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martes, 11 de septiembre de 2018

La leyenda de Grantville Whithers




La leyenda de Grantville Whithers

Por Dirck Halstead.

La semana pasada, mientras cubríamos la visita del Presidente Clinton a Londres, el fotógrafo de Newsweek Wally McNammee y yo, nos encontramos en un autobús de prensa estacionado frente al Hotel Churchill en Mayfair.

Ambos nos encontramos diciendo lo mismo..."¿te acuerdas de la última aparición de Grantville Whithers?".

Como todos sabemos, los fotógrafos de prensa pasan mucho tiempo esperando su próxima fotografía. No importa qué tan relevante sea la historia, aquellas largas horas de tedio a menudo conducen a la travesura. El Cuerpo de Prensa de la Casa Blanca puede ser el más pícaro de todos. Durante las últimas dos décadas una de las leyendas del grupo ha sido Grantville Whithers.

Sir Grantville Whithers es uno de los fotógrafos más distinguidos del mundo. Miembro y anterior presidente de la Real Sociedad Fotográfica Británica, ha sido íntimo de Reyes, Reinas, Primeros Ministros y Presidentes. Su acceso al mundo de los ricos y poderosos no ha sido superado.

Además Grantville Whithers no existe.

Nadie sabe a ciencia cierta cuándo apareció por primera vez en la escena de los eventos más importantes alrededor del mundo, pero sospechamos que puede haber sido una fabricación del fotógrafo Robert Doherty, hasta fechas recientes jefe de la Agencia de Fotografía de Washington para la Prensa Asociada (Associated Press). Hijo del aburrimiento, Lord Whithers fue diseñado para probar el temple de los fotógrafos jóvenes en sus primeros viajes presidenciales al extranjero.

Al menos uno de sus blancos dejó el oficio tras su encuentro con Whithers.
Con el tiempo, Doherty encontró cómplices para tejer su red, incluyendo a McNammee y, debo admitir, a mí.

En 1982, Nancy Reagan viajó a Inglaterra con motivo de la Boda Real de Diana y Carlos. En su cuerpo de prensa estaban Doherty, McNammee y yo. También iba, haciendo su primer viaje de ultramar, un joven fotógrafo de la Prensa Unida Internacional (United Press International), Chaz Cancellare. Chaz era sobrino del famoso fotógrafo de UPI de la Casa Blanca Frank Cancellare, y sólo llevaba unos cuantos meses cubriendo la Casa Blanca.

Chaz estuvo dando vueltas en la cama durante su primera noche en Londres. Poco después del amanecer sonó el teléfono de su mesa de noche en el Hotel Churchill. Un soñoliento Chaz levantó el auricular para escuchar los siguientes tonos lúcidos de un caballero británico:

"Sr. Cancellare...¡Whithers llamándole! Sir Grantville Whithers.

"Soy un gran admirador de su difunto tío Frank Cancellare. Éramos camaradas en el círculo de prensa durante la guerra, y debo decir que jamás he olvidado las amabilidades que tuvo conmigo. ¿Me pregunto si sería posible que nos encontráramos para tomar té esta mañana? Estoy muy cerca de su hotel y le estaría muy agradecido si fuera tan gentil de encontrarse conmigo en el café de su hotel en una media hora.".

Chaz se levantó a tropezones de la cama, se vistió rápidamente y se dirigió al café. Pasó la siguiente hora sentado en una mesa esperando a su visitante. Finalmente, fue a la caja a preguntar si alguien sabía algo de Whithers, y la mesera le tendió una nota que decía, "Lo siento terriblemente pero me he retrasado, pero trataré de llamarle en las próximas horas.".

 
Chaz volvió a su cuarto donde esperó junto al teléfono hasta que finalmente llegó la hora de reunirse con el grupo para las primeras fotos del día.

Ya tarde esa misma noche, con el horario desfasado, Chaz se fue a la cama, pero tan pronto se había adormecido sonó el teléfono otra vez.

"Sr. Cancellare, Whithers, llamándole, debo ofrecerle las más humildes disculpas, pero Lady Diana requirió de mi presencia casi todo el día, y recién ahora estoy disponible. Sé que debe estar exhausto, pero si fuera tan amable de verme en el bar, quisiera hacerle una proposición.".

Chaz volvió a vestirse y llegó tambaleándose de sueño al bar del vestíbulo. Estaba desierto.

Se sentó en el bar a esperar. Pasaron unos minutos y el cantinero le tendió el teléfono.

"Sr. Cancellare, Whithers llamándole de nuevo, estoy terriblemente apenado por mi grosero comportamiento, pero me llamaron de último momento del Palacio y tuve que ir corriendo.".

Ya para entonces, Chaz estaba furioso y a punto de decírselo cuando Whithers prosiguió.

