Páginas

jueves, 3 de junio de 2010

JULIO VERNE YA TIENE SU LUGAR EN SUIZA


El capitán Nemo atracó a orillas de Yverdon, en la Suiza francófona, donde podrá seguir su itinerario imaginario. Aunque hace dos años que se inauguró este espacio, por su importancia, les copio el siguiente artículo aquí. En su día no tuvo repercusión en la prensa de habla hispana, pero desde ahora Yverdon-les-Bains debe estar en la agenda de todo verniano que se precie.

El Museo de la ciencia-ficción, de la utopía y de los viajes extraordinarios, la 'Maison d'Ailleurs' de Yverdon, inauguró un museo bautizado con el nombre del célebre escritor francés, que rinde homenaje al imaginario, los libros y los prototipos vernianos.

Julio Verne se hubiera sentido como en su casa: paredes tapizadas de libros, una estufa antigua, maquetas de artefactos; el ambiente del lugar que lleva su nombre hubiera, sin duda, conjugado con su inspiración.

Y eso más aún siendo el lugar una dependencia de la Maison d'Ailleurs. Fundada en 1976 en Yverdon, en el cantón de Vaud, por el escritor y enciclopedista francés Pierre Versins, este museo es el único de su género en Suiza.

Desde que se estableció en el museo un espacio dedicado a la obra de Verne, Michel Strogoff, Philéas Fogg o el capitán Nemo tienen ahora allí su derecho de residencia. Con su decisión de donar su colección de Julio Verne a la villa en 2003, Jean-Michel Margot ha dado el impulso decisivo hacia la ampliación del museo.

Domiciliado hoy en Estados Unidos, este geólogo, documentalista e informático suizo ha coleccionado durante más de cincuenta años todas las piezas que tienen alguna relación con el escritor nantés: ediciones raras o únicas, carteles, documentos audiovisuales, juguetes, artículos críticos; su pasión lo ha llevado a reunir unos 20.000 objetos.

Enciclopedismo

"Encierre a un estudiante en el Espacio Julio Verne. Saldrá de ahí con una tesis." Ésta es la promesa que gustan reiterar Jean-Michel Margot y Patrick Gyger, el conservador de la Maison d'Ailleurs.

Para él, la colección Margot se inscribe idealmente en el museo porque la ciencia-ficción se debe a Julio Verne. "Su obra es un proyecto global de la descripción del mundo. Lleva además el subtítulo 'Los mundos conocidos y desconocidos'", destaca Patrick Gyger. "Esta visión holística nos ha interesado en especial. Refleja la tarea increíble que se ha endorsado el siglo XIX, es decir, acceder a la totalidad de los conocimientos."

Hombre de su época, Julio Verne estaba impregnado de este espíritu enciclopédico que ha contribuido a perpetuar. A partir del momento en el que la ciencia y las tecnologías comenzaron a levantar el vuelo, quiso efectivamente despertar el interés de las masas por medio de la ficción.

En cuanto al calificativo de visionario que se le atribuye con frecuencia —gracias sobre todo a las descripciones de vehículos como el Epouvante, un aparato multifuncional que podía transportar a los pasajeros sobre y en el agua, al igual que en el aire y sobre tierra—, el modesto escritor lo recusaba.

"Mi objetivo no era el de profetizar, sino el de aportar a los jóvenes conocimientos geográficos, cautivándolos de la manera más interesante posible", escribió por ejemplo en 1902, tres años antes de su muerte.


Ediciones de lujo

Es un enfoque que aún hoy seduce a los lectores. "Después de su visita con ocasión de la inauguración el pasado sábado, muchos de entre ellos tenían ganas de volver a leer a Julio Verne. Los libros puestos en venta desaparecieron enseguida, revela Patrick Gyger.

El nuevo Espacio posee un fuerte poder sugestivo. Desde el museo, se accede a él a través de una pasarela aérea vidriada y desarticulada. La sala de espectáculos en el antiguo casino de la villa aún posee las butacas originales, en las cuales los visitantes pueden acomodarse para ver extractos de emisiones radiofónicas o televisivas consagrados al autor francés.

Enfrente, en lo que queda del escenario, trona el gran affichotron. Este gigantesco sistema de cremallera, realizado por el productor de autómatas suizos, François Junod, refleja la fascinación del siglo XIX por la máquina. Permite hacer desfilar verticalmente los carteles y las reproducciones de los grabados que adornaban las novelas vernianas.

Asimismo impregnadas del espíritu de su tiempo, estos grabados son un testimonio de la genialidad del famoso editor Pierre-Jules Hetzel, que, además de Julio Verne, ha editado los nombres más grandes de la literatura decimonónica francesa, de Balzac a Zola. Para hacer del libro un objeto del deseo, decidió reunir a ilustradores y escritores.

Es así como la obra los Viajes extraordinarios será publicada en los folletines, pero también en los libros en gran formato. Popularizada con cubiertas ricamente ilustradas de rojo, azul y oro, sus libros se han convertido hoy en objetos codiciados por los coleccionistas.

La herencia verniana de las revistas pulps

En la biblioteca del Espacio Julio Verne, que aloja también numerosas obras emblemáticas de la literatura de viaje, las ediciones lujosas de Hetzel están colocadas al lado de las revistas pulps. De buen precio, estas publicaciones fueron muy populares en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX.

Estas revistas, que deben su nombre al papel de escasa calidad en el que se imprimían (woodpulp, voz inglesa para 'pulpa de madera'), pronto se especializaron. Y las ediciones especializadas en ciencia-ficción encontraron su figura titular en Julio Verne, cuyas novelas se presentaban al lado de las de H. G. Wells.

Mientras su Francia natal pasó de él —no será rehabilitado en ese país hasta en los años 50—, el autor de La vuelta al mundo en ochenta días siguió su itinerario en el imaginario humano en el otro lado del Atlántico; lo cual demuestra al mismo tiempo que la literatura es el mejor método para conseguir la inmortalidad.

Swissinfo, Carole Wälti
(Traducción del francés: Antonio Suárez Varela)

URL del artículo: http://www.swissinfo.ch/spa/swissinfo.html?siteSect=105&sid=9846494&ty=st

Espacio Julio Verne: http://www.ailleurs.ch/index.php?s=fr&m=8

1 comentario:

  1. ¡Gracias!, Allan. En Barcelona sólo tenemos un pub en la Ramblas que se llama Jules Verne, pero está decorado como un pub inglés, sin otra referencia verniana. Si Verne levantara la cabeza, con la manía que le tenía a los ingleses. Ya he visto por Internet el restaurante de Budapest, copio enlace, es curioso:
    http://www.magyar.vernerestaurant.com/

    ResponderEliminar