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martes, 12 de enero de 2010

DIARIO DESDE EL INFIERNO


“Me han interrogado dos veces. Latigazos. Delaté a Vic1. Soy débil. Merezco desprecio. Me aterroriza el dolor. Pero no tengo miedo a morir. Esta noche estoy pensando en Bella. He llorado por todo el dolor que le he infligido. Si salgo con vida, Bella y yo tenemos que tener un hijo”.

Petter Moen
era un tipo sencillo. Un empleado noruego que cada mañana se dirigía a una gris oficina de seguros de Oslo. Pero la vida y sus circunstancias le tenían preparada una importante misión. Durante la Segunda Guerra Mundial y tras la ocupación nazi de Noruega, Moen fundó y dirigió el más importante periódico de la resistencia. El Lonndon Nytt trascribía las noticias de la BBC y llegó a ser el periódico de más tirada de su época. En enero de 1944, el reconvertido en periodista resistente, fue elegido para coordinar todas las publicaciones clandestinas del país. Pero el 3 de febrero del mismo año fue detenido y encarcelado por la Gestapo. En este cautiverio de siete meses, Moen escribió un singular diario. Con un clavo y perforando las letras en unas hojas de papel higiénico de 16,5 X 19,5 centímetros, el periodista fue documentando el día a día de su encarcelamiento. Los primeros meses estuvo completamente aislado, y luego junto a otros presos. Las hojas del diario, de cinco en cinco, las envolvía Moen en otra hoja y lanzaba el conjunto por una rejilla de ventilación, sin saber a dónde iban a parar.
“Hoy cumplo 43 años. He desperdiciado mi vida y me merezco el castigo que ahora me inflige una mano injusta. Hoy deambulo en mis pensamientos por las afueras de la cuestión de la felicidad. Nunca en mi vida he sido feliz –ni un solo día-. Pero he sido infeliz muchas veces – hasta el borde del suicidio-. A partir de ahora buscaré la felicidad. ¿Tal vez exista en la fe –en el sacrificio- en el rezo? Ahora puedo arrodillarme y rezar. No tengo fe, pero pido fe. Extraño –¡¡Extraño me resulta que este sea yo!! ¿Hacia dónde se encamina esto?”

El 8 de septiembre de 1944, Moen moría en un naufragio junto a otros 400 detenidos que eran conducidos a Alemania. Seis meses después de acabada la guerra, uno de los cinco supervivientes del hundimiento del barco informó a la policía noruega de la existencia del diario. Lo encontraron allí, en el antiguo cuartel general de la Gestapo. Eran unas hojas y unas fotos que estaban ligeramente humedecidas. El texto sólo se podía leer al trasluz. Junto al tosco papel, un clavo con un mango de madera.

En 1949 se publicaron los diarios en Noruega, años después en EE..UU. En 2009 nos llegó la primera edición en castellano que ahora les comento.

“Si esto acabara en la muerte desearía que se salvara mi diario”

Y así fue.
© JAVIER CORIA

CITA: “No se tardará en reconocer que las obras más radicales de nuestra literatura surgieron de los objetivos menos literarios: todas esas informaciones, cartas, diarios íntimos nacidos en las grandes cacerías humanas, emboscadas y desolladeros de nuestro tiempo." Ernst Jünger.

NOTA: “Diario”, Petter Moen, prólogo de Martín Cerda, traducción y epílogo de Cristina Gómez Baggthun. Ed. Veintisiete Letras, Madrid, 2009.



POST SCRIPTUM: Fallece Miep Gies, la mujer que ayudó a esconderse a la familia de Anna Frank. Enlace noticia:
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=677447&idseccio_PK=&h=100112

2 comentarios:

  1. Que estremecimiento me ha producido leer esta reseña, Javier. Interesantísimo la historia, desgarradoras las circunstancias de la elaboración del diario. Qué pena que Moen no pudiera dedicarse a su propósito de ser feliz después de llegar a esa conclusión.

    Este libro va a mi lista de pendientes de compra. Ay, cuantas lecturas y qué vida tan limitada...

    Besos.

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  2. Sí que es estremecedor, Ilona. Por Internet se pueden ver fotos de las páginas perforadas del diario... y yo me quejo porque estoy escribiendo esto con las manos heladas.

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