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viernes, 23 de septiembre de 2011

ESCRITORES DELINCUENTES


Una truculenta historia de la literatura de la mano de la criminalidad

«No me considero inmune a la fascinación por los fuera de la ley. Quizá, al pensar por primera vez este libro, me empujaba sobre todo una curiosidad algo morbosa. ¿Burroughs mató a su mujer jugando a Guillermo Tell? ¿Álvaro Mutis estuvo en la famosa cárcel de Lecumberri por malversación? ¿Anne Perry fue una adolescente asesina?
José Ovejero

Los escritores que he seleccionado no son interesantes sólo por su biografía. Lo verdaderamente interesante es la relación entre su biografía y su obra, cómo en ambas se entrelazan temas como la culpa, las injusticias sociales, la capacidad redentora —o no— de la escritura, la verdad en la ficción, la mentira en la autobiografía, la relación con la propia violencia, su mirada sobre la cárcel, sobre los jueces, sobre otros delincuentes, la tensión impresionante entre lo que dicen y lo que callan... Si al principio me fascinaba el acto violento o tan sólo ilegal, después me fascinaba su representación, y cómo esa representación acaba transformando al propio escritor. El libro del escritor delincuente se vuelve una nueva sala del tribunal, y el lector, el jurado o, en algún caso, un nuevo acusado como miembro de esa sociedad a la que condena el delincuente. En pocas ocasiones une la literatura de forma tan consciente a escritor y lector, no sólo mediante el acto literario, también a través de la confrontación entre sus valores y opiniones.»

JOSÉ OVEJERO

Anne Perry

Anne Perry, de nombre real Juliet Hulme, nació en Londres poco antes de empezar la Segunda Guerra Mundial, en 1938. La aviación nazi machacó su ciudad a bombazos cuando tenía dos años. En 1948 se trasladó con sus padres a Christchurch, una ciudad de Nueva Zelanda “tan represora como reprimida”, dice Ovejero. En 1954, ella y su amiga Paulina Parker asesinaron a ladrillazos a la madre de la segunda. Juliet Hulme salió de la cárcel cinco años después y volvió a su país con otro nombre: Anne Perry.

Karl May

Karl May nació en Ernsthal, Alemania, en 1842. Fue un adolescente cleptómano, un joven timador con identidades falsas. En 1874 empezó a escribir folletines como un poseso. Cuando tenía más de 50 años se hizo famoso con una serie de libros de viaje aventureros. Eran pura ficción, pero May hizo creer que él vivió esas aventuras. Al final se descubrieron sus mentiras. Dice Ovejero que May murió hablando “con seres imaginarios en un estado de semiinconsciencia”.

¿Loco o delincuente?, de Remigio Vega

Remigio Vega Armentero, escritor, periodista republicano y miembro de la masonería, nació en Valladolid en 1852. Según Ovejero era un articulista “ardiente” que participaba en duelos y solía ir armado con un revólver. Mató de cuatro tiros a su esposa, que tenía un amante y al parecer tenía un interés especial en librarse de él. Un año después de entrar en la cárcel, Remigio Vega Armentero publicó su exitosa novela ¿Loco o delincuente?

Chester Himes


Chester Himes nació en una familia negra del estado de Missouri, Estados Unidos, en 1909. Nieto de un esclavo que trabajaba de herrero, Himes entró en la cárcel con 18 años por atracar a mano armada la casa de una pareja de ancianos. Empezó a escribir en prisión. Su vida fue una cadena perpetua de alcohol y violencia, aunque triunfó como escritor gracias a sus series de novela negra. Murió mudo y ciego en un pueblo de Alicante.

María Luis Bombal

María Carolina Geel

María Luis Bombal y María Carolina Geel nacieron en Chile, en 1910 y 1913, respectivamente. Las dos hicieron una literatura romántica y fueron pioneras del erotismo en la escritura hecha por mujeres. Coincidieron en otra cosa: ambas eligieron el lujoso hotel Crillón de Santiago de Chile para asesinar a sus amantes. En 1941 Bombal le disparó a su ex novio a la salida del hotel, pero él sobrevivió. En 1955, en un salón del Crillón, Geel mató a balazos a su amante, que le acaba de pedir matrimonio.



Carlos Montenegro nació en Puebla del Caramiñal, en Galicia, en el año 1900. Era hijo de un soldado español de la Guerra de Cuba, carlista y católico, y de una cubana que se ahogaba en la lluvia gallega. Sus padres emigraron de vuelta a Cuba cuando el niño tenía siete años. De adolescente se enroló de grumete en un barco y aprendió todas las mañas necesarias para ser un buen marginal. Como marinero, cometió los delitos suficientes para ser un asiduo de las prisiones. En una cárcel de La Habana se inició en la escritura por su amistad con un preso culto y progresista.

Jean Genet

Jean Genet nació en Francia en 1910, de una madre soltera que lo dejó en un hospicio cuando tenía siete meses. Su carrera como ladrón fue mediocre, incomparable a su obra literaria, fuerte, escandalosa, fascinante para muchos intelectuales franceses. En un examen psiquiátrico se le definió como un hombre “desequilibrado, inestable y amoral”. Fue un poeta maldito, un seductor, un egocéntrico solitario cuyas propiedades –medicamentos y manuscritos- cabían en una maleta.

El enamorado de la Osa Mayor de Sergiusz Piasecki

Sergiusz Piasecki nació en 1901 en Lachowicze, que entonces era Rusia, más tarde fue Polonia y hoy es Bielorrusia. Su padre era un señor de sangre aristocrática. Piasecki fue patriota polaco y anticomunista practicante. Luchó contra el Ejército Rojo durante la guerra polaco-soviética de 1919-1921. Fue un contrabandista de película, espía de los servicios de inteligencia polacos, adicto a la cocaína. Su padre lo animó a escribir cuando estaba en la cárcel. De ahí salió su obra más famosa, El enamorado de la Osa Mayor.

3 comentarios:

  1. ¡Qué gay!, aunque de momento no está tipificado por el Código Penal, los delitos de lesa literatura que perpetran al algunos novelistas podría llenar otro libro, no es el caso del magnífico José Ovejero, pero sí de algunas firmas de la citada editorial. Felicidades por el blog, muy interesante.

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  2. ¿Sale González-Ruano? Magnífico escritor pero mala persona que, presuntamente, robaba y entregaba a los refugiados judíos que simulaba ayudar.

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  3. Sííí..., en el segundo capítulo titulado "Por falta de pruebas".

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