Páginas

miércoles, 3 de febrero de 2010

RAMÓN Y CAJAL: ¿ESCRITOR DE CIENCIA FICCIÓN?

Conocido es que Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de medicina en 1906, tiene una considerable obra publicada que se mueve entre el género de las memorias y la divulgación científica. Exactamente publicó 22 libros y 271 artículos científicos. Entre sus obras científicas se encuentra la obra cumbre de la ciencia española: Textura del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados y un librito de divulgación científica al que le tengo un particular cariño, se trata de Los tónicos de la voluntad: Reglas y consejos sobre investigación científica. Por no hablar de sus artículos en los periódicos que firmaba con el seudónimo de “Doctor Bacteria”. Pero menos conocidos son sus textos –algunos perdidos- de otros géneros literarios como el ensayo, la poesía o los relatos cortos. De éstos últimos voy a hablar.

Las narraciones que nos ocupan pudieron, por desgracia no lo fueron como veremos, ser el comienzo de una obra literaria parecida a la novela científica británica cuyo mayor representante fue H. G. Wells, y digo esto porque los cuentos de Cajal, al igual que las novelas del autor de La guerra de los mundos, ahondaban en las implicaciones filosóficas, sociales y éticas de los avances científico-técnicos.

Cajal escribió hasta doce narraciones pseudos-científicas, como él las llamaba, pero sólo cinco vieron la luz en 1905, aunque fueron escritas entre 1885 y 1886. Cuentos de vacaciones: Narraciones pseudos-científicas, reúne cinco cuentos, a saber: A secreto agravio, secreta venganza; El fabricante de honradez; La casa maldita; El pesimista corregido y El hombre natural y el hombre artificial. Con un estilo no tan ameno como el de Wells, Cajal aborda las historias con un tono satírico y pedagógico, pedagogía un tanto ingenua para un lector actual. En el primer título y en el segundo, citados arriba, Cajal utiliza un argumento parecido, muy novedoso para su época. Se trata de la utilización de drogas para el control social de las masas y los delincuentes. Aunque antes de ello y en el primer cuento nos encontramos con un asesinato por celos. Para llevar a cabo el crimen se inyecta a la víctima la tuberculosis bovina… ¿Una anticipación de la guerra bacteriológica?

En La casa maldita, la moraleja es simple, no caer en las supersticiones. Si en El castillo de los Cárpatos de Julio Verne, toda una fenomenología paranormal que sucede en la casa tiene su explicación en la física, en la novela de Cajal es la química la que nos tranquiliza ante lo extraño. Es curiosa la aparición en la trama del padre del espiritismo, Allan Kardec, cuya obra conocía bien Cajal. En El pesimista corregido encontramos, quizás, el primer mutante de la literatura fantástica española. El protagonista está dotado con el poder de una visión microscópica que le conduce a la locura. En El hombre natural y el hombre artificial encontramos un asunto que trató mucho Cajal en sus ensayos filosóficos, el debate entre el discurso científico y el religioso, entre el estudio de la teología y el de la observación de la naturaleza.

¿Por qué estos cuentos no tuvieron ninguna influencia en su época? ¿Por qué no fue la punta de lanza de un género parecido a la Scientific Romance británica? Pues porqué no tuvieron ninguna difusión, se puede decir que se editaron clandestinamente. Fue el propio Cajal quién autoeditó estos cuentos para regalarlos en su círculo de amistades. La pedagogía científica de estos cuentos, y otros que no vieron la luz, se quedaron en el camino por la propia autocensura del autor que temía que las ideas contenidas en estas narraciones fueran objeto de censura de las instituciones de la época. Cajal temía poner en peligro su labor científica y su prestigio al dedicarse a un género considerado “menor”.
© JAVIER CORIA

AYUDA: La imagen de esta pieza corresponde a la edición de los cuentos en la simpática “Enciclopedia Pulga” de Ediciones G.P. de Barcelona. Las portadas son de Coll, pero desconozco si se trata de Alejandro Coll o José Coll, si algún amable lector conociera el dato… Y puestos a pedir, como ven, sólo hay cuatro títulos, El hombre natural y el hombre artificial no lo encuentro en mis pesquisas por librerías de lance. Si alguien lo ve, que me deje un mensaje. Gracias.

ÚLTIMA HORA: Para toda persona interesada en profundizar, en la faceta del Ramón y Cajal escritor, les informó que publicaré un artículo más ampliado en el próximo número de abril de la revista de historia CLÍO.

5 comentarios:

  1. Muy interesante entrada...lamentamos no poderte ayudar.

    ResponderEliminar
  2. ¡Gracias! a Manolo, que se encuentra en mí misma situación, sólo tiene los cuatro títulos que tengo yo. Y que vayan bien las pesquisas...

    Y gracias, nuevamente, a Esther i Toni, por leerme y por la pista de esa "secta" (blog) de bibliófilos que tienen que ver con el gran J. Barba.

    ResponderEliminar
  3. Años ha,devoré"Epitafios";ahora que podemos seguirte aquí...no te vamos a dejar escapar.

    ResponderEliminar
  4. Estimado Javier. Llego hsta aquí por una polémica con alguien de mi amistad, que se empeña en decir que don Santiago no escribió literatura. Ya le pasé el enlace y te paso la posta por si insiste. Yo he leído sus charlas de café, un libro maravilloso.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, Marcelo,la obra memorística de Cajal es muy importante, pero también escribió poesía, ensayo y, como digo aquí, relatos y cuentos cortos.

      Eliminar