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jueves, 3 de febrero de 2011

OTRO PÓSTUMO DE BOLAÑO


¿Qué quieren que les diga?... estas cosas siempre me producen sensaciones encontradas. Por un lado creo que se debe respetar la voluntad de los escritores cuando es manifiesto que no quisieron publicar una obra, no digo que en este caso lo sea. Y por otra parte entiendo que es bueno conocer el máximo de la obra, incluso la fallida, para mejor comprender a un creador.

Por ejemplo, otra novela póstuma de Bolaño como El Tercer Reich me hizo comprender porque Bolaño la encerró en un cajón y nunca la dio al editor, era una obra menor. Pero claro, todos conocemos la necrofilia de los editores que les encanta un autor desaparecido del que se empiezan a exhumar manuscritos inéditos y publicar hasta los ejercicios escolares de cuando iban al jardín de infancia. Todo esto cuando el propio Bolaño escribió este pequeño y hermoso poema que resumía su carrera literaria hasta entonces:


MI CARRERA LITERARIA

Rechazos de Anagrama, Grijalbo, Planeta, con toda seguridad
también de Alfaguara, Mondadori. Un no de Muchnik,
Seix Barral, Destino... Todas las editoriales... Todos los
lectores...
Todos los gerentes de ventas...
Bajo el puente, mientras llueve, una oportunidad de oro
para verme a mí mismo:
como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo.
Escribiendo poesía en el país de los imbéciles.
Escribiendo con mi hijo en las rodillas.
Escribiendo hasta que cae la noche
con un estruendo de los mil demonios.
Los demonios que han de llevarme al infierno,
pero escribiendo.

En fin, aquellos que lo rechazaban, ahora lo venden como el gran maestro y, en mi opinión, ni lo uno ni lo otro. Les dejo con esta nota de prensa:

Los sinsabores del verdadero policía, obra póstuma de Roberto Bolaño. El escritor puso el punto y final en el año 2003. El propio Bolaño la describió como “enredo demencial que no hay quien entienda”.

Efe / Barcelona / J. Moreno

Los sinsabores del verdadero policía (Anagrama) devuelve a la actualidad al escritor chileno Roberto Bolaño. Esta obra póstuma recrea su estilo y su territorio literario pese a su carácter de obra de juventud, ya que la empezó a escribir en los años ochenta, aunque no puso su punto y final hasta 2003.

La viuda del escritor, Carolina López, en una nota editorial al final del libro informa de que la novela está integrada por tres escritos: 'Los sinsabores del verdadero policía' y 'Asesinos de Sonora', de 50 y 100 páginas respectivamente, localizados en el ordenador del escritor. Además, hay un texto, en parte mecanografiado con una máquina de escribir eléctrica y en parte impreso desde un ordenador sin archivo informático.

Este último texto mecanografiado, y cuyo título es también Los sinsabores del verdadero policía, es, dice, "una novela completa de 283 páginas, clasificada en siete carpetas, cinco de las cuales se encontraban en la mesa de trabajo del autor, junto con otros materiales relativos a 2666, en tanto que las otras dos partes se descubrieron al organizar su legado".

Sus historias y protagonistas transitan por otras novelas de Bolaño como Estrella distante, Llamadas telefónicas, Los detectives salvajes y 2666, cuyo centro oculto quizás podría estar constituido por la presente novela. Además, comparten algunos de los personajes, como Amalfitano, su hija Rosa y Arcimboldi.

Bolaño en estado puro

El editor Jorge Herralde ha asegurado que "la lectura de la novela nos convence de que estamos ante una obra de una calidad literaria extraordinaria, en el territorio de 2666 y Los detectives salvajes, es decir, del Bolaño en su mejor forma".

Un territorio literario en el que, como puntualiza Herralde, ya aparece "el gran Bolaño de la madurez" y persiste "el joven Bolaño poeta".

En el prólogo de la obra, el crítico Juan Antonio Masoliver Ródenas señala que Los sinsabores del verdadero policía, como 2666, es "una novela inacabada, pero no una novela incompleta, porque lo importante para su autor no ha sido completarla sino desarrollarla".

La gran aportación de Bolaño a la literatura es la "provisionalidad", sostiene Masoliver, "una escritura visionaria, onírica, delirante, fragmentaria y provisional" que rompe con la realidad tal como se había entendido hasta el siglo XIX.


