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lunes, 5 de noviembre de 2012

DE FAJAS Y OTRAS HIERBAS



Llegaron a mi correo unas fotos, siento no poder poner la fuente porque no me la indican, sobre unos casos espeluznantes de niños robados. En este blog ya hablamos seria y cumplidamente de ello aquí y aquí. Pero en el caso que nos ocupa es muy grave, como verán en las fotos de abajo. El primero es un caso de dos gemelas separadas al nacer, y el otro es el de un conocido dirigente político que fue separado de su madre poco después de que le hicieran la foto con ella, cuando era un recién nacido.

Las gemelas separadas

El bebé con su madre biológica

El retoño hecho un hombre de provecho

Me llagaron las fotos cuando estaba ocupado en un reportaje de investigación que pronto verá la luz, pero aquí tienen un adelanto:

¿Eduardo Punset de joven tenía el mismo peluquero que el escritor Georges Perec? Los dos nacieron el mismo año, 1936, aunque el segundo dejó este mundo en 1982. Miren estas fotos y juzguen ustedes:

Eduardo Punset, antes de anunciar pan de molde

Georges Perec recién salido de la pelu

En fin, estaba con estas cavilaciones cuando, apropósito de la anterior entrada sobre Portadas Clonadas, recordé que otra de las cosas que más me molestan del mundo editorial, a parte de que aún no me hayan descubierto como joven promesa que soy de las letras patrias, les decía, que lo que más me molesta son las dichosas fajas publicitarias de los libros. Las odio. Nunca sé qué hacer con ellas y siempre terminan en la papelera más cercana. ¿Y qué me dicen de los textos?, algunos toman directamente por tontos a los lectores…, pero como no tengo tiempo para entrar en más profundidades, aquí les dejo un texto que escribí hace 6 años sobre este particular.

DE FAJAS Y MARKETING

Cuando en 1839, monsieur Dupont dio a la imprenta La cartuja de Parma -la última novela de Stendhal que se publicó en vida del autor francés- quiso curarse en salud poniendo un reclamo para los lectores, a modo de cebo, que rezaba: “Ambrosio Dupont, editor de Las memorias del Diablo, de Federico Soulié” aludiendo a un autor de folletines de moda, el editor quería buscar la complicidad  y la confianza de su público y mitigar en lo posible las escasas ventas que vaticinaba; cosa que por otra parte sucedió, porque tuvo que vender los libros sobrantes a los especieros para que utilizaran el papel como envoltorio de sus productos. ¡Qué cosas!, hoy nadie recuerda las diabólicas memorias y La cartuja de Parma es un clásico de la literatura universal.


En esta anécdota pensaba (bueno, es mentira, se me ocurrió después) cuando en una reciente edición de bolsillo de Drácula pude leer en la faja: “Novela en la que se basó Elisabeth Kostova para escribir La Historiadora. ¡Toma ya!, el mundo al revés, un clásico del terror que se publicita citando una mediocre secuela del libro de Bram Stoker.  Por lo menos, en el caso de Stendhal estaba justificada la argucia porque era un autor de minorías en su época, pero Drácula, aunque sólo sea por las innumerables versiones cinematográficas, tiene la popularidad suficiente como para no necesitar el aval de la autora del último bestseller. Por un momento me entró el pánico. ¿Se imaginan a los clásicos avalados por los actuales plumillas del sistema? No. ¡Qué no quiero verlo!  


Paseando hace unos días por la sección de libros de unos grandes almacenes me sorprendió la cantidad de fajas publicitarias que tienen los libros, y las chorradas que se inventan los editores o publicistas para poner en ellas. Son para tontos las que ponen 210.000 ejemplares, como en los premios Planeta, cuando esta suele ser la tirada inicial de dicho premio. O una que decía: “Matilde Asensi, la Pérez-Reverte femenina”. O las que pasan a matar directamente a otros autores cuando se dice: “El nuevo Paul Auster”. Pero ¡coño!, si Auster está vivo, autoplagiándose con mucha fortuna, que lo vi yo en los Premios Príncipe de Asturias por la tele, con sus gafas rotas y todo, y haciendo suspirar a más de una y de un periodista.

¿Es un efecto óptico o le falta una varilla de las gafas?

En fin, que a la vista de tantas tonterías, se me han ocurrido los textos que podrían llevar en las fajas unas cuantas novelas:

(Pasiones romanas, de María de la Pau Janer)
“Para presumir entre sus amigos de haber leído la peor novela del año”

(El Quijote, de Miguel de Cervantes)
“Libro que inspiró a Francisco Rico para vivir del cuento”

(Corazón tan blanco, de Javier Marías)
“Densa, críptica, a veces subterránea, muestra de la mejor literatura disléxica escrita en un idioma que recuerda remotamente al castellano”

(El viento de la luna, de Muñoz Molina)
“Patriótica exaltación del botijo, la caspa y el tocino”

(Melocotones helados, de Espido Freire)
“Asombroso ejercicio de simpleza e insustancialidad de una autora que destaca en este género”

© Javier Coria

Publicado originalmente en la versión en papel de La Fiera Literaria, nº 186, diciembre 2006

9 comentarios:

  1. Yo creo que las gemelas son las madres respectivas de Punset y Perec, o los cuatro compartían peluquero. Tampoco me gustan las fajas en los libros, pero sí los puntos de libros. Genial y divertida entrada.

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  2. Javier, és sólo una observación, pero no te veo futuro como literato de fajas librescas. Y no por la calidad, que el público en general te lo agradeceríamos, sino por tu manera telegráfica de retratar el contenido al margen de los intereses de la editorial que es quien paga...

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  3. Me lo temía, amigo Galderich, otra puerta que se me cierra. Buscaré futuro redactando esquelas.

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  4. ¡Huy! lo que ha dicho de Javier Marías, al profe vas.

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  5. Hay textos de fajas que son para una antología, a mí me "encantan" las que, como el que mezclan ingredientes de un cocido, citan pretendidas referencias. Un ejemplo inventado: "Tiene un poco de Vila-Matas, un poco de Bukowski y de un Bolaño inspirado".

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  6. Por lo menos las suyas tienen algo de "arte".
    "Jartita" estoy de esas fajas que suelen salir hechas un guiñapo cuando metes mano a la biblioteca. Hace años que las tiro en cuanto compro el libro (para lo que sirven...)
    Por cierto, totalmente de acuerdo con Margot.

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  7. Me he reído mucho, la foto de Punset de joven, un descubrimiento.

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