazgos fascinantes".

Así, Hadis fue uniendo datos "algunos contrapuestos, que al final terminan por conciliarse. Y para esa armonía final Borges usa La Batalla de Maldon", adelanta el investigador sobre el poema que conmemora una batalla en Essex, Inglaterra en el año 991.

Lo que uno ve de manera permanente en el libro, advierte Hadis, "es una armonía entre lo intelectual y lo emocional que se entrelazan de manera permanente. En los últimos días de su vida, Borges disfrutaba leyendo la Batalla"

Este vínculo de Borges con el inglés antiguo y con la literatura escandinava tienen una larga data, subraya el estudioso y recuerda que el padre del escritor le regaló en 1910 La Volsunga Saga, una de las favoritas de Borges y, sin duda, "aquella con la que tomó primer contacto con el mundo germánico medieval".

A los 55 años emprende el estudio del inglés antiguo cuando queda totalmente ciego "como una manera afectiva de elaborar la pérdida de la vista".

"Son lenguas que marcan la obra del autor de El Aleph, como esas metáforas germánicas, las kenningar, que se entreveran con los versos orilleros de Evaristo Carriego y en la milonga de Jacinta Chiclana, lo más criollo que escribió", define.

Las sagas se relacionan con Carriego "y además todo este intento de enhebrarlas habla de la discordia de su linaje, otro tema central y otro de los motores de su creación".

"Y una cosa se concatena con la otra, y el libro fue el resultado de un decantamiento, de maduración, de conocimiento. Lo fui viendo desde distintas perspectivas", reflexiona.

¿Cómo llega a unir lo anglosajón con lo criollo, la herencia de su abuelo paterno, el coronel Francisco Borges, y la de su abuela paterna inglesa, Anne Haslam?

"Buenos Aires para Borges era una ciudad mitológica, el culto del cuchillo y el coraje. Y esa mitología que él creó -apunta- pienso que está inspirada en una búsqueda interna, de lo épico, de lo mítico".

Varias de sus pasiones centrales están ahí, remarca el investigador: el coraje, su admiración por lo sajón y lo escandinavo es algo ancestral, y la combinación con lo criollo, está todo enhebrado", repite.

La presencia de la cruz también representa un conflicto, "otro motor de su literatura, el hecho de haber tenido profundas inquietudes espirituales y, paradójicamente, no haber sido un hombre de fe. Hay un poema de Cristo en la cruz, que está en el libro de Los conjurados y dice: `Y seguiré buscándolo hasta el último día de mis pasos en la tierra`".


Es increíble constatar, "a mí me impresiona que de una lápida tan sobria -dos docenas de palabras y dos imágenes- salgan tantas asociaciones, conexiones con la obra de Borges, con su vida, senderos infinitos, porque mañana otra gente con estos puentes tendidos en el libro puede encontrar nuevos significados. Es como haber tocado el núcleo", arriesga.

Para Hadis, estos senderos se van a seguir bifurcando como lo dice la lápida, con imágenes que no se cierran nunca, al ser resignificadas de manera permanente.

"Lo que me queda después de escribir el libro es una sensación de misterio. Pienso: “estos símbolos, a qué más me van a llevar, porque los puentes están solidamente tendidos".

"Tengo la intuición que en la lápida está encerrado todo lo intangible de la obra de Borges, también el futuro, lo que el tiempo va a ir transformando y recreando de maneras insospechadas", finaliza el investigador.

FUENTE: La Voz

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