EL CINE SEGÚN HITCHCOCK

Cuando era más joven y cinéfilo que ahora, recuerdo que la lectura de este librito de Alianza Editorial fue para mí, como diría el Rey: “motivo de honda satisfacción”. Seguro que habrá mejores e ilustradas ediciones, pero esta es una pequeña joya que no debería faltar en la biblioteca de ninguna persona con inquietudes culturales, sea cinéfilo o no.

Tener a un maestro consagrado y a uno en ciernes hablando sobre cine, es un gustazo y, además, descubrirán por fin que es un “MacGuffin”. Estos días se conmemora el 30 Aniversario de la muerte de Alfred Hitchcock y en la prensa se habla de ello.

No sé muy bien quién es el responsable de poner las fechas de las conmemoraciones y aniversarios, pero a veces parece que se hacen de una forma bastante arbitraria. Lo que sí sé, porque lo sufro, es que los que escribimos sobre asuntos culturales necesitamos una disculpa, justificar nuestro escrito… lo que en el argot del “plumilla” se llama una “percha”. Un aniversario, el estreno de una película, etcétera, en fin…

Pero hablando de Hitchcock, parece que era un gran aficionado a leer y escribir relatos cortos, y no sólo lo digo por los que llevó a la televisión en su famosa serie de “Alfred Hitchcock Presenta”, sino porque muchas de sus películas están basadas en relatos o novelas cortas. Este es el caso de La ventana indiscreta, que es un relato de Cornel Woolrich. Y que decir de Psicosis, cuya historia está sacada de una novelita de Robert Bloch. Los pájaros es una narración de Daphne du Maurier. Luego están las novelas de Patricia Highsmith, Extraños en un tren y una novela de Pierre Boileau y Thomas Narcejac que se llevó al cine con el título de Vértigo, aunque en España se tituló De entre los muertos. Hitchcock decía que él no hacía misterio, sino suspense. El misterio es más un mecanismo intelectual, el suspense es emocional. Pues eso, sea con el cine, la lectura, la música, la mirada o una caricia, llenemos nuestra cuenta corriente emocional, ya que la otra, estando a final de mes, debe estar tiritando.

© JAVIER CORIA