"Sr. Cancellare, como le dije esta mañana, siempre me he sentido obligado con su maravilloso tío y quizá, con su indulgencia, tenga una manera de pagar mi obligación. Debo pedirle su más extrema discreción en este asunto por razones que muy pronto haré evidentes.".

A estas alturas, Chaz ya no sabía qué pensar, mientras Whithers proseguía, "como quizá sepa, como antiguo funcionario de la Sociedad Fotográfica Real, con los años he tenido la fortuna de obtener el patrocinio del Palacio. Como consecuencia, se me ha concedido el privilegio de permitirme colocar una cámara operada a distancia en el Carruaje Real cuando Lady Diana y el Príncipe Carlos se dirijan al Palacio después de la ceremonia matrimonial. Mi propósito por supuesto es poder registrar el evento no con fines comerciales, sino como mi regalo de bodas a la Princesa.

Sin embargo, no hay razón por la que yo no pudiera permitir que su organización procesara la película y usara las fotografías, bajo el entendido explícito de que usted jamás podrá revelar cómo las obtuvo. Usted puede llevarse todo el crédito por las fotos, con la condición de que me regrese los negativos originales más tarde ese día. Por supuesto, si alguien descubriese que existe semejante cámara, las repercusiones serían terribles.
Entonces, Sr. Cancellare, ¿le parece interesante esta propuesta?".

La cabeza de Chaz iba a mil por hora... "Dios mío, ¡¡la exclusiva más importante de todos los tiempos!! ¡Y puede ser MÍA!" Mientras Chaz balbuceaba lo encantado que estaría, Whithers concluyó "Magnífico, Sr.Cancellare, su tío hubiera estado muy orgulloso.".

En este punto de nuestra historia, se reclutaron cómplices. El primero fue Charlie McCarty quien era entonces el encargado de las fotografías de UPI en Europa. Charlie fue puesto al corriente de la travesura Whithers, para que estuviera preparado para el desarrollo de los siguientes acontecimientos. Después de otra noche sin dormir, Chaz llamó a la agencia de UPI en Londres para contarles la buena suerte que le había sobrevenido.

McCarty, quien tomó la llamada, se impresionó adecuadamente, pero le advirtió a Cancellare, "¡No dejes que ésta se te vaya de las manos, muchacho!".

Durante el siguiente par de días Cancellare estaba distraído, por no decir otra cosa.
Otro cómplice reclutado fue Brenda Draper, la editora de fotografías en Londres de la revista TIME. Brenda se convirtió en la fiel secretaria de Grantville Whithers quien ahora llamaba a Cancellare regularmente poniéndolo al día de sus movimientos, y dándole razones de por qué Whithers faltaba a sus citas con él, debido a las presiones de reunirse con la Realeza en sus estancias en el campo.

Conforme se acercaba el día de la boda Cancellare se estaba poniendo desesperado. Por mucho que intentaba, no lograba acudir a sus citas con Whithers. Iba y venía en su cuarto de hotel, sin salir para comer, mientras empezaba a ver su futuro escapándosele de entre las manos.

Ante la desesperación, llamó a la agencia UPI, y esta vez contactó a Ted Majeski el editor-administrador de fotografías. Majeski no había sido alertado de la broma. Chaz dejó escapar que no importaba cuánto había intentado no había podido contactar a Whithers para hacer los arreglos finales.

Majeski sospechaba que otra organización de algún modo se había enterado de la gran exclusiva, y había hecho una mejor oferta. En este punto, temeroso de que se le adelantaran a UPI, llamó al secretario de prensa del Palacio para exigir acceso a las fotografías de Whithers.

Ahora, Scotland Yard fue llamado a intervenir en el caso. ¿Quién era Grantville Whithers y cómo había logrado infiltrarse en el carruaje Real? Se hicieron llamadas de Scotland Yard a todas las organizaciones de noticias tratando de averiguar con quién estaba tratando el tal Grantville Whithers.

Recibí una llamada de una Brenda Draper llena de pánico, quien había sido llamada a la oficina Bonnie Angelo, jefe de la revista TIME, para averiguar qué sabía sobre este plan. Se le dio la instrucción de conseguir si era posible la exclusiva para TIME, y si no se podía lograr eso entonces había que descubrir a Whithers.

Ahora que la Realeza, Scotland Yard, y todas las organizaciones de noticias trataban desesperadamente de encontrar a Whithers, y con un Chaz Cancellare al borde del agotamiento nervioso, Whithers decidió desaparecer.

No ha sido visto desde entonces, pero nunca se sabe, puede que vuelva a aparecer uno de estos días.

Con el tiempo Chaz Cancellare entró a estudiar leyes, y hoy en día es un abogado que se especializa en casos de fraude.

Fuente: Revista Zonacero, primero de junio de 1997. Foto portada: Dirck Halstead.

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