En relación al título, "el menos Bolañano de sus títulos", anota Masoliver, el autor optó de manera "definitiva" por uno "descriptivo, largo, sin el ritmo a que nos tiene acostumbrados y sin la mínima provocación o extrañeza" que tenían Detectives salvajes o Putas asesinas.

'Mi novela', desde 1995

En una carta de 1995, el propio Bolaño esbozaba esta novela: "Desde hace años trabajo en una (novela) que se titula Los Sinsabores del Verdadero Policía y que es MI NOVELA. El protagonista es un viudo, 50 años, profesor universitario, (con una) hija de 17, que se va a vivir a Santa Teresa, ciudad cercana a la frontera con los USA. Ochocientas mil páginas, un enredo demencial que no hay quien lo entienda".

Amalfitano, exiliado chileno, profesor universitario, viudo con una hija adolescente, descubre al lector, a través de la narración, el desencanto político, su amor a la poesía, que como en una paradoja del destino le obliga a abandonar Barcelona tras un escándalo y le llevan a la lejana Santa Teresa.

En este lugar mítico y fronterizo habitan oscuras historias de mujeres asesinadas, y también Pancho Monje, hijo de la dinastía de las Expósito, y otro joven, Castillo, falsificador de las pinturas de Larry Rivers para venderlas a ricos tejanos.

En Santa Teresa, Amalfitano se encontrará con un mago, Arcimboldi, que es asimismo un escritor francés y cuya obra narrativa, minuciosamente descrita en uno de los capítulos, despliega la complejidad de otra asombrosa literatura.

El sida, el desencanto de la izquierda, un Barça-Madrid de baloncesto, una clasificación de poetas, una loa al tabaco o un capítulo en el que un supuesto "biopic" (biografía cinematográfica) de Leopardi sería interpretado, "por amor al arte", por escritores como Vargas Llosa, Vila-Matas, Josefina Aldecoa, Martín Gaite, Muñoz Molina, Cela, Juan Goytisolo o Marsé son algunos pasajes y escenas de esta obra caleidoscópica.

FUENTE: El Mundo

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SOBRE EL MITO BOLAÑO

El autor devela la estrategia de marketing que impuso al escritor chileno, a quien conoció, como nuevo paradigma de la literatura latinoamericana en Estados Unidos. Una operación que, afirma, no le resta mérito a su obra: Aquí

Post Scriptum:

Habla Carolina López, viuda de Bolaño: Aquí

Y aquí un enlace a un artículo de Público sobre el agente literario que ahora lleva la obra póstuma de Bolaño: Los editores franceses plantan cara a 'El Chacal'

Gatopardo me envió este enlace:
La compañera final de Bolaño

6 comentarios:

  1. Ya sé que me pueden fusilar al amanecer por decir esto: A mí Bolaño me parece muy pesado y me aburre mucho, mucho, mucho... De "2666" no pude terminarlo, lo dejé a la mitad. Y lo de escribir sin llegar a ninguna parte, por el puro placer de la escritura, tampoco lo ha inventado él. Yo recomendaria leer la novela española de la la década de los sesenta o setenta, la llamada novela metafísica.

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  2. Cuando podamos, a ver si ponemos de moda lo de poner mordaza, grillos y mazmorra a la casta de las "viudas de escritor", junto con la casta de "esposas y musas", que son capaces de ordeñar un candil y sacar pasta de debajo de los folios.

    Los viudos son más discretos, dónde va a parar: con eso de que hay pocos que sobrevivan a una escritora, se dedican a dar palmas con las orejas, y dejan en paz las incontables obras póstumas que ni siquiera sacaron de la papelera.

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  3. Bueno, en concreto esta viuda estuvo manteniendo a su marido muchos años y es de ley que ahora (otra cosa son las aves de rapiña de los editores)saque todo el provecho posible a la situación, yo haría lo mismo.

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  4. Muy interesante la entrevista de la viuda que acabas de añadir. Me gustaría saber las disputas que parece que hubo con Herralde y, sobre todo, con la agencia Balsells.

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  5. Carolina Lopez no fue la albacea literaria nombrada por Bolaño para supervisar y administrar su obra, sino Ignacio Echeverría.

    Y sus disputas no son por preservar y velar por la obra de Bolaño, que se guardó muy mucho en vida de darle voz y voto literario, sino por interés puramente mercantil. Y que conste que lo de que mantuvo a su marido "muchos años" es muy relativo y poco comprobable.

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